CAPITULO 51

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Estoy casi llegando al bar que me indicó Esther.

Juri me dejó a un par de cuadras de aquí, y me he venido corriendo lo más rápido que pude. Siento la adrenalina correr por cada parte de mi cuerpo. Mis manos están heladas y están empezando a sudar.

Una vez me detengo frente al bar, saco mi celular para llamarle a Esther y preguntar dónde está. El ruido de la música se escucha opacado aquí afuera y mientras espero a que ella atienda la llamada, volteo cautelosa a todos lados. Ya está bastante oscuro y siento temor.

—¡Mierda! —digo un poco molesta porque ella no contesta y no sé qué hacer.

Dudo unos instantes pero finalmente me decido por entrar al lugar. Avanzo lentamente y una vez adentro, el bullicio de gente y la música estridente me ensordece.


Todo el lugar huele a sudor, cigarros y cerveza. Observo distraída a todos lados pero entre este centenar de personas, no veo a Esther por ningún lado. Empiezo a intentar abrirme espacio entre la gente, pasando a empujones. Soy pisoteada y me empujan de un lado a otro. Esto es un caos.

Cuando logro liberarme del nudo de personas, me acerco a la barra que es el lugar un poco más libre.

—¿Te sirvo algo, linda? —pregunta el chico detrás de la barra y yo lo observo seria, negando con mi cabeza.

Creo que dice algo más, pero lo ignoro. Busco a Esther por todos los lados que me es posible, pero no hay ni señales de ella. Saco mi teléfono del bolsillo una vez más, lista para intentar llamarle de nuevo, cuando siento una mano en mi hombro.

Me giro inmediatamente y me topo con Mic. Tenía mucho tiempo de no verlo y debo decir, que todavía no me agrada tenerlo cerca, por lo que, retrocedo un par de pasos.

—¡Aly, que gusto verte! —dice con una enorme sonrisa pero yo lo observo con desagrado. Él vuelve a hablarme —No te veía desde hace tiempo. Creo que la última vez que nos vimos, estábamos en una patrulla de policía —tira una enorme carcajada pero yo lo observo más molesta aun —Oh, no. Ya recuerdo te vi luego de eso en la boutique.

—¡Piérdete, Michael! —espeto molesta y me giro para alejarme de él, pero su voz me detiene.

—¡Oye, oye! ¡Espera! —se acerca a mí hasta colocarse casi enfrente —Ya, lo siento. Fue una broma. Me dijo Esther que si te veía le avisara inmediatamente o, te llevara con ella.

Frunzo mi ceño —¿Sabes dónde está?

—Sí, la vi hace rato en una mesa al fondo con tu noviecito —se cruza de brazos.

Lo observo unos segundos y no sé si creerle. Realmente no me agrada estar cerca de él y siento temor. Sin embargo, no quiero perder tiempo y si dijo eso de Esther, es porque realmente sabe dónde está, así que asiento.

—Bien. ¿Podrías llevarme?

—Claro. Será un placer —me hace de señas con su mano para hacerme pasar adelante y lo hago sin dudar.

Pasamos con dificultad entras las personas que bailan, para finalmente llegar a la pequeña zona de mesas, pero en ninguna de ellas está Esther. Ahora me siento asustada.

—¿Dónde están? —me giro hacia Mic para encararlo.

Él niega aturdido con la cabeza —No lo sé. Estaban justo ahí —señala una de las mesas que ahora está vacía —. Tal vez debas llamarle a Esther.

—Lo he intentado pero no responde... —antes de decir algo más, mi teléfono suena y me saca un brinco del susto. Contesto inmediatamente —¿Hola?

Del amor al odio [DAAO, LIBRO I] [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora