Capítulo VII

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                Capítulo VII

Los primeros rayos del sol se colaban por la ventana, abriéndose paso entre la cortina, y así, iluminar la escena que se llevaba a cabo.

Sonoros gemidos inundaban aquel lugar. La mañana del segundo día había llegado, sin embargo él par de amantes no habían parado.
Era todo la casa testigo de sus actos carnales.
De las cosas más vergonzosas hasta las más románticas.
Nuevamente ambos llegaban al clímax.

—Huh.. Ah... Ahí— las voz entrecortada, acompañada de gemidos por parte del castaño se hacía escuchar.

—¡Calla Jeager!— respondió mientras asentía a lo pedido con estocadas incisivas.

Sólo basto un par más, provocando que él castaño se viniese sobre la barra de la cocina, si, cocina, pues iban por algo de comer. Poco después él bicolor culminó, dando inicio hací al nudo.

Ambos sabían que susodicho acto llevaría tiempo.

—¡Me encantas!— exclamó él bicolor al mismo tiempo que masajeaba una nalga del más bajo, dio un golpe sobre esta y finalmente le soltó.

—¡Auch!— exclamo quejumbroso.— ¡Jean! ¡Eso duele!

—Pero te gusta. — replicó con una sonrisa triunfante. —Jeager...

—¿Si?

—Nada. Olvidalo.

—Esta bien Jean. Pero ya acaba que me duele mucho.— reprochó
, provocando la risa contraria.

— Si, claro.

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Más sin embargo no todo era miel sobre ojuelas.

La familia Jeager estaba por demás preocupada, pues su hijo menor no había aparecido en dos días y medio. También se dieron a la tarea de avisar a la policía.

—Tranquila Carla. Eren esta bien, sabe cuidarse.— persuadía nulamente Hanji, puesto que la omega estaba que le carcomia la preocupación.

—¡La culpa es mía! ¡Debí cuidarlo mejor! — se culpaba Zeke, ya que creía haber fallado como hermano mayor y alfa.

—Tsk... Dejen esas mierdas de culpabilidad que de nada sirven. Lo mejor es buscar a Eren.— gruño con su típica postura estoica él más bajo de los ahí presentes.

—Levi tiene razón.— afirmo Hanji. — Mientras Grisha este fuera la policía no podrá hacer nada. Sus amigos deben saber algo. — las ideas de la castaña eran razonables, y tranquilizaban, aunque mínimamente a la familia.

—Hay que dividirnos, yo iré a casa de mi prima.— contesto Levi, pues bien sabia lo cercano que era Eren a su prima.

—Esta bien le...///

El sonar del teléfono de la casa llamo la atención de todos los presentes, siendo Carla quien contestase.

—¿Armin?

En efecto, se trataba del rubio amigo de Eren.

»~Si, señora Jeager.
El teléfono de Eren se descargó, y apenas encontramos un cargador de su tamaño.

—Pero ¿Por que no llamaron antes? Nos tienen muy preocupados.

»~Eren no quería que llamásemos
..

—¿Por qué?— inquirió, él silencio repentino le altero.
Pero antes de que su duda fuese aclarada, él azabache le arrebato él teléfono.

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