-Película favorita, cuando estoy feliz -dijo Sophie, entrelazando sus dedos con los míos.
-Pretty Woman -contesté, de inmediato.
-¿Y cuando estoy triste? -preguntó, entonces.
-Titanic -contesté, igual de rápido-. Postre preferido -agregué, rápidamente.
-Torta de chocolate -dijo, sonriendo.
-¿Por eso preparabas torta de chocolate cada semana, durante todo nuestro cuarto año? -pregunté, recién entonces recordando aquellos tiempos. Para ese entonces, según lo que Sophie me había confesado, ella ya estaba tan enamorada de mí, como yo lo estaba de ella.
-No se desvíe del juego, señorito Hayes -me reprendió ella, tocando la punta de mi nariz, sus fríos dedos lanzando escalofríos por mi espalda. Días como aquel, se me olvidaba fácilmente que ella estaba mal. Días en los cuales no estaba tan agotada y cansada. Días en los cuales, tenía la esperanza -la esperanza tonta- de que ella estaría bien-. ¿Primer beso? -preguntó, entonces.
Me mordí el labio, inclinándome más cerca, hasta que mi nariz rozó la suya.
-Yo -susurré. Ella sonrió ampliamente, su mano ahora posicionándose en mi mejilla, rozando ligeramente mi cabello. Realmente necesitaba cortármelo, nuevamente lo había descuidado-. Debiste haberme besado el día que lo supiste -no pude evitar decir, entonces-. Que me amabas -agregué, incluso cuando no hacía falta.
Y es que, me encantaba decirlo. Hablar sobre nuestros sentimientos. Dolía también, pero prefería dejar aquello fuera de la discusión.
-Tu mejor no hables -replicó, logrando que soltara una carcajada, sin poderlo evitar.
-Lo siento -susurré, el silencio abarcándonos, de nuevo. Dejé mi frente caer sobre la suya y cerré mis ojos-. ¿Primera vez? -pregunté, en voz baja, por si sus padres decidían regresar a la habitación, de un momento a otro.
No tenía caso, realmente, porque, de todas formas, estábamos acostados juntos, en su camilla. Y la enfermera ya me había dejado claro -infinidad de veces, cabía mencionar- que me sacaría a patadas del lugar, si seguía encontrándome sobre la camilla.
Sospechaba que Sophie y yo juntos, le gustábamos demasiado como para que intentara apartarnos.
A mí también me gustaba, así que no la culpaba.
-Yo -le tocó susurrar a ella.
-Que afortunada -bromeé.
Ella rodó los ojos, sus mejillas tornándose ligeramente sonrosadas.
-El afortunado aquí eres tú -replicó.
Sonreí.
-Lo soy -susurré, dejando que mis dedos se deslizaran por su mejilla, hacia su cuello. Sus ojos se cerraron, inmediatamente, ante mi roce. Y rápidamente junté mis labios con los suyos, desesperado por besarla.
No era el primer beso que nos dábamos, pero se sentía tan malditamente bien como se había sentido el primero. Cada beso con Sophie se sentía de aquella forma. No estaba seguro de si era porque sabía que podía, fácilmente, ser el último que nos dábamos, o si era porque simplemente se trataba de nosotros, los mejores amigos que estaban destinados a ser.
Sophie jugó con mi cabello, como siempre parecía gustarle hacerlo. Y me tuve que separar, porque se me hacía difícil respirar, cuando nos besábamos. O cuando simplemente estaba cerca de ella.
-Comida favorita -dijo Sophie, antes de que yo tuviera tiempo de decir algo.
-Lasaña -contesté, rápidamente, a lo que ella sonrió ampliamente.
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Enamorado De Sophie
RomanceElla estaba escondiendo algo. Dalton Hayes ha estado enamorado de su mejor amiga, Sophie James, desde que cumplió los doce años. Ellos han sido inseparables desde el momento en que se conocieron. Pero ahora, algo amenaza con separarlos, ya no son so...