Acá estás de nuevo en mi libro, así que gracias, te quiero mucho.
[Pero si tenés menos de dieciocho años te pido que no leas este capítulo o que primero tengas aprobación de alguien mayor de edad. No contiene demasiado lenguaje explícito, pero mejor prevenir que curar].
Porque bardera pero razonable y responsable.
Veo que seguís bajando así que quiere decir que tenés dieciocho o más, pasá y ponete cómoda/o.
Este capítulo habla de la sexualidad en las novelas (parte 1) y sobre por qué, en la mayoría de los casos, es cuestionable.
Primero lo primero: hay varias clases.
1. Las escenas escritas por nenas de catorce años.
2. Las escenas escritas por chicas más grandecitas que están más o menos encajadas en una historia de amor y que el tener relaciones "perfecciona" el noviazgo.
3. Historias basadas en pura cama y que intentan colar alguna que otra frase romántica para disimular.
4. Historias de amor que tienen varias —muchas— escenas eróticas, pero que intentan ser proporcionales a las escenas de amor.
Seguro no queda muy clara la diferencia todavía, así que voy a profundizar.
1. Autoras de menos de catorce años.
Creo que ni hace falta que ahondemos mucho en este punto.
No hay nada de malo en que una adolescente quiera escribir novelas, vamos a aclarar. Pero incluir ese tipo de contenido es difícil por dos razones. Primero, no tenía idea de cómo hacerlo; y segundo, yo jugaba con las muñecas y me daba vergüenza hacer que Barbie y Ken se dieran un beso.
Lo que quiero decir es: un(a) adolescente menor no sabe cómo encarar la redacción de una escena así. Hay que tener en cuenta muchas cosas: en qué proporción incluirlas, en qué situación, en qué momento de la historia, qué intensidad va a tener y qué tanta relevancia queremos que el lector le dé. Y es difícil lograr eso.
Entonces quizá el resultado es una escena erótica metida en un lugar que no corresponde y que salió de la nada, o una demasiado intensa para ese momento del argumento, o que parece que va a tener consecuencias en el futuro por la importancia que se le da, pero al final no. Estaba por estar.
Como adolescente escritora de fanfics que fui, tengo que admitir que me sentía presionada por otras lectoras de mi edad para que incluyera ese tipo de contenido en mi novela. La única verdad es, que no me gustaba. Nunca fue una temática que quisiera —o supiera— abordar. Pero cuando ves que incluyendo la palabra lemon en el título, las lecturas se multiplican y además tus lectores te insisten, no te permitís pensarlo demasiado.
Por eso lo hice UNA vez, y me arrepiento, porque quedó una reverenda porquería sin sentido.
No podés escribir sobre algo de lo que no tenés conocimiento. Mi escena fue súper forzada, mal escrita, las acciones eran disparejas, no sabía qué diálogos incluir o si era necesario incluirlos, y por último, no supe cómo expresarlo en palabras. Lo más erótico a lo que llegó mi escena fue un chape mal hecho.
Por eso, cuando sos un jovencito que corre en las praderas (como todos acá) los momentos eróticos en tu historia van a ser —por lo que he visto— de pésima calidad.
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Feminista harta
AcakAntes: ¿Acá es el bardo? Le cambié el título nomás. Hablamos de feminismo, misoginia y otras yerbas. Pero con memes.