AMNESIA. (COMPLETA): SAGA ATRACCIONES PELIGROSAS

Parte 22

Las semanas han pasado y sigo sin localizar a Ana, le pregunte a Gisela, pero no sabe nada. Ni a su mejor amiga le dijo a donde fue. Estoy desesperado, los sueños de tranquilidad se han ido y las pesadillas han regresado, el recuerdo de ese evento hace diez años me atormente y solo Ana lo mantenía controlado, aunque también, el hecho que me la pasaba de mujer en mujer lo controlaba. Pero ya no es lo mismo, mi ser quiere a Ana, la necesita, es como una droga a la que me volví adicto en pocos meses.

Aun la recuerdo en la biblioteca devorando sus libros de romance empalagosos, lo que siempre me hiso pensar que era una romántica empedernida. Que al siguiente día en el que me apodere de su boca y mis manos recorrieron su cuerpo, quiso saber si esto iba a algo más. Mi lujuria y deseo por ella eran tan evidentes, pero nunca busque más que una siempre distracción y ella me la daba, ella me calmaba las ganas de salir corriendo a emborracharme o a ver las chicas del "Amnesia".

Eso es, tengo que ir ahí, si se fue, pero puede ser que las chicas de ahí sepan algo. No pierdo nada, tomo mi cartera y las llaves de apartamento y salgo a toda velocidad. Hace meses que no voy a ese lugar, pero no pierdo nada en buscarla ahí.

Pido un taxi y le doy la dirección, no tarda ni veinte minutos en llegar, bajo del vehículo pero no hay luz, todo está cerrado. El taxista no se ha marchado.

-Joven hace meses lo cerraron-

-¿Por qué? Sabe usted la razón-

-La policía vino y saco a todo el mundo, el dueño al parecer estaba metido en líos por explotación y drogas- Mi única esperanza se esfumo, se ha apagado como las luces de neón de este lugar.

-¿Lo llevo de regreso?-

-Si, por favor- me subo de nuevo al vehículo y mi desilusión, ya es melancólico.

No sé qué más hacer, ¿Adónde fuiste Ana?, que paso que te marchaste sin decir nada, sin dejar rastro. Coloco mis codos sobre mis rodillas y me tomo el cabello frustrado, desesperado, abatido.

Todo continuo, la universidad, las clases, las personas. Mi mente ya solo divaga. Y así pasaron los días, las semanas y los meses, sin saber de ella. Y hoy que debo de estar más feliz que nunca por ser el día de mi graduación, no lo estoy, no siento nada.

-Estoy orgulloso-

-Es lo que querías-

-Ya Ismael, el camino esta trazado, solo hay que seguirlo-

-Ismael- grita mi tía desde el otro lado- te vez guapísimo-

-Gracias tía-

-Pero sonríe muchacho- me jala los pómulos para que aparezca una línea delgada en mi rostro aparentando sonreír.

-No estoy de ánimo-

-Déjalo. Ve a tu lugar- me ordena

Me encamino hasta la gran masa personas, que son mis compañeros que traen su toga y birrete, en representación a su logro, todos sonríen, todos están felices, no sé si es verdadera satisfacción por concluir o únicamente por que ya se libraron de este tormento. De aquí mi padre me llevara a Nueva York y tomare mi puesto como ayudante de uno de los de su bufet, como siempre me dijo, se debe empezar desde abajo, pero por lo menos me pagara y poder tener donde vivir.

Tomo mi lugar y solo espero a que todo esto empiece, así como mis ansias por que termine.

***

Es raro estar de nuevo en esta ciudad abarrotada de carros y personas, cada día es igual atravesar la multitud de gente, en la zona del Tain Square para llegar al trabajo.