Capítulo IV

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Capítulo IV

-S-Sueltame. - exigía, o probablemente rogaba, pues su tono de voz lo delataba.

El bicolor lo miro a ceño fruncido, sin duda aquel alfa le parecía extraño, misterioso para ser exactos.

-Estas loco si crees que te soltaré.- y justo cómo lo dijo, tiro del brazo ajeno hasta tenerlo cerca, frente a frente.

La adrenalina invadía el cuerpo del bicolor, pues sabía que si algún profesor percibía el aroma que despedían ambos, no la pasarían bien.

Por otra parte, el castaño luchaba con vehemencia para poder liberarse, más sin embargo no lo logro.

El bicolor optó por soltarle con el único fin de tener una pelea justa.
Se posicionó en guardia, al mismo tiempo que formaba un puño con sus diestra para impactarlo con brío, más sin embargo la reacción ajena le causó estupor.

Él castaño, todo lo contrario a lo que haría un alfa, se encogió de hombros utilizando su antebrazo cómo escudo.

-¿¡Q-qué... Demonios sucede contigo!?- preguntó el bicolor una vez recobró la compostura.
Claro que queria golpearlo, pero simplemente no podía. Su otra mano tomó su puño y la bajo.

Tenía ese sentimiento de protegerlo, ¿Pero que mierda?

-Deja de actuar cómo un puto crió y enfrentame.- ordeno con los sentimientos confundidos. Quería golpearlo, quería protegerlo. ¡Con un demonio!

Por su parte el castaño se estaba ocultando en una esquina, protegiéndose a si mismo y con un mar de sentimientos.

-¡Maldita sea Jeager! ¡Haz algo puta madre! - gritaba sin precaución alguna, mientras tomaba al castaño del brazo en el proceso.

-N-No por favor.- pidió el oji verde con los ojos cristalizados.
Escena que dejo impactado al bicolor, que inconscientemente comenzó aflojar su agarre.

Un extraño sentimiento lo invadió. Un suave y dulce aroma invadió sus fosas nasales. Era como estar en una bosque; fresco y reconfortante.

El castaño sintió el cambio de actitud, la testosterona que hace un rato despedía el alfa había sesado, ahora olía a lavanda. Esto provocó un suspiró en él castaño, mismo que no paso desapercibido por el bicolor quien poso su total atención sobre los ojos ajenos.

-Yo.. - no podía pronunciar palabra alguna, no sabía exactamente que sucedía. Era cómo si de pronto la gravedad los soltara y dejase flotando en un mundo lejano al suyo.

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Por otra parte la clases daba inicio, y la ausencia de un par de alumnos llamo la atención de mas de uno.

El profesor de cabellera azabache sacaba su típica lista de entre su folder, comenzando a tomar asistencia.

-Jeager.- al no tener respuesta alguna levantó la vista, buscando al menor entre los alumnos. Sin encontrarlo continuó. -Kirschtein.- nuevamente el silencio se hizo presente, por lo que repitió el acto.
Después de un tiempo término de pasar asistencia.

-Paginas 129 a la 135. Quiero un resumen, y uno bueno, tienen 30 minutos. - sentenció, y sin decir más al respecto salio del aula.

Tenía un mal presentimiento. Eran pocas las veces que cedía ante sus emociones, pero este hacía referencia a alguien.

Por fin llego a su objetivo, temeroso abrió la puerta.
Sus deducciones era precisas, pero no Imaginó a que grado.

Una vez abrió la puerta del baño, encontró a cierto castaño sobre los lavabos, que abrazaba con sus piernas la cintura de cierto bicolor, mientras ambos compartían gustosos un beso por demás candente.

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