Capítulo 17

2 0 0
                                    


Cuando Hans desapareció de la sala de espera, no supe qué hacer. Podría haber corrido hasta él y haberle dicho que lo quería, que no me importaba lo más mínimo el poco tiempo que llevábamos juntos, que lo amaba como nunca había amado a nadie, que se me hacía cuesta arriba pensar en estar sin él, y que no quería una vida si no era con él.

Pero nos estaría mintiendo.

Y eso fue lo que más me dolió reconocer en todo ese caos de sensaciones. Que no estaba segura de mis sentimientos. Que no era seguro que lo quisiese, y mucho menos amase. Que no me imaginaba una vida ni con él ni sin él. Que sobreviviría, pero que yo quería vivir.

Derrotada por la nueva declaración de intenciones, me giré hacia el pasillo, para comprobar que seguía sola. Que llegué sola y acabé sola.

Y sin rumbo fijo, pero con destino final, volví a mi bálsamo: Nico.

Cuando iba a salir del hospital, me topé con Nerea.

 - ¿A dónde vas? – me preguntó.

 - A salir de aquí.

Me miró con esos ojos que me conocían tanto, y dijo:

 - ¿Lo habéis vuelto a estropear?

 - Para estropearlo de nuevo habría que haberlo arreglado primero, y creo que en ningún momento lo hicimos.

Se quedó mirándome fijamente y sacudió suavemente la cabeza.

 - ¿Se sabe algo de Estela? - dije queriendo cambiar de tema.

 - No, nada nuevo.

 - De acuerdo, nos vemos esta tarde.

Nerea bajó los ojos hasta el suelo, y volvió a sacudir la cabeza.

 - ¿Por qué no lo solucionáis?

 - Porque Nerea, ha pasado una semana desde que nos conocemos, no es tanto como para tirarlo todo por la borda por él.

 - Pero tú quieres tirarlo, ¿no?

 - Solo hace una semana que...

 - Sí, sí, eso ya lo sé. – me interrumpió. – Pero no es eso lo que te he preguntado.

Me quedé mirándola fijamente y... no supe qué responderle.

 - Tengo que irme, Nerea. – le dije apartándome de su camino.

 - ¿Vas a casa de ese amigo nuevo que te has echado? – me interrogó con ironía.

Inmersa en esos ojos que no me permitían que me fuese de allí sin que ella hubiese ganado, respondí:

 - Voy a hablar con Nico. Es solo eso, Nico. - me encogí de hombros.

 - No, no es solo eso. Ningún hombre es solo eso cuando se trata de una mujer.

Abrí los ojos como platos.

 - Guau, si que has cambiado desde que no nos vemos. No tenías esos pensamientos cuando estábamos juntas.

 - No, te equivocas. Eso siempre ha sido así. Un hombre y una mujer no pueden ser amigos sin que haya sentimientos de por medio.

Llegados a ese punto de la conversación, pensé que realmente, no estaba hablando con mi amiga de toda la vida.

 - No decías eso cuando éramos Adrián, Estela, tú y yo.

 - Pero es que no es lo mismo, Adrián si quería a alguien. A Estela.

 - Creo que ahora mismo no soy capaz de discutir. – dije derrotada ya.

Entonces Nerea explotó.

 - ¡Claro que no eres capaz de discutir! No quieres discutir porque lo has hecho mal y sabes que vas a perder; y eso te da miedo, perder a la única persona que te ha amado. Porque Hans te ama, y tú lo sabes. ¡Y qué más dará que sólo os conozcáis desde hace una semana! No importa, porque lo que él siente es verdadero, Eva, lo siente de verdad. Y tú estás jugando aquí a ser la animadora guapa del instituto que, después de dejar enamorado a la mejor persona del instituto, se va con el capitán del equipo de fútbol. – paró un momento para coger aire, y prosiguió. – Y siempre dijiste que de ser tu vida una película, sería de acción. Y no estás cumpliendo tu palabra, Eva. Ahora mismo te da igual lo que sienta Hans, cómo esté Estela o Adrián. Y no te hablo de mí, te hablo de todos. Estás más pendiente de parecer la afectada por todo lo que está pasando, que por estar verdaderamente afectada. Así que, por favor, deja un momento tu papel en la obra a un lado, porque no te darán ningún Goya aquí, y preocúpate realmente.

Esa era la Nerea que yo conocía, pero por una vez, no estaba de acuerdo con la derrota.

Un lugar bajo el sueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora