Gotham Academy - A Damian Wayne's Story

Alfred

Alfred

La navidad siempre era una cuestión complicada en la mansión Wayne, desde el nacimiento de Damián, Alfred podía contar con una mano las veces que la habían celebrado como familia.

Talía y Bruce siempre estaban viajando y ni siquiera en las festividades se veían libres de responsabilidades, o al menos no hacían el esfuerzo por librarse de ellas.

Dick, Jasón e incluso Tim habían tenido la suerte de pasar las navidades de su infancia acompañados de sus padres, cenando juntos y abriendo regalos por la mañana sentados frente a la chimenea. Por desgracia Damián no había corrido con tanta suerte.

La mayor parte de sus navidades las paso acompañado únicamente por Dick, Jasón y el propio Alfred que al ver el descuido al que el niño era sometido, volvió su misión personal el cuidar de él. Misión que no tardo en enterarse compartía con Richard quien había decidido que si Bruce no actuaba como el padre que era para su hermanito, entonces él se convertiría en uno.

Por eso es que cuando esa semana recibió una llamada de los padres de sus "nietos" avisando que pasarían las fiestas en Viena, arreglando unos asuntos de trabajo, ni siquiera se sorprendió; es más decidió que era una buena ocasión para organizar algo que reuniera a los hermanos, o al menos a aquellos hermanos que no habían huido a Metrópolis apenas tuvieron la oportunidad.

Desde que el joven Damián se había mudado con la señorita Helena, los chicos pasaban cada vez menos tiempo en la mansión, por supuesto lo visitaban todo el tiempo pero aun así extrañaba tenerlos rondando por ahí.

Con eso en mente se dispuso a hacer las llamadas correspondientes y las compras necesarias para completar sus planes para nochebuena.

Cuando el 24 de diciembre finalmente llego, los primeros en arribar a la mansión fueron Helena, Damián y Víctor; este último cargado de regalos y luciendo un elegante traje azul marino que junto al hermoso vestido violeta, largo sin espalda que Helena usaba los hacía parecer un par de estrellas de cine. La joven era realmente hermosa, con su cabello negro brillante y ojos zafiro le sorprendía que no siguiera los pasos de Selina y se uniera al mundo del modelaje, en cambio se había convertido en abogada y era conocida el medio por ser feroz e imparable, una verdadera cazadora que se había abierto camino por sí misma en el mundo de las leyes.

Víctor Sage por su parte era un reconocido investigador privado, tan excéntrico como apuesto y con una reputación que le precedía lo suficiente para que el comisionado Gordon acudiera a él en busca de ayuda a pesar de su manera tan extraña de ser, había resuelto por sí mismo algunos de los casos más escabrosos de la ciudad y se rumoraba que incluso la Interpol solía contratarle en ocasiones como consultor.

Alfred no pudo evitar el nudo en su garganta al ver como después de que Damián lo saludara con un abrazo flojo pero cariñoso, la joven acomodaba con dedicación la corbata olivo que el menor usaba esa noche con su traje negro y camisa blanca. Atenciones como esas eran las que una madre debía tener hacia sus hijos y Alfred nunca había visto que la señora Talía las tuviera hacia el menor.

Minutos después llegaron Dick y Jasón, el primero vestido casi igual que Damián pero con una corbata azul eléctrico y el segundo con una camisa negra y corbata roja pero sin saco, en lugar de la prenda formal lo acompañaba su siempre fiel chaqueta de cuero. Ambos traían regalos para todos y después de ponerlos en su lugar y saludar a Alfred animadamente procedieron a convivir entre ellos tal y como el anciano esperaba.

- Por todos los cielos Helena, mírate nada más, luces fantástica. - adulo Dick con ese encanto tan característico suyo.

- Gracias Dick, tu tampoco luces nada mal. - contesto ella con una sonrisa pícara, a excepción de Damián su relación con el resto de los hijos de Bruce era escasa, no se llevaban mal, pero Talía había insistido en mantenerlos alejados y eso no ayudo a desarrollar una relación más profunda entre ellos.