Calle POV
Mi cabeza era un lío. No estaba muy segura de cuántas horas llevaba dando vueltas en la cama, tratando de conciliar el sueño. La conversación con Poché me golpeaba constantemente; sus palabras, su mirada pidiéndome a gritos que no la dejara y la expresión de su rostro al decirle que realmente no la amaba. Era obvio que todo lo que le dije fue una mentira, pero no podía retractarme y mucho menos arriesgarme a que ese video llegara a manos de mi padre. Estaba segura de que nada me había dolido más que ver lo destrozada que se sentía Poché con la situación, pero ella se olvidaría de mí, encontraría alguien que le diera lo que yo no podía: Estabilidad.
“Lo único que está realmente claro es que no sabes lo que quieres”... - Ella tenía razón. Sabía que mi indecisión la lastimaba, porque también podía sentir ese vacío, y no podía dejar de llamarme a mí misma cobarde. No dudaba que la amara porque estaba segura que siempre lo había hecho. Tal vez ahora las cosas habían cambiado un poco, pero lo que ella me generaba, esa extraña sensación de calidez, siempre estuvo ahí. Solo quise enterrar cualquier sentimiento “indebido” basándome en mi temor a perderla. Lo irónico es que sea el miedo el que me impide tenerla.
“Esto es lo mejor para ella” -Me repetía a mí misma mientras me levantaba de la cama. Decidí dirigirme al baño para refrescarme un poco. Abrí la llave y dejé que el agua corriera. Al mirarme al espejo noté las enormes bolsas bajo mis ojos producto del llanto. Humedecí mi rostro y cuando estuve dispuesta a salir oí un estruendo proveniente del piso inferior. Probablemente mis padres estaban despiertos, pero aun así no descartaba la idea de que alguien hubiese entrado a la casa, así que agarré lo primero que encontré para defenderme y bajé las escaleras en tiempo record.
Al llegar al salón me encontré a mi padre dando vueltas de un lado a otro con ambas manos sujetando su cabeza, parecía que quisiera arrancarse el cabello de un solo tirón. Al notar mi presencia alzó la mirada conectando sus ojos con los míos. No supe descifrar su expresión.+ ¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que ya dormías –me dijo él con un tono apagado, acrecentando mi confusión. Me encogí de hombros-.
- Solo… escuché un ruido y decidí bajar a ver qué sucedía.
+ ¿Y para qué traes el destapacaños? –observé lo que traía en las manos y me ruboricé un poco-.
- Yo… bueno, estaba teniendo ciertas “dificultades”-gran excusa Daniela-.
¿Tú que hacías aquí?+ Alguien vino a buscarme
- ¿A esta hora?
+ Sí, a esta hora Daniela. ¿Sabes qué es lo interesante? –su actitud empezaba a hacerse pesada-.
- No lo sé, ¿qué puede hacer un extraño aquí casi en la madrugada?
+ No era ningún extraño, pero ese no es el punto… ¿La palabra “video” te suena? –estaba segura que para ese entonces mi cara era un poema-.
- Yo… n-no sé de qué me…-él me interrumpió-.
+ ¡Ni siquiera te esfuerces en mentirme! Sólo te voy a advertir una cosa, mi hija no va a ser una lesbiana.
Se me subieron los colores. Lo único que hice fue correr a mi habitación e intentar encerrarme, pero mi padre me siguió e impidió que trancara la puerta.+ ¡No he terminado de hablar contigo Daniela!
- ¡No hay nada que discutir!
+ ¡Estabas besándote con ella! Eso no es normal Daniela, nosotros no te criamos así
Escuché cómo la puerta se abría, dejando ver a mi madre con una expresión de preocupación en el rostro.
* Sus gritos se escuchan por todo la casa, ¿por qué discuten?
+ Eso pregúntaselo a tu hija –dijo él mientras me dirigía una mirada de odio-.- No pasa nada mamá…
+ ¿Qué te involucres con esa lesbiana te parece poco? Siempre supe que había algo mal en ella, por eso nunca estuve de acuerdo en su amistad. ¡Mira lo que te hizo!
* Germán, cálmate, no estoy entendiendo nada –mi madre parecía tratar de enfriar la situación, aunque creo que era una misión imposible a este punto-.- No hay nada que entender mamá, esto no es algo que sea de su incumbencia. Y tú papá… -dije mientras clavaba mis ojos en él- Sólo para que te enteres, ¡estoy enamorada de Poché!
Un golpe seco se escuchó y luego… silencio. Sí, mi padre me había dado una bofetada. Me quedé helada, y creo que mi madre también. La ira ya no me cabía en el cuerpo, pero no dije nada, simplemente busqué mi maleta y empecé a guardar lo que mi mente agobiada consideraba en ese momento sería necesario. Entonces la voz de mi madre volvió a llenar el ambiente.
* Dani… ¿qué haces? Esto no es necesario hija, hablemos –sabía que ella no era como mi padre, pero tampoco estaba dispuesta a escuchar-- No tengo nada de qué hablar mamá, ya lo oíste fuerte y claro. Ustedes no tendrán una hija lesbiana, así que desde este momento yo dejo de ser su hija.
+ Tú no te irás a ningún lado Daniela –otra vez ese tono autoritario-. No creo que quieras saber lo que sucederá si te atreves a poner un pie fuera de esta casa...
- Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión –dije mientras cerraba la cremallera y caminaba fuera de la habitación, pero ellos me siguieron escaleras abajo-.+ ¿Estás segura? –una sonrisa llena de prepotencia se dibujaba en su rostro-. He escuchado que el padre de Poché está teniendo mucho éxito en su nuevo negocio. Un esfuerzo de muchos años, sería una pena que quebrara ¿no?
Me paré en seco. Volví a cerrar la puerta de la entrada y me giré para observarlo. Ahí estaba él, sacando su peor lado. Mi vida había girado en torno a mis padres, buscaba constantemente su aceptación. Estudié administración solo para satisfacer los deseos de mi padre y su idea de que me “hiciera cargo de la empresa familiar”. Lo único que no había logrado era separarme de Poché, pero tal vez era el último hilo que debía ajustar para convertirme en su marioneta.- No serías capaz de hacer algo así –creo que hablaba más para mí misma que con él-.
+ ¿Entonces eso crees?... Sería solo el inicio.
* Germán, ya basta –sabía que a mi madre le costaba contradecir a mi padre, tal vez nunca lo haría, pero algo es algo-.+ No cariño, no he terminado. Escúchame muy bien Daniela, porque solo te lo repito una vez. Tienes dos opciones: Puedes quedarte con nosotros y olvidarte de ella. Sabes que conmigo tendrás lo que desees y puedes aspirar a un futuro. Con tu apellido las puertas se abrirán solas.
- ¿Qué sucede si decido irme? –ya sabía muy bien lo que sucedería, solo quería escucharlo una vez más para que mi estúpido corazón entendiera lo que mi cabeza empezaba a aceptar-.
+ Le haré la vida imposible a ella y a su familia. Sabes muy bien que tengo suficientes influencias como para dejarlos en la ruina y a ti también. Créeme que se me olvidará que eres mi hija.
Suspiré. Un sollozo amenazó con escapar de mis labios al igual que una lágrima, pero me contuve. Cerré los ojos por unos segundos, tratando de pasar el nudo en mi garganta. Aunque tenía los ojos totalmente cristalizados no le iba dar el gusto de verme rota. Sabía que se me habían agotado las opciones
.
- Solo voy a pedirte una cosa. –dije con la mirada clavada en el suelo-.+ Dudo que en tu posición puedas imponer alguna condición, pero…te escucho.
- Quiero que te asegures de que ella estará bien.
Primero queremos pedirles una disculpa por haber tardado más de cinco meses en actualizar. La verdad en este tiempo han pasado muchas cosas, y no pensábamos continuar la historia, pero sus comentarios nos motivaron a seguir con este proyecto. También debemos aclarar que este fic ha sido escrito por un equipo de trabajo de varias personas, que en la actualidad somos cuatro. Tanto Dayana (Pim) que coordina la cuenta en la que subimos el fic y las otras tres @Aura1227 @krox1307 y @Marce-Lau estaremos al pendiente de sus dudas o si nos quieren acosar por cap. Desde ahora haremos todo lo posible por actualizar al menos una vez a la semana ya que todas tenemos responsabilidades académicas. No siendo más, gracias por continuar con nosotras y nos vemos pronto. ¿Qué creen que sucederá?