xviii. Dame un beso

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Complicado.

Una descripción simple, vaga, pero curiosamente acertada a su situación, una oscura noche que Atem había ido a verle...

—¿Estás bien? —fue una pregunta estúpida, era obvio que no estaba bien, pero el atractivo hombre de piel acaramelada no podría saberlo.

—No...

—¿Hay algo que pudiera hacer por ti?

Pudiera ser, pero Yūgi no tenía valor para expresar sus deseos.

—Enserio cualquier cosa...

Y lo beso, tan dulce y casto como solo él podría, un beso lleno de suavidad y el dulzoso elixir del éxtasis encubierto dentro de su saliva.

Atem no supo como reaccionar.

La muerte y el juicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora