Calle POV
Llegué al mismo lugar de siempre. Por alguna extraña razón me brindaba cierta paz. Un nivel que me sería imposible describir con palabras.
Desde muy pequeña solía visitar aquel parque con mis padres. Tenía muy gratos recuerdos de esa época y con el tiempo se convirtió en mi refugio durante los malos momentos. Siempre que debía pensar y alejarme de todo, podía sentarme bajo uno de esos grandes árboles, cerrar los ojos y aclarar mi mente.
Ya era muy tarde. No estaba segura de haber tomado una buena decisión al dirigirme a aquel sitio. No tienes a dónde ir Daniela –pensé, mientras me decidía a salir del auto-. Tenía mil cosas bombardeando mi mente y a esa hora era complicado que cualquiera, incluso Poché, quisiera recibirme. Tampoco sería capaz de explicarle los motivos de mi discusión con mi padre. Probablemente no me entendería o se alejaría de mí para no estar en medio. ¡Qué más da! –dije mientras abría la puerta-.Aquel era un lugar que solía estar ocupado hasta el último rincón y nunca lo había visitado en medio de semejante soledad. Empecé a caminar a través del sendero, sin un rumbo premeditado. El silencio era algo abrumador, pero a la vez me permitía concentrarme en lo que estaba sintiendo, en todo aquello que rondaba mi cabeza. La idea de alejarme de mis padres siempre me había atemorizado. Lo veía como algo lejano, porque tarde o temprano debía pasar, pero nunca lo percibí necesario. No hasta ese momento.
De repente escuché a mis espaldas unos pasos que lograron paralizarme. Después de todo, no era la única allí… Un hombre me seguía con celeridad y su mirada me hizo entrar en pánico.Poché POV
Luego de que Calle dejara la fiesta solo pasaron algunos minutos para que el cansancio se hiciera presente. Fue sin duda una de las celebraciones que más había disfrutado en mucho tiempo, pero ya era demasiado tarde. Decidimos darla por finalizada y, como acordamos, los chicos me acompañaron hasta el apartamento.
Cuando por fin abrí la puerta tuve un gran golpe de realidad: De nuevo estaba sola, Calle acompañada por sus padres y Johann muy lejos de allí. Nada había cambiado, la misma situación durante los últimos meses. Esa era mi vida desde que decidí dejar la casa de mi padre y vivir con Johann. A veces me arrepentía, pues extrañaba la compañía constante de Valen, pero lo había hecho por amor. Seguía siendo igual, ¿o no?
Desde el regreso de Calle esta duda se hacía cada vez más presente en mis pensamientos. Ambas cosas no tenían conexión alguna, pero mi cabeza las relacionaba de manera insistente.
Antes de poder meditarlo fui interrumpida por el sonido de mi teléfono. Usualmente no recibía llamadas a tales horas, y menos de…- Hola Mafe, ¿qué sucede?
+ Disculpa que te moleste a esta hora pero Dani no me contesta, ¿la puedes hacer pasar al teléfono?
- No sé a qué te refieres –no entendía lo que sucedía y mi nivel de somnolencia no ayudaba-. Calle regresó a su casa hace un buen tiempo. ¿Acaso no está con ustedes?
+ ¿Entonces realmente no sabes?
- ¿Qué se supone que debería saber?
+ En este momento no importa. Me preocupa que no haya regresado aún. ¿Tienes idea de dónde pueda estar?
- Bogotá es demasiado grande, puede estar en cualquier parte –se me escapó un bostezo-. Para este punto sentía un gran peso en mis ojos.
+ Piénsalo un poco mejor Poché, por favor –noté que su voz se quebraba-.
No sabía que era lo que ocurría pero el tono de Mafe hizo que despertara en mí una gran preocupación. Solo pensé: Es algo grave.
La gran cantidad de escenarios posibles frente a esta situación empezaron a cruzar mi cabeza. Uno peor que el otro. No podía concentrarme, el miedo empezaba a apoderarse de mí. Agité la cabeza en desaprobación. Tienes que calmarte, –me dije a mí misma- no le pasará nada. Ella está bien.