23. HOGAR

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—¿Qué estás diciendo? —La voz estridente de Mateo se escuchó desde la puerta. Leonardo se enderezó y lo miró.

El hombre parecía que iba a explotar de un momento al otro si alguien no le respondía.

—Mateo.

—Thalía... ¿Qué estás diciendo? —volvió a preguntar con las mandíbulas apretadas.

Ella se llevó las manos a la cara y comenzó a sollozar y balancearse repitiendo «No, no, no». Se le había hecho una bola en la garganta, necesitaba gritar, necesitaba desahogarse, esos meses fueron los más difíciles de su vida, había estado viviendo en un pequeño sótano rodeada de alimañas de ocho patas y otra clase de animales.

—Pequeña...

—Ella me llevó y me encerró en el sótano de mi propia casa. Estuve meses ahí, sin poder asearme, sin poder beber agua potable y alimentarme. Había días que no comía y a penas bebía agua y la poca agua estaba sucia...

—Tranquila...

—Tenía la esperanza de poder escapar de ahí y encontrar a mi tío y decirle que estaba ahí, que lo necesitaba...

—Ya pasó...

—Pero no podía hablar, tenía miedo de hacerlo, tenía miedo de hablar por lo que pudiera ocurrirle a alguien a quien yo quería. Me había amenazado con todos.

Mateo acurrucó a Thalía en sus brazos mientras miraba la impotencia que contenía el rostro de Leo. Había estado en sus narices y nadie había podido ayudarla, rescatarla incluso protegerla, hasta que el llegó y todo se había comenzado a tambalear.

Thalía aspiró el perfume de Mateo y le rodeo el cuello con las manos para acercarse más a él y encontrar la calma de que siempre encontraba en su compañía, con él, ella estaba a salvo ¿Cuántas veces le había salvado la vida?

—Ahora todo está en orden y vamos a hablar cuando estés en mejores condiciones ¿sí? Yo me voy a ocupar de todo —le dijo mientras le colocaba mechones de cabello detrás de la oreja—. Vivirás en un lugar seguro y siempre estarás en compañía de gente que te cuidará.

Leonardo exhaló todo el aire que había sostenido. Su hermano había sido asesinado y trasladado ciento de kilómetros para que pareciera que había muerto en el incendio. Thalía había sido encerrada en su propia casa y estuvo a punto de morir de hambre y sed a manos de Sofía. Nadie había podido hacer nada por ella, sin embargo estaba viva, pero ¿Qué pasaba con esas muchachas y niños que no habían sobrevivido? ¿Qué habían muerto de la misma manera? Sin agua sin comida ¿Qué pasa con ellos?

Una enfermera entró a la habitación y le sonrió a los que estaban ahí al costado de la cama cuidando de la joven.

—El doctor vendrá en unos minutos, parece que te vas a casa, corazón ¿contenta?

Thali esbozó algo que podía haber sido una sonrisa.

—Estaremos esperando al doctor —dijo Mateo— me gustaría que me haga una lista con las indicaciones de los medicamentos que le han indicado a mi novia.

—Así será señor Hurtman.

La puerta se cerró detrás de la enfermera.

—Bueno creo que es hora de conocer tu nuevo hogar ¿estás contenta? Desde hoy vivirás conmigo en mi rancho y juntos llevaremos la clínica veterinaria que hay en el pueblo.

Los ojos de la joven se abrieron de una forma desmesurada ¿clínica veterinaria? ¿De verdad iba a abrir una clínica veterinaria en Gold River?

—¿Vas a?

Hermanos Hurtman #2 "Pecado de amor".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora