🔰XIX🔰

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La mañana del domingo para Magnus en su casa con sus padres no había comenzado nada bien. La frialdad de su habitación a menudo, y en estos últimos meses después de traer sus cosas de donde Alec, no lo dejaba dormir.

Sintiendose que cada mañana, tarde y noche, o mejor dicho todo el bendito día, que había hecho algo mal. Que había hecho lo que supuestamente no iba a hacer nunca.

Y eso se lo confirmo su padre luego del desayuno, en la que también estaba Sebastian quien su madre había invitado.

Y con el que trataba de salir una semana después de terminar con Alec. Y el habito de abrir y cerrar la mano por los nervios había vuelto en estos dos meses.

—Hay algo de lo que quiero hablar —. La voz de Asmodeo salio tranquila, algo ronca tal vez por el invierno entrante pero sin duda había una pizca de orgullo y felicidad que Magnus sentía ajena. Magnus presto atención al igual que su madre y Sebastian —. He hablado con un amigo de la universidad —. Empezó —. Es director de hecho, y me dio la buena noticia de que te admitirían nuevamente en la universidad de leyes.

Lilith solto un chillido alegre, aplaudiendo un poco y Sebastian sonrió, sus ojos verdes destellantes de alegría. Magnus miro a cada uno de su familia, y solo sonrió, ocultando una vez más su claro incomodidad.

—Genial —. Sebastian extendio la mano hasta tomar la cabeza de Magnus y darle un beso en la mejilla —. Es como si... Es como si me hubieran dado una nueva vida.

Que claramente no deseaba.

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Alec para Mark era, es, alguien importante. Tal vez un poco más que Jace, Izzy, Max, sus padres y todos los demás.

Alec para Mark, es una luz en un camino de oscuridad desde los últimos once años. Cuando un niño de once decidió que uno sin hogar de solo diez seria una buena compañía para su familia. Los Lightwood.

Mark recuerda la primera sonrisa que le dieron luego de siete años de abuso por su padre.

Alec Lightwood salvo a Mark.

Aún recuerda la clara amabilidad con que Alec lo ayudo a levantarse luego de huir por orden de su madre. El dolor en el cuerpo, el ardor de las heridas por sus codos y rodillas fueron calmados, exterminados cuando Alec le ayudo. Un niño de piel pálida y sorprendentes ojos azules solo sonreírle a otro de ojos quien su padre decía ser asquerosos y de piel llena de cicatrices aún mas resaltantes por la palidez preocupante de su cuerpo. Alec salvo a Mark, y puede decirle tantas veces que nunca se cansaría.

—Deja de decirlo a cada rato —. Alec dice, el ceño fruncido y la línea recta en los labios pero Mark cree, sabe, que no esta molesto más que divertido —. Ya se que lo hice, no hace falta que lo digas.

Ya lo sabe, por el ángel, que lo sabe. Sabe que es necesario que no lo diga ni bien Alec se levanta o se va a dormir, cuando están en silencio o por mensaje, sabe que no es necesario pero siente que debe hacerlo.

—¿Te molesta? —. Y Mark con quince años pregunto una noche, en la cama de Alec echado boca arriba. Alec levanto la cabeza de sus deberes al de ojos wiskey, Alec boqueo —. ¿Te molesta que te lo diga a cada rato?

Alec fruncio el ceño, confundido —. Oh, por el... Claro que no.

Alec cerro el cuaderno, Alec avanzo hasta Mark y apagar la lámpara y los suaves resplandores de la luna entrar por la gran ventana de la habitación de Alec.

Remember |Malec-AU|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora