022 ; fin

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Narrador Omnisciente.

El ángel sentía aquello de antes, lo malo de antes, lo que antes lo hacía sufrir. Aquel dolor de nuca pesado y la mirada pesada del demonio del que se enfrentaba, como si nunca fueron nada. Se sintió tan absurdo al ver cómo ese demonio lo miraba, se sintió absurdo por que hizo de todo para que no lo hiciera, pero de igual manera lo hizo.

El demonio no podía sacar de su mente lo ilógico del hecho que tuviera que asesinar a alguien del cuál sintió tantas cosas, hacer tantas cosas para terminar como el traste.

Como si ambos nunca sintieron algo mutuamente, solamente dejar todo sobre el suelo.

Los golpes, el veneno manifestado por serpientes manipuladas por aquel demonio, las energías intensas que dolían.

Ambos seres estaban manipulados por una autoridad opresiva, cegados por el poder que lo amenazaba si lo fallaban. Ninguno de los dos podía dejar de pelear puesto que aquella manipulación era realmente fuerte, y ya que en sus cabezas solamente pelean por ''justicia''.

Habían olvidado todo para ejecutar golpes, no eran nada al golpearse mutuamente.

Por otro lado, el grupo que obligó a aquellos seres a luchar observaban con mucha atención a cada uno deseando que el de su raza gane. Hasta que el ser positivo acorraló a su contrario con sus alas, cubiertas con algo de sangre por los golpes que había recibido del demonio. El primero intentó arrancar el arma más importante del dominio, las serpientes del cuerpo.

El demonio se resistió todo lo que pudo hasta que el contrario había tomado mucha fuerza para arrancar algunas y sacarle gritos de dolor. Por defensa, el demonio creó una ilusión para el ángel, aturdiéndolo y dejándolo sin fuerzas. Sin embargo, el ángel no fue tan estúpido y lo tomó de su cola demoníaca para caer en aquella ilusión, sacándole gritos de agonía, ya que el punto más débil de un demonio es su cola.

El ser demoníaco salió en ventaja echándolo al suelo y dejándole caer en aquella ilusión que próximamente lo llevaría a la muerte al ángel. Mientras los observaba sobre el suelo, miró las pálidas alas ajenas cubiertas de sangre y veneno, oyó sus gemidos de dolor y agonía. Para dar la última bocanada de aire antes de dormir para siempre.

El mal se acercó a su cuerpo para cortas las blanquecinas alas de aquel ángel, pero al tocarlas antes de hacerlo, se quemó. Ahora sus alas prendían fuego, pero no cualquier fuego, sino fuego blanco. Tosió por aquello, inhaló aquel aire del ángel tirado sobre el suelo y lo despertó.

Estaba, estaban, tan cegados por la ''justicia'' que olvidaron quiénes eran.

El demonio se hizo miles de preguntas al ver el cuerpo del ángel tirado sobre el suelo de repente, ¿por qué hizo eso?

Las autoridades que habían creado aquella pelea entre ambas razas, se alteraron al notar que el demonio se había despertado.

El que aún sobrevivía, dejó por completo las serpientes atrás, el veneno, el motivo del cuál peleaba para sostener a aquel ángel.

—¿¡Qué mierda hice, Jimin...!? —gritó Yoongi moviendo la cabeza de Jimin sobre sus brazos— ¡¡Jimin!! —puso su oreja sobre el pecho ajeno buscando oír sus latidos.

Se desesperó realmente a tal punto de gritar su nombre, intentó recuperarlo utilizando sus poderes de resurrección. Comenzó a hacer una cosa que nunca en su larguísima vida, llorar.

Insistió en moverlo para que reaccionara, pero fue en vano, luego de aquel aturdimiento tan doloroso.

Sin saber qué más hacer, lo transportó a otro lugar de Ándem, un lugar del cuál nadie sabía que existía, allí estarían completamente conectados con la naturaleza.

Lo dejó acostado sobre un suelo cubierto de plantas, acto seguido intentó una y mil veces más hacerlo reaccionar, pero cada vez que lo hacía sus esperanzas que siguiera vivo disminuían.

—Qué imbécil que soy. ¡¡Maldición!! —gritó mientras caían sus lágrimas— Te fuiste sin que te dijera que eres el amor de mi vida, que eres el ser más bonito que vi, que eres el único que me hiciste sentir amor, que haz logrado que un demonio sienta el amor, que sea feliz. Te amo, te amo demasiado como nunca amé en mi putísima existencia como un maldito y miserable demonio. Soy un hijo de puta que te dice que te ama luego de que te mueras, Jimin. Perdóname por lo mal que te hice sentir cada minuto, te ruego que por lo menos me lleves contigo. —se sacó sus lágrimas a pesar de que sus ojos expulsaba más y más lágrimas, sin parar— Te amo demasiado, te amo, te amé y te amaré como nunca lo hice jamás en mi mísera existencia. —puso su rostro en contra del rostro sin vida sintiéndose absurdo al decirle que lo amaba y pedir perdón luego de haber muerto por su culpa.

No tuvo más opción que quedarse al lado con el cuerpo sin vida mientras dejaba caer hasta la última lágrima de sus ojos.


| F. |

bad romance ; jm + yg IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora