Para las chicas con baja autoestima

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No sé si te identificaste con el título, pero hagamos de este apartado un espacio de catarsis y desahogo. Tal vez nos vayamos sintiéndonos mejor, un poquito.

Espero que no sea tu caso, pero estoy segura de que muchas chicas no se gustan. Que quisieran cambiar físicamente. Muchas chicas que, si hoy encontraran al genio de la lámpara, tendrían entre los primeros deseos cambiar su cuerpo por el de fulanita.

Yo me incluyo. Estuve ahí. Tenía muy en claro qué cuerpo quería tener, cómo me quería ver. Tenía una lista de cosas que cambiaría de mí. Estaba convencida de que, si tuviera tal cuerpo, sería feliz. Que mi vida empezaría de verdad cuando fuera "linda". Que mi cuerpo era el antes, siempre aguardando el cambio.

Pensaba que cuando tuviera tal cuerpo sería digna de las cosas: de ponerme vestidos de fiesta, de gustarles a los chicos, de sacarme fotos en la playa, de tener un grupo amigos, etc. Me daba vergüenza imaginarme sacándome fotos en la playa o usando vestidos. Me sentía engañada o humillada si un chico gustaba de mí; era imposible que le gustara yo, debía ser una broma para burlarse. Si no tenía tal cuerpo, no merecía todo eso. Si esas cosas me pasaban (que alguien guste de mí, que una amiga no se riera de mí mientras me sacaba fotos, que personas quisieran ser mis amigas), sentía que no eran reales ni genuinas. Todo era prestado, como si no lo mereciera, y que en cualquier momento se darían cuenta de que era fea, "descubrirían" mi feo yo, y se irían.

Ese síndrome de la impostora no te lo robo.

Es muy loco pensar eso, ahora que lo veo a la distancia. Es muy loco vivir así, sentir que todo es prestado, que siempre estás en deuda con los demás por no ser linda, que en cualquier momento abrís los ojos y tenías razón: todos se fueron por no ser lo suficientemente linda. Pero es la situación mental de muchísimas chicas y es más común de lo que se cree.

Cuántas veces me habré aguantado el calor insoportable por no sacarme el suéter. Cuántas veces me habré perdido de meterme a la pileta o al mar por no ponerme malla. Cuántas veces habré colgado un vestido de nuevo en su perchero porque no lo podía comprar, no me quedaría bien. Cuántas veces habré salteado la sección de prendas que me gustaban en las tiendas porque no eran para mi cuerpo, y buscado algo que me "favoreciera", aunque no me gustara tanto. Cuántas veces me habré sentido bien un ratito para sacarme fotos, pero al verlas las borré todas y volví a sentirme mal. Cuántas veces habré rechazado ir a fiestas en la pileta porque era inadmisible quedarme en malla frente a mis amigos. Cuántas veces me habré evaluado físicamente antes de acercarme a alguien para ser amigos, para saber si me verían "normal" o no, si les agradaría o no.

Muchas veces me privé de ciertas cosas por mi forma de cuerpo. ¿Vos lo hiciste alguna vez?

...

Espero que no lo hayas hecho nunca, que hayas disfrutado de todo.

Pero, si no es el caso, seguro pudiste entender lo que de verdad sentía en esas situaciones.

Ahora está muy presente la movida de amarte a vos misma, de ser empoderada, de desafiar los estereotipos. Carteles enormes en la avenida que dicen "empoderate" con mujeres siendo atrevidas.

De verdad: ¿cuántas veces por día te cruzás con algo que diga "amate a vos misma"? Yo, una mínimo.

Casi que es una nueva obligación. Querete, amate, aceptate. Sé empoderada. Si no, fracasaste como mujer. ¿Qué mujer no es empoderada hoy en día? Te estás quedando atrás.

(Podemos hablar veinte horas sobre el empoderamiento individual y hegemónico, pero otro día).

Todo muy lindo, todo el mundo quiere que nos amemos y nos aceptemos, y si no lo hacés sos boba.

Feminista hartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora