Capítulo Treinta y uno

4.1K 413 41
                                    

Una hermosaa lectora hizo estas bellas portadas, a las que quiero que le den mucho amor :3 porque realmente me gustan.

Una hermosaa lectora hizo estas bellas portadas, a las que quiero que le den mucho amor :3 porque realmente me gustan

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

.-.-.-.-.

Aquella misma noche, me dejaron ir a casa. Sophie se había quedado observando, mientras me hacían aquellos últimos exámenes. Y se había mantenido en silencio, en todo momento. Yo simplemente me había quedado mirándola, demasiado asustado de que se fuera a ir.

Estaba demasiado asustado de perderla.

Cuando todo se terminó y finalmente me dejaron ir, papá nos llevó a casa. Bueno, mi casa. Sophie se escabulló conmigo dentro de mi habitación, luego de haberle avisado a sus padres que se quedaría conmigo.

Ellos prometieron pasar a visitar, a la mañana siguiente, cuando finalmente estuviera descansado.

Pero aquello era gracioso de decir, viéndose que había descansado por cinco meses ya. No tenía más por descansar.

Aun así, cuando Sophie me pidió que me acostara a su lado, que había extrañado quedarse dormida conmigo prácticamente matándola con mi peso, yo no había podido evitar obedecer. Me había reído, para que no se percatara de lo mucho que me gustaba aquella idea, pero por dentro, mi corazón estaba moviéndose como loco en mi pecho, al recordar todo lo que había sentido, cuando había estado con ella, en mis sueños. Y mi cerebro, estaba deseoso por revivir y revivir aquel momento, a cada segundo que podía.

Ella no había tardado en quedarse dormida. Y yo no había tardado en seguirla. O bueno, sí que me había tardado. Porque era malditamente difícil dormir con su pequeño y hermoso cuerpo al lado. Estaba de espaldas a mí, su cuerpo presionado perfectamente contra el mío, su cabeza justo debajo de mi barbilla, mi brazo envolviéndola por la cintura, de modo que mi mano había quedado atrapada entre las suyas, al lado de su rostro, contra la almohada.

Cada cierto tiempo, no había podido evitar deslizar mi nariz por su cabello, maravillándome con que estaba ahí, con que no se había caído. Y luego por su cuello, aspirando su delicioso aroma.

Enamorado De SophieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora