Capítulo Veintinueve

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Sophie no llegó a contarme nada, pero solo porque, apenas un segundo después, mi padre entró prácticamente corriendo por la puerta de la habitación, seguido del doctor.

En mi mente, yo apenas había visto a mi papá, el día anterior. Pero, claramente, para él, era como si no me hubiese visto en meses. Sophie se hizo al lado, justo a tiempo para que él se lanzara sobre mí y me abrazara.

Diablos. Mi padre. Lo había tenido olvidado -en mi sueño, claro está- por tanto tiempo. Probablemente, desde que mamá nos dejó, cada uno había encontrado su propia manera de lidiar con el dolor. Ni siquiera recordaba cuando había entrado en coma. Ni por qué. ¿Y mamá? ¿Cuánto tiempo llevaba muerta? ¿O es que eso también había sido parte del sueño?

-Yo sé que estas confundido ahora -la voz de mi padre me regresó a la realidad, entonces-. Pero Sophie y yo te lo iremos contando todo de a pocos -me aseguró, finalmente separándose, para pasar una mano por mi cabello, en un gesto que cualquier padre le haría a su hijo de cinco años.

Ya. Yo no tenía esa edad. Pero mi padre siempre me vería como su pequeño, podía suponer.

-Lo siento -me disculpé, porque de la poca información que había podido reunir -solo un detalle, de hecho- con lo que me había dicho Sophie, había estado tomando, antes de entrar en coma.

¿Acaso había entrado en coma etílico, o algo así?

No, esas cosas no te dejaban frito por meses. ¿O sí?

¿O había ocasionado un accidente, estando demasiado pasado de tragos?

¿O, me había intentado matar?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo ante aquel pensamiento.

Hice una mueca ante la infinidad de posibilidades, pero mi padre palmeó mi cabeza, nuevamente en un gesto que cualquier padre le haría a su hijo.

-Todo estará bien -me aseguró.

El doctor, de quién me había olvidado hasta aquel instante, comenzó a hablar, de pronto.

-Dalton -dijo, a modo de saludo, mientras se paraba al lado de la camilla y presionaba algunos botones, de modo que sentí que la parte superior de mi cuerpo comenzaba a alzarse, hasta encontrarme medio sentado-. Soy el doctor Sloan. Estoy a cargo del área de oncología, aquí en la clínica St. George. Me imagino que estás bastante confundido -dijo, rápidamente.

¿Área de oncología?

¿Por qué un médico oncólogo estaba a cargo de mí?

Tragué saliva, intentando tranquilizar mi corazón, que rápidamente había comenzado a acelerarse.

Oncología significaba cáncer. Y yo no quería saber nada de eso.

-¿Por qué usted está aquí? -pregunté, sintiendo mi cabeza comenzar a dar vueltas, de pronto.

Los dedos de Sophie se entrelazaron con los míos, entonces. Y aquello logró tranquilizarme un tanto.

-Hace cinco meses, ingresaste a esta clínica, con un par de costillas rotas, cortes y golpes en todo tu cuerpo, además de una contusión -comenzó a explicar. Hacía cinco meses. ¿Realmente habia pasado tanto tiempo?-. No estabas del todo mal. De hecho, era bastante milagroso que solo te hubieras roto un par de costillas, viéndose que prácticamente habías salido volando, cuando ese auto te golpeó -continuó y no pude evitar sentirme mucho más tranquilo al saber que yo no había ocasionado nada. Que yo no había herido a nadie. Entonces aquello era lo que había visto, antes de despertar, ¿cierto? ¿Y todo lo demás? Sophie diciéndome todas esas cosas. Tenía que haber sucedido, también. Cuando había amenazado con irse-. Sin embargo, te hicimos algunas radiografías, viéndose que temíamos que te hubieses golpeado de manera fatal la cabeza -dijo, entonces-. Y vaya la sorpresa que nos llevamos cuando encontramos un tumor -señaló. ¿Un tumor? Tenía que ser una maldita broma. ¿Es que ahora yo era quién estaba muriendo? ¿Es que ahora era Sophie quien me perdería a mí? La vida era una verdadera pe...-. Gracias a tu accidente, pudimos encontrarlo justo a tiempo. Lo retiramos absolutamente todo, pero la forma en que tu cuerpo reaccionó nos asustó. La operación fue bastante exitosa, la llevó a cabo una de las mejores neurocirujanas del país, pero tu cuerpo pareció apagarse, de pronto. Sospechamos que fue debido a todo el alcohol que habías metido en tu cuerpo, desde que tu madre falleció -terminó de explicar.

Enamorado De SophieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora