Damián tiene una meta y luchara hasta el final para cumplirla, sin embargo la vida en la preparatoria no es fácil y los obstáculos no paran de interponerse.
Hermanos perfectos, padres ausentes, romance cubierto de pintura y poesía, amigos para la et...
Al regresar ese domingo por la tarde a la mansión, Damián se encontró con que su hermano mayor rondaba felizmente por la misma, parloteando sin parar con Alfred y con esa sonrisa eterna en el rostro; el menor de la familia aún se preguntaba cómo es que siempre parecía tan honestamente feliz siendo que desde joven había tenido que cargar con un sinnúmero de responsabilidades, entre ellas la de cuidar de todos sus hermanos incluido él.
Dick era solo seis años mayor y desde que tenía memoria el ojiazul siempre había ocupado el papel que normalmente le correspondería a su padre. Cuando Damián era solo un niño era Dick quien le arropaba por las noches y a quien acudía cuando tenía pesadillas pues sabía que sus padres no estaban en la mansión y en caso de estarlo le obligarían a volver a la cama completamente solo sin importar cuanto miedo tuviera de la que en ese entonces consideraba una enorme habitación.
Con el paso del tiempo fue Dick quien le preguntaba sobre su día en la escuela, se aseguraba que hiciera la tarea y le reprendía al meterse en problemas. Damián nunca lo diría en voz alta, pero su hermano mayor era la única razón de que él no fuese un completo imbécil.
- ¡Babybird! - exclamo el mayor apenas verlo y dejando su conversación con Alfred para ir a abrazarle.
- Dick - contesto con calma Damián y correspondiendo flojo la muestra de cariño.
- Me alegra tanto verte, has crecido mucho, pronto serás tan alto como Jasón. - comenzó a hablar sin control Dick. - ¿Estas comiendo bien? ¿Qué tal la escuela? ¿Has hecho amigos? ¿Tim es bueno contigo?
- Estoy bien Dick, sabes que Alfred jamás me dejaría pasar hambre y la escuela no resulto tan terrible como imaginaba. - interrumpió Damián siendo consciente de que si dejaba continuar a su hermano este no pararía de hacer preguntas.
- Me alegra escuchar eso Dami, sabía que le encontrarías el gusto, por cierto, tengo una sorpresa para ti. - dijo él de manera misteriosa logrando que el ojiverde alzara una de sus cejas en señal de advertencia.
Damián amaba a su hermano, pero sus sorpresas eran de temer y había aprendido a la mala que era mejor no confiarse.
- Jasón estará libre el próximo fin de semana y Kara le pidió que la acompañara a Metrópolis para celebrar el cumpleaños de Clark, por lo que se me ocurrió la fantástica idea de que te llevaran con ellos para que los vigiles frente a Clark y además puedas ver a Jon, sé que no han pasado tiempo juntos desde tu cumpleaños así que seguro se divertirán... ¿qué opinas babybird?
Damián no pudo evitar que una sonrisa de superioridad escapara de sus labios. Ahí estaba de nuevo el Dick paternal que siempre se preocupaba por él y trataba de actuar como mediador para evitar una guerra entre sus hermanos menores. Ya ni siquiera se molestaba en pedir permiso a Bruce o Talía, su papel como figura paterna estaba tan asentado que bastaba con que él diera su permiso para que así Damián pudiera pasar todo el fin de semana en otra ciudad con Jasón y la familia Kent.
Sin embargo el menor sabía la verdadera razón tras esa "invitación"; el próximo fin de semana Tim organizaría una fiesta enorme en la mansión, cortesía de la tarjeta de crédito que Bruce "paternalmente" le obsequio y a la que la mitad de la escuela estaba invitada; por supuesto como era de imaginar en esa mitad no estaban incluidos Maya, Colín o él mismo y seguro que Dick estaba al tanto de ello.
Tampoco es como que le importara demasiado, Damián no era de fiestas y detestaba el alcohol así que sus planes para esa fecha consistían en convencer a Maya o Colín de pasar la noche viendo películas fuera de la mansión o escaparse al departamento de su hermana y concentrarse en su arte.
Sin embargo Dick, siempre consciente de la rivalidad entre los hermanos se había asegurado de idear un plan que le permitiera a Damián divertirse y que al mismo tiempo luciera como un chantaje para vigilar al rebelde Jasón en casa de los Kent.
- Me asegurare de mantenerlo vigilado. - contesto el menor siguiendo el juego de su hermano, que al escuchar su respuesta solo ensancho aún más esa sonrisa cómplice y comenzó a arrastrarlo feliz hasta la cocina donde un delicioso aroma revelaba que Alfred horneaba galletas.
Jasón era su hermano favorito por mucho, aquel con quien se entendía de formas que a veces incluso a él le sorprendían, eran parecidos en muchos aspectos y eso propiciaba su relación. Pero con Dick las cosas eran muy diferentes, más que como un hermano, Damián lo veía como a un padre, el padre que hasta hace no mucho siempre deseo tener y que tanto necesitaba.
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