Capítulo 23.

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Si Tao tuviera la capacidad de hechar humo por las orejas, lo estaría haciendo en ese momento, se sentía tan furioso y decepcionado, había creído en Kris, creyó en él, confió en el y hasta lo dejó entrar a su casa, lo dejó ayudarle, acaso, ¿Ese demonio no tomaba el valor de lo que Tao le dio? Su tiempo, paciencia, su verdad...eran cosas muy valiosas y privadas.

Tao se sentía engañado. Detuvo su andar al percatarse que caminaba hacía su casa y no llevaba mochila, y aún estaba demasiado molesto como para llegar, al hacerlo tendría que enfrentarse a Lay y que este le preguntara que le sucedía, no, realmente no tenía cabeza para contestarle ni de mala o buena manera, después de todo,  no tenía culpa de nada, solo era una pieza más en el ajedrez en una partida que él los había metido; entonces recordó la situación de su casa, sus padres estaban peleados, Lay le había pedido el divorcio a SuHo, hizo una pausa, sintiendo todo venirse encima, se agachó ahí mismo en la vereda, hasta quedar sentado:

"Si tan solo pudiera volver el tiempo atrás" .

Pensó y se dedicó a mirar la plaza que estaba cruzando la calle, habían algunas familias, con niños, jugando, suspiró, tal vez el nunca pudo hacer esas cosas con su familia real, pero tenía a Lay y SuHo, quienes jamás lo habían desepcionado, sino, todo lo contrario, habían sobrepasado las expectativas de Tao de tener unos padres, pero...eso era algo que se estaba acabando con rapidez en su eterna vida, el sabía que algún día ellos perecerían, al igual que todos los mortales y aunque tenía la posibilidad de convertirlos y poder quedarse con ellos por la eternidad, nunca pensó en hacerlo, sabía como eran las personas convertidas, se volvían vacías, porque no encontraban nada que les hiciera felíz, habían experimentado tantas distintas felicidades que ya ninguna los saciaba, entonces perdían su esencia, perdían lo que los hacía ser especiales y que llevó a un vampiro a transformarlos. El no quería ver como sus padres iban muriendo en su interior hasta volverse tan indiferentes y fríos, ya era suficiente con saber que algún día morirían, pero al menos lo harían sin su esencia corrompida; sonrió ante el pensamiento, dentro de toda la mierda en la que se veía consumido, al menos algo parecía estar haciendo bien, conservar a sus padres en su mortalidad.

Se puso de pie y sacudió el pantalón antes de proseguir con su caminata, iría a la oficina de su padre SuHo y verificaria si este realmente engañó a Lay, aunque Tao tenía la plena confianza de que era mentira, por sus orígenes; SuHo venía de una família estricta en la cual le inculcaron valores morales que dudaba que fuera a trasgredir, podía apostar su inmortalidad a que era una calumnia levantada hacía el, solo para perjudicar su perfecta reputación y causar problemas en casa, y si se trataba de buscar un culpable, quién era más apto para poder hacerlo que ese estúpido ente que deambulaba en algún lugar cercano a él o su hogar, Tao gruño por lo bajo ante la idea del ente en su casa, prefería mil veces que esa cosa estuviera encima de el que de sus padres, quienes eran completamente vulnerables a los actos del espíritu, la remota idea de que estuviera con sus padres le hizo acelerar el paso, pero como la velocidad mortal no le calmó la ansiedad, ocupó un poco de sus habilidades, para acelerar el paso.

Llego en un cuarto del tiempo que hubiera demorado usando la caminata humana. Se detuvo frente al edificio de 20 pisos, repleto de ventanas. SuHo era el gerente general y su oficina se encontraba en el piso 20 junto a las otras tres personas sobre su cabeza, el, era el tercero al mando, más importante y respetado de toda la empresa. Tao se adentró al edificio y en la recepción lo recibió con una sonrisa TaeYeon.

—Buenos días joven Kim, ¿Que necesita?— preguntó. Tao le devolvió la sonrisa, esa mujer era tan agradable a la vista, y quién diría que tiene 30 años, aún parece de 25.

—Buenos días— dijo con una leve reverencia.- Vine a buscar unos papeles de mi padre- le informo.

—Viene con autorización del señor Kim, ¿Verdad?— preguntó, Tao asintió con la cabeza— Bien, entonces adelante, tome, aquí esta la copia de la llave, por favor cierre al salir y me entrega la llave después.—

—Ningún problema— dijo y caminó hacía los ascensores, con la llave en una de sus manos, subió al ascensor.

Era tiempo de que todas esas dudas que causaron problemas en su casa se disiparan, Tao quería eso, ya que SuHo y Lay eran los únicos que tenía, era lo único más cercano a una familia que podría haber tenido a lo largo de su extensa vida.

Llegó al piso de su padre y salió del ascensor mirando a todos lados, no había nadie, caminó hacía su oficina, metió la llave en la cerradura e ingresó; puso en funcionamiento su olfato para detectar cualquier olor que no fuera familiar para su nariz, aspiró profundo, sintiendo el olor de su casa, de la fragancia de SuHo, la de Lay y la propia, caminó acercándose al escritorio, olisqueando como un verdadero perro, detectando un leve perfume femenino, sus pupilas se contrajeron, el olor era leve y un poco dulce, TaeYeon quedaba descartada, su perfume era más fuerte, Tao pudo sentirlo en cuanto pasó la puerta principal. Este era parecido a la vainilla, pero sutil. Tao no recordaba a nadie de esas oficinas que usara ese perfume...

Pero como si le golpearan, una persona llegó a su cabeza. Salió de la oficina, cerró la puerta y caminó hasta el lugar de trabajo de la mujer; miró por la ventana de la puerta y tocó. La mujer levantó la cabeza de sus papeles y le sonrió, con una leve inclinación de cabeza dándole permiso para ingresar, Kim abrió la puerta y pasó su cuerpo, cerró la puerta y miró a la mujer desde ahí.

—¿Sucede algo?— preguntó calma, mirando al hijo de los Kim.

"Sucede que eres sospechosa de haberte acostado con mi padre"

—Nada en particular, solo quería venir a ver como estaba, hace bastante tiempo no pasa por casa entonces creí que algo le había ocurrido— caminó hacía el escritorio, mirándola, sin descartar ningún movimiento de la contraria.

—Ah, eso, he tenido mucho trabajo— dijo, volviendo la mirada a sus pepeles.— Y las reuniones también quitan mucho tiempo— Tao se desplazó hasta el respaldo de la silla en la cual estaba sentada la mujer —Ya sabrás lo que se siente, al final, ya no tienes tiempo para ti, tu trabajo te absorbe por completo— Tao posó sus manos sobre las cienes de la mujer.

—Puedo ayudar a que se relaje— dijo con un dije de maldad casi imperceptible, la mujer, sin sospecha alguna, dejó que el pequeño Kim le hiciera un masaje en la cabeza, sintió una leve presión y un quejido quedó a medio salir de su boca antes de quedar inconsciente, Tao sostuvo la cabeza de la mujer y la dejó con delicadeza sobre el escritorio, camino hasta estar al lado de la silla y se agachó, puso una mano en la frente de la mujer y cerró sus ojos, escudriñando las memorias de aquella que era sospechosa de haberse acostado con su padre. Sus sentidos se congelaron al ver los recuerdos de la mujer; comúnmente las memorias tienen un borde negro cuando Kim las ve, pero estás tenían un borde rojo, haciendo ese color que recordará sus visiones. Rompió la conexión y se sentó en el suelo.

Muchas cosas pensamientos desbordadan su mente.
-El borde rojo.
-Sus visiones.
-Las memorias de esa mujer.
-El matrimonio de sus padres.
-El extraño ente que le acosa.
-Kris...

Se puso de pie con rapidez, se plancho las ropas, como si eso le ayudara con su estado nervioso y ansioso, como si ayudara con el creciente remolino que se estaba creando en su cabeza y que parecía que se lo tragaria todo -cosa que no le molestaría- pero tenía el presentimiento que sería de una forma brutal, de una forma que le desgarraria lo que no tenía.

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⏰ Última actualización: Dec 26, 2023 ⏰

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