—¡Finalmente! –exclamó Catalina, trotando hasta donde su mejor amiga se encontraba—. Por un momento pensé que lo habías olvidado.Priscila entregó las llaves de su automóvil al valet parking y caminó hasta la entrada del jardín donde se llevaba a cabo la fiesta de cumpleaños de Catalina.
—Claro que no –negó con la cabeza—. ¿Cómo olvidaría algo como esto?
—Vamos, pasa, todos te están esperando.
Juntas entraron a aquel lugar. Había tomado tres meses planear todo, y vaya que se notaba, el lugar, la música, la comida, inclusive los invitados, todo estaba perfectamente ordenado y en sincronía.
Una pequeña multitud se había formado en el centro del lugar, la gente evitaba que Priscila viera que era lo que causaba tanto alboroto, por más que estirara su cuello le era imposible hacerlo. Catalina se percató de esto, así que decidió mantener informada a la rubia.
—Es Camila –explicó, casi en un susurro—. Todos están impresionados con su cambio de imagen, desde que entró no se le despegan.
Una extraña sensación recorría el cuerpo de Priscila, estaba tan acostumbrada a que los ojos se mantuvieran en ella, que ahora que nadie se percataba de su llegada se sentía incompleta.
—¿Por qué la invitaste? –cuestionó la rubia, observando desde lejos como la elogiaban y se reían de sus malos chistes.
—No lo hice –afirmó, sin despegar la vista de su objetivo—. Cuando repartí las invitaciones eras novia de Loan, así que lo invité, tal vez él la trajo.
¿Qué acaso nunca se iba a librar de ella? Estaba segura que hasta en sus sueños la veía, Camila esto, Camila lo otro, necesitaba un descanso y rápido.
Así que sin dudarlo un segundo, caminó con firmeza hasta el centro del alboroto, le iba a dar una cálida bienvenida a su rival.
—Hola, Camila –saludó la rubia, plantándose delante de ella, la diferencia de estaturas era considerable, así que Camila tuvo que dar unos pasos hacia atrás para poder verla a los ojos—. No sabía que te encontraría aquí.
—Hola, Pris –la castaña sonrió como si fueran amigas del alma, vaya que era una buena actriz—. No pensaba venir, todo surgió a último minuto.
El resto de los espectadores no sabían que hacer, se lanzaban miradas de extremo a extremo, decidiendo si irse o quedarse a ver lo que podía llegar a convertirse en una entretenida pelea.
—Así es, yo la invité –Loan surgió de la nada, en un instante ya estaba de pie junto a su novia—. No pensé que fuera un problema.
Priscila logró formar una sonrisa en su rostro, tenía que mantener las apariencias, no podía dejarse ver como en realidad estaba, celosa y hecha una furia. Tenía que demostrarles que no le importaba y que no tenía ningún problema con Camila Lloret.
—Por supuesto que no, que bueno que te diste el tiempo de acompañar a Cat en una fecha tan importante para ella –comentó lo más suavemente que pudo, si Camila podía hacerlo, entonces ella también—. En fin, los dejo solos, tengo que ayudarle a la cumpleañera.
En el mismo instante que la rubia se alejó del lugar, todos hicieron lo mismo, la potencial pelea había pasado y para ellos ya no valía más la pena. Camila caminó junto con Loan y un par de ex amigas de Priscila, juntos iban a buscar una mesa y establecerla como suya. Por otro lado, Priscila hizo lo mismo, sin embargo en compañía de Cat, Liz, y unas cuantas personas más.
Básicamente los invitados estaban divididos en dos equipos, y la separación era totalmente notoria, nadie hablaba con los contrincantes, nadie se dirigía a los contrincantes, en fin, nadie socializaba con los contrincantes.
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Persiguiendo la popularidad
Teen FictionPriscila tenía la vida ganada, o al menos hasta que terminara la preparatoria. Físico envidiable, calificaciones perfectas y por novio al chico más deseado por todas sus compañeras. Camila, por otro lado, era la chica buena de la historia. Nunca sal...