Capítulo 17

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Por suerte, no tuve ningún problema grave. Como había dicho Ellen, Carlos sólo lastimó mis músculos y según la enfermera eso no es tan malo y estaré bien en poco tiempo.

Por esa razón Ellen terminó enviándome a la habitación fría, con la excusa de que ya se había metido en suficientes problemas conmigo y para mejorar el asunto Melisa se presentó en el hospital, vio a Mike con sangre en su camiseta, claro, mi sangre, y entro en modo histeria e hizo de todo para que me fuera en cuanto antes a la habitación del frío.

Estar allá no fue bonito, como siempre te quitan ropa si vas muy cubierto y no te dan nada con que lo puedas estar abrigado como cobijas o algo por el estilo (en eso consiste el castigo, no sé de qué me quejo) y el estar cubierta de sangre empeoraba el frío, también está el hecho de que bebí demasiados líquidos: cuando Marianna me llevo la cena y también la enfermera me puso un suero, seguido de más agua, pase por una tortura, porque los malditos que me custodiaban no me querían dejar ir al baño, con miedo a que me escapé y tampoco podían dejarme salir en toda la noche.

Al salir de allí corrí, como si me estuviera siguiendo los perros más rabiosos del mundo, seguidos de leones y lobos y todos para comerme viva, así corrí, hasta llegar al baño más cercano y creo que dure casi cinco minutos soltando líquidos.

Justo ahora me encuentro en mi cama, ya aseada y con mi estómago saciado de un desayuno, preparado por la mamá de Marianna, quien al enterarse de lo sucedido junto con su hija, estaban más que furiosas.

- Hola - Mike entró a mi habitación- ya te ves mejor, ¿comó te sientes?

- Mucho mejor - dije mientras me sentaba - Sabes, gracias por preocuparte y por ayudame anoche, pero no quisiera tener más problemas con Melisa, me gustaría que te fueras.

Intente ser amable, pero creo que no resultó muy bien. Su cara me dice que se lo está tomando a mal.

- No me importa lo que ella diga o haga.

- pero a mi sí, además ella es tu madre y a ti no te hará nada, pero para ella, yo soy la chica incontrolable que casi mata a su hijo y que pone en riesgo el campamento. Conmigo no será tan sumisa, como lo es contigo.

- en eso tienes razón, pero no dejaré que te haga nada.

Negué con la cabeza.

- quiero que te vallas, por favor y para que estemos bien, prefiero que nos evitemos lo más posible por favor.

- Tú no eres la Lisset que yo creí conocer, a la que no le importa lo que los demás digan o hagan - se puso de pie - y una cosa más, ya estoy en el equipo, creo que será un poco difícil evitar vernos.

Su cara de decepción me hizo sentir culpable, como si yo hubiera hecho algo malo, pero no lo hice. Creo que esto es lo mejor y al diablo con su opinión. Yo sé que esto es lo correcto o eso creo.

Una semana después

Greta, ya se había recuperado y estaba de vuelta. En cualquier momento podíamos ser llamados a entrar al bosque a nuestras vigilancias.

Ya había pasado mis dos noches en el calabozo, lugar hecho de madera, más parecido a una jaula para aves, sin luz donde sólo se podía observar las estrellas y el aire que entraba era de la propia naturaleza y gracias a Díos que no llovió porque muy fácilmente hubiera pescado un resfriado.

No cené durante una semana, sin contar el primer día, cuando aprendí la lección de ir al baño antes de entrar a la habitación fría.

Nonins (Una noche que debe ser recordada.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora