Capitulo 23: "La música es lo que suena como los sentimientos"

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  Capitulo 23: "La música es lo que suena como los sentimientos"

—Hey.—dijo Sean casi en un susurro.

Salté del asiento, haciendo que éste caiga sobre Adam.

—¡Auch!—exclamó. Sean soltó una carcajada, que luego se convirtió en una mueca de dolor.

Me abalancé sobre él procurando no tocar su herida.

—Maldita sea Sean—mi voz sonaba entrecortada—.Hijo de tu bendita madre. ¿Qué demonios te pasó?

—Tranquila—me dijo pasando una mano por mi cabello—.Estoy bien.

—Bien hecho mierda.—dijo Adam. Reí mientras me separaba de él.

—Realmente no ayudas amigo.— le contestó Sean mientras Adam lo palmeaba en el hombro.

Presioné el botón azul para indicarle a la enfermera que Sean ya estaba despierto.

Al cabo de unos segundos, la mujer entró a la habitación.

—Bien Sean—dijo tomando el informe nuevamente—.Vamos a ver como estás. ¿Como te sientes?

—Algo dolorido.—admitió él.

—Comprensible—ella se acercó a Sean y le quitó las mantas que lo cubrían, dejando al descubierto una gasa que cubría parte de su estómago—.Permiso.—dijo comenzando a sacar la venda.

Dejó a la vista su marcado abdomen, ahora recorrido por una herida vertical, que se encontraba cerrada con puntos.

La enfermera recorrió con sus manos enguantadas la herida.

—Está cerrando, y no está infectada. En una semana te sacaran los puntos.—informó mientras colocaba una nueva venda.

—¿Y que hay de mi brazo?—dijo él levantando un poco su brazo enyesado y haciendo una mueca—.Me duele.

—Tu hueso está quebrado. Tardará al menos dos meses en sanar.—la mujer volvió a dejar el informe al pie de la cama. Se acercó a la puerta y al abrirla, un oficial de policía se presentó.

—Buenos días—nos saludó con un movimiento de cabeza—.Espero que te estés recuperando normalmente. ¿Recuerdas qué fue lo que pasó exactamente?—Sean cerró los ojos y dio una respiración profunda.

—Creo que debería hacer una denuncia—dijo bajando la cabeza—.Volvía de la casa de mi madre, había hecho una cena familiar. Estaba conduciendo por la avenida paralela al balneario cuando dos hombres se cruzaron en el camino, forzándome a detener el auto. Uno de ellos tenía un arma, y me apuntó a través de la ventanilla, diciéndome que baje—hizo una pausa y recorrió el yeso con su mano izquierda—.Al parecer tardé demasiado para ellos, ya que cuando salí uno de ellos me torció el brazo, golpéandome contra la parte delantera del auto. Pude sentir el crujido del hueso al romperse—sus ojos estaban algo húmedos. Me acerqué y me senté en la silla junto a la cama nuevamente—.Luego me pidieron dinero, pero no llevaba nada encima. El qué tenía el arma ya estaba arriba de mi auto, pero el otro seguía insistiendo. Cuando le dije nuevamente que no llevaba nada encima, sacó algo así como un puñal de su campera y me lo hundió en el estómago. Y eso es todo.—busqué su mano y la tomé entre las mías.

—¿Recuerdas como se veían?—preguntó el oficial, listo para anotar. Sean negó con la cabeza.

—Estaba muy oscuro, solo recuerdo que llevaban campera de cuero marrón. No eran muy grandes, debían tener mas o menos mi edad. Y el que me hirió en el estómago tenía los ojos de un color azul. Pude verlos claramente llenos de ira en el momento en que le dije que no tenía absolutamente nada. Incluso me pareció...—comenzó, pero luego se detuvo.

—¿Si?—preguntó el oficial esperanzado.

—Olvídelo. No es nada.

—Bien, buscaremos tu auto por medio de la patente. Si recuerdas algo llámame—dijo entregándole una tarjeta—Hablaré con tus amigos y tus padres, que acaban de llegar, y les contaré lo sucedido.

—Gracias.—dijo Sean en un susurro.

La enfermera y el oficial salieron y pude escuchar los murmullos fuera de la habitación.

—Estas destrozado hermano.—dijo Adam.

—Gracias por avisarme. Estaba a punto de levantarme, salir corriendo y hacer una entrada triunfal al pasillo. Pero ahora que me lo dices, mejor me quedo aquí.—le contestó Sean sarcásticamente.

—Hubiera sido muy gracioso. Añadiendo el hecho de que estás en ropa interior.—añadió Adam.

Sean bajó la mirada a su torso desnudo, agarró las mantas y se cubrió tapando la herida.

—Ya cállate.—le dijo.

—Bien, los dejaré solos. Tendrán unos cinco minutos antes de que me derriben para entrar.

—Bien. Vete. Abandoname. Se que no me amas—dramatizó llevando una mano a su frente—.Mal amigo.

—Si, si. Lo que digas. No se cuantas drogas te habrán dado—Adam abrió la puerta—.Mejor llévale la corriente.—agregó antes de desaparecer.

—Ni que estuviera viendo unicornios de colores,—dijo Sean, luego su mirada se posó en la aguja que tenía en el brazo, conectada a una bolsa con un líquido transparente—,aún.

—Eres un idiota.—dije apoyando mis codos en el borde de la cama y sosteniendo mi cabeza con las manos.

— ¿Quieres cantar?—me preguntó incorporándose lentamente hasta quedar sentado en la cama.

—¿No se supone que tienes una herida en el abdomen, un brazo roto y tienes que descansar? Ni siquiera deberías estar hablando.— contesté frunciendo el ceño.

— Sabes que no puedo mantenerme callado. Ahora deja de hacer de enfermera y cantemos.

—Bien—me rendí—.¿Qué quieres cantar?

—Cantemos algo en español.—me pidió.

Cuando recién nos habíamos conocido, y los chicos se enteraron de que era latina, Sean insistió para que le enseñara español. Había aprendido un montón, y siempre me acompañaba cantando canciones en mi lengua materna, aunque le costara aprenderlas.

—¿Cuál te gustaría?—se movió un poco hacia el extremo de la cama para dejarme espacio a mí. Me senté junto a él,mientras me dirigía una de sus perfectas sonrisas,

Ella es el hada perdida que un día dormida en mi vida cayó. Sale del baño desnuda se prueba vestidos, no pide perdón.

No pude evitar reír al escuchar los primeras líneas de la canción. Ambos amábamos esa canción, a él le había costado mucho aprenderse la letra, y mas aún coordinarla con el ritmo.

Me encantaba escucharlo cantar en español, su acento inglés se notaba demasiado, haciendo que suene muy tierno.

Ama los inconvenientes se enoja conmigo y me habla en francés

Baila como la princesa del reino neurótico de mi niñez. Ella dice beautiful, suena como libertad—cantaba casi en un susurro, pero nunca perdía la melodía.

—Todas esas noches borracho creía encontrarla pero la perdí.Tuve que hacer algún duelo cortar mi deseo con un bisturí—cantamos juntos, el hacía gestos totalmente ridículos haciendo que me entraran ganas de reír—.Quise buscar en la gota del último whisky que nunca bebí.Tuve un amor anterior en la noche del día después que te vi. Ella dice beautiful, suena como libertad—me guiñó un ojo y puso boca de pato. Ambos estallamos en carcajadas interrumpiendo la canción.

El nunca cambiaría,

                         y amaba eso de él.

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Dedicado a una nueva lectora :) ¡Gracias por tu tiempo!


 

          



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