El ambiente se sentía diferente, menos pesado, menos tenso, menos dramático. Priscila no podía creer todo lo que había pasado durante los últimos meses, mirar hacia atrás era algo que generalmente no le entusiasmaba hacer, sin embargo esa vez era diferente, pues sabía que no había retrocedido, sino avanzado. Las pocas personas que quedaban a su alrededor eran las únicas que le habían sido cien por ciento leales a pesar de todo, ni siquiera sabía si en verdad les podía considerar "amigos", pero si estaban ahí era por algo, así que por el momento se evitó problemas y no le dio más vueltas al asunto.
Mientras tanto, se mantenía en una orilla del concurrido pasillo, observando como todos sus compañeros se dirigían entre cantos y porras hacía el salón de usos múltiples. Ese día era el partido de básquetbol más comentado de todo el semestre, ya que era contra sus adversarios más temidos, los guepardos de la preparatoria Este.
No obstante, Priscila todavía no estaba lista para tomar su lugar en las gradas, así que le pidió a sus amigos que se adelantaran mientras ella esperaba lo que tan cansada estaba de enfrentar.
—Bien, te apartaremos un lugar, no tardes tanto —respondió Liz ante la solicitud de la rubia.
—No lo haré.
La chica observó como aquel grupo de personas desaparecía entre la multitud, sin embargo, por otra parte vio a su próximamente ex enemiga acercándose hacia ella, con la cabeza bien alta y dispuesta a defenderse si consideraba necesario.
—¿Ahora qué? ¿Vas a echarme en cara que Lander y tu son nuevamente amigos? —comenzó diciendo Camila, ladeando su cabeza de un lado a otro.
—No, quiero hablar contigo precisamente por esto —corrigió Priscila, señalándola firmemente con ambas manos—. Estoy harta de esta absurda guerra de egos. Estoy harta de esperar tu siguiente ataque para poder responder, estoy harta de lo que sea que hayamos hecho entre nosotras dos.
Ahora Camila no parecía tan valiente, trataba con toda su fuerza de voluntad no agachar la mirada y mantener su postura derecha, claramente la habían tomado desprevenida.
—No entiendo a dónde quieres llegar.
—Si tengo que disculparme entonces lo voy a hacer —la rubia sabía que su orgullo era lo más preciado que tenía, sin embargo si tenía que renunciar a él para finalmente limpiar su conciencia, entonces estaba dispuesta a tomar el riesgo—. Lo siento Camila, siento haber sido una perra contigo, perdón por todas las veces que te hice sentir inferior e insegura. No puedo decirte que he cambiado por completo, pero considero que he madurado, así que perdón, porque era una chica manipuladora, superficial y con complejos de superioridad y no me enorgullece admitirlo.
Ella no era la única que había hecho cosas horribles, ninguna era la víctima, así como ninguna era del todo la villana. Todo lo que les había sucedido se lo habían ganado a pulso, era la ley de la vida, era lo que todo el mundo conocía como "karma".
—Supongo que ahora es mi turno de pedir disculpas —comentó casi en un susurro la castaña, decidiendo si era lo correcto.
—Me da lo mismo si te disculpas conmigo o no, lo único que quería que supieras era que por mi parte se acabó. Si sigo hablando con tu hermano, si sigo saliendo con él, no tiene nada que ver contigo, es solo cosa entre él y yo, ¿quedó claro?
—¡No puedes lavarte las manos así como así! —exclamó desesperadamente—. No puedes zafarte de tus consecuencias y dejarme cargando con toda la culpabilidad, eso solo demuestra que sigues siendo la misma de siempre, egoísta e hipócrita.
—¿Sabes qué? Ya ni siquiera me interesa lo que digas de mí. Eso pasa cuando dejas de darle tanta importancia a las personas que no se la merecen —contraatacó la rubia, guardando la calma e inhalando aire para mantener la cabeza fría—. Ganaste, Camila, felicidades, lograste lo que querías, me tienes aquí pidiéndote disculpas. Ahora hazme un favor y aléjate lo más que puedas de mi vida, te prometo que yo haré lo mismo con la tuya.
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Persiguiendo la popularidad
Teen FictionPriscila tenía la vida ganada, o al menos hasta que terminara la preparatoria. Físico envidiable, calificaciones perfectas y por novio al chico más deseado por todas sus compañeras. Camila, por otro lado, era la chica buena de la historia. Nunca sal...