Gato

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Tuvieron que pasar seis clases de baile para que Jungkook ya no llorase cuando le dejaban, pero eso no significaba que le gustara ir, ni que le agradara el maestro o sus compañeros, tampoco le gustaba bailar. Odiaba ese lugar, al menos, los primeros treinta minutos de clase. 

No era él único sintiéndose así, Yoongi pensaba que todos se veían muy tontos haciendo los mismos movimientos una y otra vez. Ya en más de una ocasión él y Jungkook se habían ocultado en casa esperando que de esa manera no les llevarán a esa hora de tortura, pero salieron de su escondite apenas escucharon a Namjoon amenazar con regalar unas galletas y el puff de Kumamon. No habían vuelto a intentar ocultarse.

En cambio, sus tres hermanitos estaban gozando mucho de esa hora de clases. Habían hecho amigos, y les encantaba incluso practicar en casa sobre la cama de sus appas, mirándose en el gran espejo que tenían. 

Nam estaba sentando en una de las sillas, escuchando música de sus audífonos, una pista que tenía que revisar para el trabajo. Una de sus manos sostenía su móvil, y la otra daba golpes en su rodilla conforme al ritmo.

La espera acabo, y la puerta donde se impartía la clase fue abierta por el maestro. El peli rosa apagó la música, guardó su móvil y audífonos en su bolsillo y se acercó a la puerta junto a otros padres. Ni siquiera había llegado a ella cuando Jungkook salió corriendo, con Yoongi detrás intentando frenarle. Siempre era igual, la clase finalizaba y Jungkook huía para buscar a su appa.

Namjoon le atrapó y lo cargó, causando que el niño se asustara al principio, pero apenas vio su cara se calmó y le abrazó del cuello. Tenía que aferrarse a él para que no le regresaran a esa horrible clase.

Yoongi vio a su padre, y en vez de saludarle, se dio la vuelta para regresar al salón. El adulto llegó a la puerta para ver como su hijo mayor tomaba a sus hermanos casi empujándolos para irse --¡ADIÓS!-- Jimin movió su manita despidiéndose de sus amigos.

Taehyung también le imitó, y los cuatro se acercaron a hacia su padre --¡VÁMONOS YA!-- rogó Yoongi, como si debieran escapar de ese lugar lo más rápido posible.

--Sí, ahora nos vamos-- acarició su cabello con la mano libre, para calmarle. Levantó la cabeza, encontrándose con el profesor --. ¿Todo bien?

--¡Claro!-- el joven maestro rápidamente se había encariñado con los cinco niños, incluso Jungkook --. Logre hacer que Kookie bailara desde el comienzo de la clase.

Namjoon sonrió al escuchar eso --¿Eso es verdad Kookie? ¿Bailaste mucho?

El pequeño asintió aun oculto en el cuello de su appa, sin mirarle a los ojos. Los adultos rieron, y el profesor volvió a despedirse de los infantes --¡Adiós Hobi! ¡Hoy te luciste pequeñín!-- el niño chocó su mano con el mayor y rió antes de irse corriendo con sus hermanos, apenado.

Pronto salieron de la escuela, con los niños jugando y corriendo delante de él, Namjoon fue al vehículo sin dejar de cargar a Kookie.

Los niños reconocían a la perfección su automóvil, por lo que se dirigieron a él y aguardaron pacientemente a que su appa abriese las puertas, para ya volver a casa.

Namjoon adoraba conducir escuchando las risas y cantos de sus hijos. Por eso, aun con el radio a un volumen alto, las risas de sus pequeños destacaban, incluido el pequeño Jungkook.

Como la academia quedaba cerca de casa, Namjoon dejó a los cinco en el asiento trasero para que jugasen. Nadie iba en su sillita de seguridad. Por lo que observaba por el espejo retrovisor que los niños iban hincados observando a través de las ventanas. Saludando y haciendo caras a algunos conductores, para luego esconderse como si no estuviese ahí. Cada tanto tiempo, Namjoon les hablaba de decía que iba a voltear a verles, entonces se sentaban correctamente para que viera que se estaban portando bien, sin saber que todas sus travesuras eran vistas por el espejo.

Cosas De Padres - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora