x. Jireh, ojo de Ra

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—Ahora calla, deberías escuchar toda la historia...

Yūgi asintió, aun perdido en la bruma de la confusión, extraviado en los yermos páramos no explorados y cegado por la neblina de las preguntas, trago saliva y Atem vio los ojos del agraciado muchacho brillar presos de una intensa curiosidad, eso lo enternecio, por lo que se dispuso a continuar.

—¿Y luego? —volvió a cuestionar Yūgi, el mayor río, era súper lindo.

—Mi hermano Yami es Udyat —Yūgi ladeó la cabeza confuso—; bueno, su representación. Yo soy Jireh¹, ojo de Ra, se supone que soy el sol y represento el Úreus. El Ùreus es una energía independiente del dios Ra,lo preserva de isfet (isft) el mal que estaba entendido como el caos, la duda, o el desorden.

Atem vislumbró una redonda y perfecta “o” formarse entre los labios del pequeño Yūgi, dando a entender que al fin había comprendido, pero casi de inmediato volvió a fruncir el ceño.

—¿Por qué es la historia de Udyat y Jireh si están separados...?

El menor sintió otra pequeña risa escurrirse por entre sus oídos.

—Porque el ojo derecho, el Jireh es el representante del sol, pero existe un ojo izquierdo, siendo este el ojo de Horus, representante de la luna y la oscuridad, el ojo de Horus y Ra, con los que nos ha identificado nuestro pueblo —Yūgi dio un ligero asentimiento, asombrado—; Yo soy luz y sol, Jireh. Yami es oscuridad y luna, Udyat. Nosotros juntos representamos un equilibrio, nosotros juntos somos un sólo ser, ¿comprendiste?

El pequeño Mutō asintió de forma efusiva, casi de inmediato notó la palma que se extendía en su dirección.

—Soy Atem Halakti, representante de Ra y faraón, un gusto. —el moreno dio una cariñosa sonrisa y Yūgi permitió que sus mejillas se calentarán, permitió que la lava ardiente se extendiera hacia sus orejas.

Se dio cuenta de que no que había presentado, tomo la mano contraria y la estrechó.

—El justo es mío faraón —Yūgi agacho la cabeza tratando de camuflar el notable sonrojo—; Soy Yūgi, Yūgi Mutō.

El mayor asintió, con un agradable calor recorriendole, el chico era tan lindo, pero no todo dura para siempre, escucharon un ligero ruido detrás suyo, pronto alguien se aclaraba la garganta.

Frente a Yūgi se abrió paso la imagen de un alto castaño, moreno y con unos impresionantes zafiros por ojos, le recordaba a Kaiba, un compañero arrogante quien le hacía reír.

Salió de su trance cuando la voz profunda del nuevo personaje en la habitación se materializó.

—Mi faraón, lamento irrumpir, pero se solicita su presencia en la sala del trono.

Yūgi vislumbró una pequeña y sutil sonrisa en el rostro de Atem.

—Vamos Seth —el mayor hizo un puchero—; Cinco minutos más, ¿si?

—Me temo que no puede esperar.

A Yūgi le divirtió la actitud infantil del gobernante.

—¡Mi nombre es Atem, Seth! Llevas tanto a mi lado y me dices faraón... —Atem dio una fingida expresión de dolor—; Eso duele...

Una pequeña vena apareció en la esquina de la frente del castaño.

—Mi faraón, sabe que las cosas no son así.

Atem soltó una risa divertida, y profeso un ligero «no te preocupes es una broma», pronto regreso la vista a su acompañante.

—Yūgi tengo que atender algunos deberes, sintete libre de explorar el palacio —uno de los orbes amatistas se transformó en un guiñó a su dirección que lo hizo sonrojar—; Eres mi invitado de honor, ¿okay, Yūgi?

El más bajito asintió sonrosado y murmuro un quedo:

—Okay...

—¿Escuchaste Seth? —cuestionó ahora al ojizarco.

—Si, mi faraón.

Vio la figura del gobernante desparecer por la ancha puerta. Explorar el lugar, no era una mala idea ¿no?

[Referencias]
• ¹; Ajet, Jiret y otras variantes —ya pasamos por esto ¿no?—. ·-·

La muerte y el juicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora