Sophie arrugó la nariz cuando le tendí uno de sus chocolates favoritos. Y yo no pude evitar alzar una ceja. ¿Qué diablos? Sophie amaba el chocolate y el que le estaba tendiendo era su favorito. Nunca se negaba a comerlo.
-¿Estás segura de que no estás haciendo dieta? – le pregunté
Ella esbozó una pequeña sonrisa.
-Que no, Dalton – me aseguró, al igual que ese día en el que me había preparado el desayuno
-¿Entonces? – pregunté
Ella me miró un largo momento y se dio media vuelta, para comenzar a caminar por el pasillo de dulces.
-Simplemente no tengo ganas de comer chocolate – respondió, tranquilamente
Pero para mi no era tranquilamente. Porque no podía mirarme a los ojos cuando lo decía. Que diablos, ni siquiera podía mirar hacia mi cuando lo decía. Y eso solo servía para hacer que mi corazón se rompiera un poco más conforme el paso de los días. ¿Por qué diablos seguía escondiéndome cosas? ¿Y porque diablos yo no me atrevía aún a preguntarle que me escondía?
A esa pregunta si le podía encontrar la respuesta.
Era porque nunca se sentía como el momento correcto para preguntárselo. Siempre había algo que no me dejaba preguntar. Algo. Sus ojos mirándome con confusión o temor. Su actitud cambiando abruptamente de un segundo a otro. Su cuerpo tambaleándose de pronto, luego de que se ponía de pie.
Algo.
Algo que tenía que ver con lo que estaba escondiéndome. Y de alguna forma lograba hacer que no quisiera preguntárselo. Que no quisiera saber. Porque me asustaba.
-¿Entonces que quieres comer? – le pregunté, finalmente
Dejé el chocolate en su sitio y la seguí por el corredor, hacia el de salados. Ella pasó sus manos por las bolsas lentamente, aún sin girarse hacia mi.
Y de un momento a otro, necesitaba tocarla. O rodearla con mis brazos. Lo que sea. Así que, mientras ella observaba las bolsas de piqueos, yo rápidamente hice mi camino hacia detrás de ella y rodeé su cintura con mis brazos, hundiendo mi rostro en su cuello.
Y ella se rio suavemente, dejando sus manos acariciar mis brazos alrededor suyo.
Me gustaban esos momentos. Cuando parecía que quizás ya eramos una pareja y yo simplemente no me había dado cuenta. Cuando parecía que quizás si me quería de la forma en que yo la quería a ella.
Y justo cuando pensaba que no podía ser mejor, ella se movió entre mis brazos hasta quedar de frente a mi. De pronto fue difícil respirar. Y me encontré tan cerca de ella que mi nariz casi rozaba la suya.
-Papas fritas – contestó, su aliento rozando mis labios
Y era una suerte que la gasolinera vendiera comida rápida también, porque si no me habría atrevido a regresar a la ciudad para conseguirle sus papas fritas.
Asentí y ella sonrió ampliamente, poniéndose de puntillas para dejar un beso en mi mejilla.
-Te quiero – susurró y finalmente se separó de mi, forzándome a dejar su cintura ir
Suspiré cuando la vi hacer su camino hacia la caja para ordenar sus papas. Un te quiero y un beso en la mejilla estaban comenzando a ser demasiado poco para mi. Necesitaba más con Sophie. Mucho más. Necesitaba todo.
Cuando regresaramos de la playa.
No lo alargaría más. Simplemente necesitaba dejarle las pequeñas pistas antes, asegurarme de que ella se pudiera dar cuenta antes de que se lo soltara asi de pronto.
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Enamorado De Sophie
RomanceElla estaba escondiendo algo. Dalton Hayes ha estado enamorado de su mejor amiga, Sophie James, desde que cumplió los doce años. Ellos han sido inseparables desde el momento en que se conocieron. Pero ahora, algo amenaza con separarlos, ya no son so...