🔰XVII🔰

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Para cuando Mark despertó, su cabeza dolía a muerte. Ni molestarse en abrir los ojos cuando un maullido lo llamo. Desparramado allí con la cama, con la camisa de a cuadros abierto hasta la mitad y una mano que Mark sentía metida entre su pecho, pálida y fría.

Ladeo la cabeza, al lado derecho y con un suspiro suave vio dos ojos amarillentos y grandes mirándolo con atención, y Mark creyó ver el destello de algo de diversión en los ojos del gato. Con la mano entumecida acariciando la cabecita del gato y las peludas orejas grises.

Luego de unos minutos, Mark lo dejo a un lado para poner atención al cuerpo encima suyo.

Cabello negro, piel pálida. Alexander Lightwood.

Mark dejo de fruncir el ceño para cuando el tercer parpadeo termino. Alec estaba encima de él, recostado sobre su pecho. En todas sus anchas y aplastando su pobre cuerpo.

Mirando hacia el techo, Mark recordó la desastrosa pero interesante noche que tuvo con Alec.

Luego de que el susodicho regreso al estudio de grabación con la cara de cachorro apaleado y el corazón destrozado. Las palabras salir de los labios de Alec. El desesperante y real dolor que Mark sintió el de Alec como uno propio.

¿Que tal si te invito una copa? —. Recuerda Mark, pasando los dedos de la mano izquierda sobre el cabello desordenado y sedoso de Alec. Recuerda que los ojos azules algo acuosos de Alec lo miraron incrédulos —. Se que no es la mejor idea que he tenido luego de que vengas así... Pero lo menos que puedo hacer es ayudarte a procesarlo todo. Sea lo que sea, amigo, estoy aquí para ti. Así que, empezaremos por una copa, porque necesitaremos muchas de ellas.

El como terminaron en un bar de una zona curiosa con el letrero gigante de Príncipe Negro en la esquina. Y de copa en copa, Mark escuchaba sin chistar las quejas y lloriqueos de Alec, ofreciendo comentarios oportunos cuando Alec bebía medio vaso de una botella de ron. Porque si, pidieron dos botellas, una para él y otra para Alec.

Al diablo los vasos, si quieres desahogarte bien, no hay nada mejor que tomar una botella y lamer tus heridas en casa. Recuerda haber pensado con contrariedad cuando apenas e iba por la mitad.

Aunque ahora que Mark estaba más despierto que en los pasados veinte minutos, se dio cuenta que estaban en la casa de Alec. Por el gato. Mark no tiene gatos. Mark tiene un perro.

Un murmullo le llamo la atención, el estremecimiento en el cuerpo de Alec por la falta de una camiseta sobre su cuerpo. Mark aliso su cabello cuando Alec alzo la mirada encima de su pecho para mirarlo con curiosidad.

—¿Que diablos haces aquí?

—Buenos días también a ti, querido ¿Que deseas para desayunar? —. Mark volteo los ojos cuando Alec bufo y se quito de su encima con pesadez tomandose la cabeza a medida que avanzaba.

—¿Que demonios paso?

—Salimos a tomar —. Mark alzo los brazos, soltando la flojera de su cuerpo y dar un potente bostezo —. Hubiera preferido el escocés, pero preferiste el ron barato de un bar chiflado.

Alec hizo algo más parecido a una risa de por medio que a un resoplido. Alec miro la habitación, un desastre total. Algunas fotos tiradas que Alec recuerda vagamente que él lo hizo. La ropa tirada y varias latas de cerveza. Mark en su cama luciendo como si hubiera tenido el mejor polvo de su vida.

—¿Tú y yo...? —. Comenzó Alec, la voz gruesa y rasposa hicieron que Mark abriera un solo ojo para mirarlo —. ¿Tú y yo hicimos algo anoche?

Remember |Malec-AU|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora