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Veía más que puras sombras desde aquel delgado hueco de luz bajo su puerta; asumía que peleaban, que todo era culpa suya, sintiéndose algo afectado por eso pero tratando de llevarla como cualquier otro hecho que le haya sucedido y afectado de tal modo.

A fin de cuentas, ya se temía que su hermano Harry reaccionara así. ¿Y cómo no?, si ni siquiera estaba enterado de su condición. Apenas y sabia de su existencia.

Aunque Louis no los culpaba; Harry era famoso y siempre estaba rodeado de grandes personas. Imaginaba que tenía a su princesa escondida por ahí y que siempre estaba pendiente de ella, también imaginaba que todos los que lo admiraban y siempre iban a verle cantar, le acaparaban y no le dejaban voltear atrás donde su familia le veía crecer.

La puerta entonces se abrió dejando entrar a Jay quien le miró enseguida algo intranquila. Le dijo algo que realmente no entendió bien, a lo que entonces, sus manos se alzaron empezando a trazar líneas.

"¿Qué haces ahí sentado?"- Le preguntó refiriéndose a su miserable posición sentando en la orilla de su cama mientras veía fijo la puerta de su habitación y las sombras que reflejaban.

"Trataba de escuchar." Dice sonriendo después mientras Jay frunce el ceño negando.

"Qué gracioso." Le forma enseguida."Anda ya. Es hora de dormir." Louis asiente dejando que ella se acerque a su lado y le de un beso de las buenas noches.

Eso siempre le hacía sentir seguro, pues era muy unido a su madre, aunque aquello no fuera muy bueno que digamos, a su edad...

Ser muy independiente tampoco era su estilo.

Y mirando al techo, viendo aquellas calcomanías brillantes de estrellas que Lottie le había mandado meses atrás, pensó en qué sería de su vida si fuera un Louis perfecto...




Cuando abrió los ojos se topó con la cruda realidad de estar en aquella pequeña y ajustada habitación.

Él estaba acostumbrado a cosas más grandes, aunque no se quejaba tanto pues no estaba tan mal decorada, aunque sí era algo molesto el estar muy incomunicado y lejos de la gran sociedad que siempre peleaba por rodearlo.

Extrañaba su café por las mañanas junto a su curioso asistente Timothy que andaba tras él con una agenda en mano donde a cada diez minutos le decía que hacer. Y odiaba aquello, pero a la vez, su gusto culposo era que amaba ser solicitado...

Suspiró poniéndose de pie y colocándose sus pantuflas mientras caminaba hasta el pequeño baño de la habitación. Su pelo algo revuelto, lavándose los dientes para después enjuagarse la cara. El sueño seguía ahí pero ya no persistiría tanto.

Ahora solo quería ver qué haría aquel día de aburrimiento.

Sin una agenda que seguir, enserio podía morir.

Bajó las escaleras viendo a su padre reír junto a su "hermano" o lo que su padre y Johannah su esposa decían que era.

Y bueno, él no tenía ningún problema con su "condición", la verdad es que ni le interesaba, pero aún así su forma de actuar y ser, bueno... Era incluso mayor que él, como podía ser tan...

- Oh, buen día hijo.- Saludó Desmond. Louis entonces alzó la mirada con el aparato ya colocado y listo para poder oír alguna palabra de aquel rizado. Parpadeó un par de veces esperando por ella aunque nunca llegó, y Harry solo hacía una mueca alzando el rostro para así sentarse frente a ambos y apoyar la cabeza en una de sus manos.

- Hola.- Dijo sin más.

- Louis ha hecho café, y cortado fruta también. ¿Gustas?- Harry lo meditó un buen rato encogiéndose de hombros, viendo al castaño ponerse de pie enseguida mientras escuchaba el ruido de las tazas moverse o los platos ser bajados de la alacena.

Azul. "Larry"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora