EPILOGO

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No todo en la vida, es duradero.

Ni la felicidad, ni la tristeza. Ni el bien o el mal. Ni el amor, ni el odio.

Solo es cuestión de perspectiva, la manera en que vivimos cada una de esas etapas. Algunas personas tenemos más problemas que otras asimilándolas y aprendiendo de ellas.

No he vivido demasiado, estoy segura que aún me faltan muchas cosas que vivir, que enfrentar, que superar.

Hacía mucho tiempo que mi vida no era una montaña rusa de emociones, que iban y venían. Estaba sumida en la monotonía y un estilo de vida organizado todo el tiempo, hasta que llegó él.

Hasta que su presencia hizo tambalear mi mundo de la manera más hermosa, haciéndome caer -literalmente- desde la primera vez que nos vimos . Hasta que sus penetrantes ojos azules me hicieron ver, que existe otro cielo. Hasta que su mundo envolvió el mío, para fundirlo con el suyo.

Pero sobre todo, hasta que él que me demostró, que a veces puedes sentir amor, al mismo tiempo que odias.

Mi montaña rusa sube y baja entre esos dos mundos. Baja del amor al odio, y vuelve a subir. Tal vez, he llegado a quedarme atorada en el medio. En ese punto donde prefiero quedarme con lo que soy ahora, sin él. Sin sentir nada por él.

Ha pasado un poco más de un mes, desde que lo vi por última vez. Desde que él se fue.

Sería exagerado decir que mi vida dio un giro de 360 grados durante este tiempo, pero realmente así fue, con todo lo que ha pasado.

El accidente, es la peor cosa que recuerdo. Aun me estoy recuperando. Me dejó inconsciente en el hospital, por casi una semana. Desperté con la imagen de mis padres, uno a cada lado, muriendo de la angustia y creería yo que desahuciados.

Como consecuencia; me fracturé una pierna, me torcí el pie derecho, tuve fuertes contusiones en la cabeza y casi me corto la vena de la mano derecha, con uno de los dijes de la pulsera que Jaden me regaló en navidad, porque se me incrustó en la muñeca. Aún tengo moretones en muchas partes del cuerpo.

Mi proceso de ''recuperación'' después que fui dada de alta en el hospital, lo tuve que pasar en un juzgado.

Mi padre levantó una denuncia contra Michael Jones, por intento de homicidio, logrando una estricta orden de alejamiento en su contra. No puede estar a menos de cien metros de mí.

Mi padre quería una orden de al menos dos kilómetros; es más, él quería meterlo a la cárcel, pero a pesar de que mi padre es policía y tiene sus influencias, el idiota de Michael tiene sus influencias también y salió librado. Por lo menos es gratificante saber que no estudiará más en la UCLA. Por suerte él fue obligado a cambiarse y no yo.

Aun así, tengo el miedo de que mi padre no quiera que estudie más en Westwood. Hay una conversación pendiente que no quiero tener. Aún no les he explicado cómo sucedieron las cosas, ni siquiera saben lo de Jaden.

Ya me he perdido un mes de clases. Me he ausentado de la boutique el mismo tiempo, ni siquiera sé si quiero regresar ahí. Además, regresé a casa. Mis padres no me dejaron opción.

He perdido comunicación con Esther y con Evan. Con ella no me interesa, quiero poner cuanta distancia sea posible con todos aquellos que se relacionen con Jaden. Pero con Evan, debo decir que me siento mal por el chico. Siempre ha estado al pendiente de mí a través de Juri, aunque él realmente no sabe lo que pasó.

Con Juri, nos comunicamos casi a diario y ella me ha puesto al tanto de todo en la boutique, incluso me dijo que Eleonor dijo, que me tomara todo el tiempo que necesitara y que regresara sin problemas. Aún debo pensar eso.

Por suerte, pude lograr que Juri viajara esta semana con Derian y vino a verme. Es grandioso tenerla conmigo. Todo este tiempo encerrada en casa, ya me está volviendo loca.

Y eso, ha sido todo lo que me ha sucedido en un mes. Será poco o demasiado, no lo sé.

Todavía tengo mucho que superar. Tengo pesadillas sobre el accidente y sobre Jaden. Aunque él ya no está, siento que no me deja vivir tranquila. No sé qué haré para continuar adelante después de todo esto.

—¿Se puede? —veo a Juri entrar por la puerta a mi habitación, sosteniendo dos vasos con jugo de naranja.

—Claro —digo sonriendo y me muevo sobre la cama para darle espacio y que se siente a mi lado.

Ella coloca los vasos sobre la mesita de noche y se sienta en el borde de la cama, quedando de frente a mí.

—¿Estás bien? —su ceño se frunce y me observa con atención.

Suspiro y asiento —Sí..., todo en orden.

Ella asiente no muy convencida. De pronto, parece recordar algo repentinamente y se mueve en su lugar, para sacar algo del bolsillo trasero de su jeans —Oh, por cierto. Tu mamá me pidió que te trajera esto —me entrega un pequeño sobre.

—¿Qué es esto? —pregunto frunciendo el ceño.

—No lo sé. Dijo que era para ti. Estaba en el correo de esta mañana.

Observo el sobre. Es completamente blanco a excepción de la parte inferior al lado derecho, que tiene anotado mi nombre y la dirección de la casa. Me encojo de hombros y empiezo a abrirlo. Hay una pequeña tarjeta dentro.

Extrañamente me siento ansiosa y antes que pueda abrirla, escucho a mamá gritando desde la sala.

—¡Juri, lamento molestar, pero tu teléfono está sonando acá abajo!

Juri rueda los ojos —En el momento más interesante —reniega un poco y se pone de pie. Antes de salir de la habitación se gira y me apunta con su dedo índice.— ¡No lo vayas a abrir sin mí!

Dicho eso, sale de la habitación. Me causa gracia su comentario; sin embargo, no le hago caso y abro la tarjeta. Es solamente una nota.

«Del amor al odio, solo hay un paso. Una delgada línea que quizás estamos a punto de cruzar. Hazme un favor y crúzala por mí, Alys.

Postdata: Regresaré por mi suerte. Me la debes.

Att. Jaden Wilkerson»





FIN

Del amor al odio [DAAO, LIBRO I] [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora