Capítulo VIII
El destino lo odiaba, o lo odiaba. No encontraba otra opción. Mira que ponerle de peor humor del que ya estaba, era el colmo.
No había podido dormir toda la noche, las ojeras marcadas lo delataban. Además, tenía los ojos hinchados. Probablemente se debía a que se la paso llorando. ¿Y cómo no hacerlo? La persona en la que había decidido confiar, resultó ser de lo peor.
Agradecía él hecho de tener a Levi, pues si no fuera por su consuelo no sabría que sería de él.Se volteo de lado en la cama. Divisando a su acompañante. Su respiración era lenta, tranquila. Incluso su expresión tosca de siempre desapareció.
No pudo evitar ocultar su asombro, era la primera vez en que le veía así. Tan vulnerable. Tan humano.Inconsienteme soltó un suspiro. ¿Había visto algo más bello? No. En definitiva esa era la respuesta. No.
El sol se colaba por la ventana, iluminando él rostro ajeno en todo su resplandor, haciendo contrastar él negro intenso de su cabello, con la blanca piel del mismo.
Se quedo así, observándole. Algunas hebras de su cabello estaban fuera de su lugar, pero eso no lo hacía menos bello.Suspiró nuevamente, tallándose los ojos al mismo tiempo.
Había pasado la noche con Levi. Durmiendo juntos para ser exactos. Si, solo durmiendo. Fueron sus brazos lo que le calmaron un poco. Realmente poco, pues había permanecido gran parte de la noche despierto.Estaba tan abstracto en sus pensamientos, que olvido que no estaba solo, siendo la voz grave de su prometido quién le hiciera entrar en si.
-¿Eren? ¿Eren?- llamo nuevamente, esta vez colocando una mano sobre él hombro del castaño, consiguiendo al fin que reaccionará. -¿Sucede algo?- se apresuro a cuestionar, pues no tenia buena pinta.
-¿Huh?... Eh.. Si, si. Estoy bien.- se apresuro a responder, pero sonó más como un balbuceo.
El azabache enarco una ceja ante la respuesta poco convincente, pero no hizo preguntas. Estaba claro que no era él momento, y lo sabía. -Entiendo.- afirmó con una sutil sonrisa. De esas que pocas veces mostraba.
Eren sintió derretirse ante ese cálido gesto. Eran pocas las veces que le había visto sonreír. Era la tercera sino mal recordaba.
Lo conocía desde que era un niño, inevitablemente llevaba la cuenta.
Y es que desde infante le tenía un enorme cariño, mismo que con él paso del tiempo fue aumentado, a tal grado que tenían una especie de relación. No fue hasta hace un par de semanas que se volvió oficial. No ante él mundo, pero si ante su familia. Para él eso bastaba, pues su familia era su mundo.Pero no fue hasta ese momento que cayó en si de sus acciones, ahora se sentía más confundido acerca de sus actos, y entre ellos Jean.
-Preparare el desayuno.- anuncio él más bajo. -Puedes quedarte si no tienes ánimos de ir al colegio. - informó, pues él menor parecía cada vez más abstracto. -Puedo quedarme contigo si quieres..- añadió a lo bajo.
El ojiverde esbozo una sonrisa. Levi era tan considerado y él... Él no lo merecía. -No es necesario. No quiero que faltes a tu trabajo por mi culpa. - replicó, pues en efecto, no quería, eso solo aumentaria su culpa, o lo que fuera que sintiese ahora mismo. No entendía.
-Sabes que por ti lo haría. - confeso él azabache, con un toque de vergüenza pues eso no era propio de él.
El castaño trago saliva, y es que eso solo le hizo sentir peor.
Dejo salir un suspiro, y se maldijo a si mismo por lo que iba a decir. -Esta bien. Quiero estar contigo.- sabía que estaba siendo un egoísta, pero después de todo era un omega. Necesitaba cuidados, amor, saber que valía la pena, que alguien le quería. Que no era uno más.
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Limerencia
Fiksi PenggemarDespués de un experimento fallido, que desato un virus cambiando los instintos humanos y así formando tres castas, las cuales se dividían en Alfas, Omegas y Betas. Todas esta conviven en abundancia, pese a llo hay cosas que simplemente no se les per...