CAPÍTULO 23

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Llevo una semana de estar en casa. Semana perfecta al lado de mi familia. Me he sentido perfectamente bien con ellos.  Sin embargo, ha sido una semana un tanto desconcertante en algunos momentos.

No he sabido nada de Jaden. No he sabido ni una sola noticia de él, desde aquel mensaje en el que me decía que debía perder todo contacto conmigo.

Debo admitir que ha habido ocasiones en las que mi mente ha sido demasiado cruel, y me he encontrado creando cientos de escenarios malos. Imaginando razones malas, dolorosas o crueles por las cuales él ha hecho esto. Razones que justifiquen su alejamiento.

He intentado muchas veces entenderlo y hacerme creer que debe tener una buena razón. Pero está la otra parte en mí, la insegura y fría, que ha empezado a crear cierto enojo hacia él.
Me queda una semana más en casa y estoy en la batalla más difícil de todas.

No quiero irme porque es difícil aceptar alejarme de mi familia de nuevo. No podré volver hasta las vacaciones navideñas en diciembre. Y quiero irme, porque me está matando la angustia de querer saber el porqué no he sabido nada de Jaden. Ansío volver y verlo para saber cómo está, aunque siento algo de temor al pensar que tal vez no lo vea de nuevo. Confieso que muchas veces he pensado que se ausente de la universidad y ya no lo vea al regresar.

Y en fin, esa es la odiosa batalla en la que me encuentro. Hay momentos muy buenos que me han ayudado a distraerme, pero cuando busco un rato a solas, lo hago sólo para alimentar mis dudas y temores.

—Dos jugos de naranja —dice Meredit cuando deposita los vasos en la mesa.

Fue un enorme gusto saber de ella de nuevo. Estamos en el centro comercial. Vinimos a dar un paseo y nos encontramos en una cafetería que ofrece deliciosos jugos y licuados naturales. Por pura coincidencia o mala suerte, es donde vi a Jaden la segunda vez. Cuando literalmente, salí huyendo para que él no me viera a mí.

—¡Gracias!— le regalo la mejor sonrisa que puedo, a pesar de que a penas soy consiente de mi alrededor por el profundo estado pensativo en el que me encontraba.

—Y, ¿cómo te va en Westwood?— sonríe y luego da un sorbo por la pajilla a su jugo.

Imito su gesto, probando el refrescante jugo y me encojo de hombros —Todo bien. He logrado adaptarme. La universidad es buena.

—Es enorme, ¿cierto?— se mueve ansiosa en su asiento, como esperando que le haga una eterna descripción de toda la universidad.

—Amm, sí —asiento —.Demasiado, diría yo. Te juro que el primer día casi me pierdo buscando la salida.

Ella tira una enorme carcajada y me hace reír también —¡Dios! Me imagino la jodida cantidad de chicos sexys que debes ver a diario —hace un gesto picaresco y muerde su labio inferior.

Su comentario me hace reír tanto, que casi me ahogo con el trago de jugo que intentaba hacer pasar por mi garganta.

Tengo un pequeño ataque de risa, de hecho, es más tos que risa. Pero muy a mi pesar asiento —Oh, sí.

—¡Que afortunada!— hace un puchero con su boca—. ¿Y ya lograse perder la soltería con alguno?— alza una ceja.

Ella y sus preguntas. A pesar de que no quiero reír lo hago y estoy segura que eso me delata. Ya que en este instante se me vino la imagen de Jaden a la mente, por lo cual, debo tener una sonrisa muy boba.

—¡Oh, por Dios!, ¡Si!— chilla emocionada y eso llama la atención de las personas en la mesa de la par, y la observan de manera extraña.

—Sshh —la intento callar —.No he dicho que sí —me cruzo de brazos y me recargo en el respaldar de la silla.

Del amor al odio [DAAO, LIBRO I] [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora