Capítulo X

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El día esperado llegó, Eren, bajaba a toda prisa de su cuarto en cuanto escucho él timbre sonar.

—Eren ten cuidado, te puedes lastimar.— reprendía su madre por la poca cautela de su hijo.

—Si mamá.

Sin decir más se acercó a la puerta.

—Regreso en la noche. — pero antes de abrir se despidió, volviendo sus pasos hacia su madre para darle un beso en la mejilla y luego salir corriendo en dirección a la puerta y abrir esta con una gran sonrisa.

Por otra parte, la madre de Eren apretaba el trapo que traía entre manos. Lo había notado desde que le vio mirarlo por primera vez. Esa inusual alegría que reflejaba sus ojos al mirar al bicolor. No era normal. Lo sabía. Pero, ¿Qué podía hacer?  Nada, nada más que apoyarle. Su hijo estaba jugando con fuego, se podía quemar, o podía ser él, el mismo fuego.

En cambio, Eren no había notado ni las misma acciones que estaba ejerciendo, ni tomado en cuenta las consecuencias que podían producirle. Solo sabía que estaba feliz, ¿Acaso era necesario buscar explicaciones? Prefería vivir él momento.

—Oh, vamos Eren. Tardaste demasiado en abrir.— reprochó, al mismo tiempo que se dirigía al auto.

—Oh, si. Buenos días para tí también. — replicó con molestia, junto a un puchero mientras cerraba la puerta tras él.

El bicolor se limitó a una sonrisa, dirigiéndose a su auto. —¿Vienes?— cuestionó, ante la poca acción del otro. — Si prefieres, puedes quedarte como imbécil, ahí, parado. Justo como lo estas haciendo.

Con cada palabra enunciada por parte del bicolor, Eren, no hacia mas que fruncir él ceño, y optar por posturas de indignación y enfado.

—Ya entendí. Pero, debo recordarte que hay formas más gentiles de hacerlo.— replicó. Así mismo, se dirigió hacía el auto, mismo que ya tenía él lugar de piloto ocupado, y la puerta del copiloto abierta.

Observo al contrario, revisar los retrovisores, la gasolina, y después encender él auto, para más tarde arrancar.

Ninguno se dirigió la palabra. Jean, se abstenía a prestar su total atención a la carretera, en cambio, Eren, imitaba su acción al principio, pero más tarde se enfoco en su celular. Mirando de reojo al bicolor por ocasiones.

El ruido de los autos, y las personas afuera, se hacía más fuerte, conforme él tiempo avanzaba.

—Ahg.— se escucho un gruñido proveniente del bicolor, quien detuvo su andar ante la luz roja del semáforo. Le vio llevar su mano a la radio del auto, mover un par de botones y poner música.

La cara de Eren se quedo en shock al escuchar la canción en reproducción.

—¿Es en serio?— cuestionó con ironía.

—¿Qué?— respondió con una interrogante, al mismo tiempo que continuaba su camino.

—¿Qué?— repitió en él mismo tono. — Creí que eras más de Rock, o algo así por él estilo. Pero, ¿Il Voló?

—Tsk.. Deberías dejar de creer idioteces.— rechisto.

—Tú cara de equino me hace creer esas idioteces.

—¡Ja! Ahora supongo que te imaginas que hubiese pensado si me dejase llevar por tu cara de imbécil.— respondió irritante.

—¡Cierra la boca!

El silencio se hizo presente nuevamente. Ninguno dijo nada. No obstante, ambos morían por que alguno tomase la iniciativa. Tenían tanto por decir, reclamar, saber. Pero hacían nada.
Nuevamente, se enfocaron en él camino, y fue entonces que Eren notó que habían pasado él centro comercial más grande en Berlin.

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