Capítulo 11

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ChanYeol no iba a clases desde que Tao ocupó sus habilidades en él. El alumnado comenzó a hablar, y crearon teorías de lo sucedido, algunos decían que Tao era un brujo, otras que ChanYeol ese día andaba algo enfermo y por eso terminó de rodillas en el suelo, entre otras cosas.

Las habladurías hicieron que Tao se separara del grupo sangre dulce, para ahorrarse preguntas con respecto a lo sucedido y por qué realmente necesitaba estar solo, para pensar y meditar que mierda estaba haciendo con su vida.

En casa sus padres  le  vigilaban, ya ni siquiera podía ir al baño sin que uno de los dos se enterara, su preocupación y cuidados se estaban saliendo de control llegando a los extremos de ser hasta invasivo para su privacidad.

En la universidad a parte de estar el tema de los "sangre dulce" que le habían dicho que volviera a la mesa, que no se preocupara de la gente que hablaba, que simplemente los ignorara, estaba Kris... aquel tipo luego de entrometerse en sus asuntos, no se le quitaba de encima. A cada paso que daba se encontraba con él, tal vez pudo haber sido más discreto, opinaba Tao, por que era muy obvio que le seguía y que algo buscaba de él.

El estar siendo acosado y vigilado casi todo el día y noche le estaban haciendo mierda los nervios y la paciencia, solo esperaba no explotar y tratar de disfrutar de sus pequeños lapsos de paz, como lo era el almuerzo en la universidad, después de explicar brevemente y de manera tosca a los sangre dulce que quería estar solo un tiempo, estos dejaron de insistir con que volviera a la mesa y podía tener su momento de tranquilidad.

Estaba sentado en una mesa aislado de los humanos, con una bandeja de la cafetería que tan solo contenía una manzana roja, aunque nno necesitaba comida humana para sobrevivir, en ocasiones si lograba saciar un poco esa hambre que le carcomia por dentro, además que lo hacía para no levantar sospechas en el alumnado. Sus ojos están fijos  en un libro que pidió en la biblioteca, era un libro que hablaba de vampiros, de como supuestamente eran ellos, el libro era: Crepúsculo.

Realmente le parecía que la imagen que les daban era demasiado fantasiosa, muy de cuentos de hadas. Habían vampiros que no tenían una forma humana en la vida real, y eso les evitaba poder camuflarse entre los humanos y conseguir alimento. Habían otros que eran muy sensibles al sol, aunque no era su caso, el podía estar bajo el sol sin tener mayores consecuencias después, prácticamente en eso se parecía a los humanos, lo único que podía conseguir al estar mucho al sol, era quedar con unas manchas rojas que le ardían unos cuantos días.

Estaba tan metido en cuestionar la imagen que predentaba el libro de los vampiros que no se percató de la presencia de la criatura que se sentó en el asiento frente a el, hasta que su voz le sacó de sus pensamientos.

—¿Gustas de ese género?— no pudo evitar separar sus ojos con rapidez del libro, para ver a su acosador, suspiró  sonoramente para que el otro lo supiera se percatara de que su presencia no era bienvenida.

—¿Qué quieres? ¿Acaso no te basta con acosarme desde las rincones?— preguntó.

—No. Realmente eres fascinante y tengo que verte desde más cerca para poder leerte— dijo y apoyó los brazos sobre la mesa—Así como a un libro— se inclinó sobre la mesa más cerca de Tao.— Tengo que tenerte entre mis manos y abrirte...para poder saber todo de ti—

La metáfora con doble sentido no le causó nada más que rechazo a Tao; volvió a suspirar.

—Contéstame algo, Kris— dijo Tao, poniendo un dedo en el pecho de Kris para y empujarlo para que se sentara en la silla, retiró su dedo y volvió a acomodarse en su silla con su libro entre las manos.— ¿Porqué tanto interés en mí?—  preguntó mirándole fijamente a los ojos.

Descubriendote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora