Parte 16 - Inesperado

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En mi cabeza sonaba la loca idea de que quién me seguía era nada más y nada menos que Alex. Pero mis pensamientos se esfumaron cuando descubrí que la sombra que iba detrás de mi inicio a formarse mucho más grande. Por lo que pude notar él era demasiado alto y algo fuerte por los brazos que llevaba. Me interesaba saber quién era, pero el miedo llenaba por completo mi alma haciéndome sentir muy mal. Sentía como mis piernas iniciaban a sentirse débiles, mis manos iniciaban a temblar y mi corazón aumentaba su potencial. 

Quería salir corriendo, voltear y observar quién causaba tanto alboroto en mi cuerpo, pero esto parecía más que una película de terror en la cuál yo era la protagonista. El miedo seguía recorriendo mi cuerpo cuándo de pronto escuché un casquete.

- ¿A dónde vas tan sola?- susurró.

Volteé a observar quién era y él tenía un arma en las manos. Yo no sabía qué hacer, cuándo de pronto mi mente me gritó: ¡Corre!

Salí disparada cuál fiera y me fui directo al bosque, mis pies estaban agotados de tanto caminar durante el día que y sentía que no me apoyarían en esto demasiado. No sabía a dónde iba, no sabía qué más hacer, pero sus duros pasos me seguían y no podía creer que esto era verdad.

Mi cabeza daba muchas vueltas, me sentía perdida. El frío de la noche no me ayudaba demasiado, este solo empezaba a ponerse mucho más fuerte cada vez más. Seguí corriendo y creí haberlo perdido. El lodo empapaba mis converse, estaba muy agotada y sedienta, solo necesitaba un trago de agua.

Observé a mi alrededor y sí, estaba completamente perdida. Me eché en un hojezco de hojas muy secas ya que el otoño de mi vida se avecinaba cada vez más rápido. Oía como las hojas de los árboles caían y como los pájaros se escondían entre las ramas de los árboles. No sabía qué hacer. Si regresaba probablemente esa sombra me seguiría. Pero, ¿quién podría ser?. Mis dudas se resolvieron al instante cuando de pronto la voz que había oído hace un rato volvió a tomar sentido.

- Ven conmigo.

 - ¿Quién eres? -grité con total furia porque no sabía que rayos quería ese hombre conmigo.

- Eres mucho más bonita que antes -dijo con total sarcasmo y con un toque de amabilidad cruda en sus labios.

-¿Antes? -estaba confundida. ¿Quién era este hombre y cómo es que me conoce? ¿Por qué me estaba siguiendo? ¿Qué le había hecho yo para que me siga?. Pronto mis pensamientos fueron perdidos cuando un pañuelo negro lleno de cloroformo llenó mi cara. Entonces, me dormí.

Mi mente estaba fundida en pensamientos, se oían ruidos en el fondo, ruidos extraños. Inicié lentamente a abrir los ojos y todo, absolutamente todo, lo observaba borroso y esa sombra negra volvió a ponerse en frente de mi, hasta que los abrí y me cruce con unos ojos azules cruzando mi mirada. Era un azul potente, hermoso y perdible.

- Hola -sonrió.

- ¿Por qué me tienes aquí? -de pronto sentí mis manos atadas. Yo estaba atada a una silla que estaba en el centro del salón en el que me hallaba. Esta casa era tan solitaria, no se oía nada más que los ruidos anteriores. Era algo espantosa ya que aquí reinaba el silencio y la oscuridad. Lo que yo no sabía era que estaba viviendo mi propia película de terror con el asesino delante de mi.

- Me fui lejos para intentar olvidarte y nunca pude. Te vi de la mano de él y no pude creerlo. Me dolió como la mismísima mierda. ¿Por qué me hiciste eso? -sus ojos azules iniciaron a tornarse rojos, pero no era porque quería llorar, sino porque este gran enemigo se había inyectado una cierta cantidad de heroína frente a mi.

- ¿De qué estás hablando?

- ¿No me recuerdas? Vaya, no creí que las personas se olvidaban tan fácilmente. Tenías 11 años cuando te acercaste a mi y tu pelota de fútbol había caído en mi jardín, fuiste a pedírmela. Te la entregué y me sonreíste.

- ¿Ted? ¿Eres tú? -no podía creerlo, era mi vecino de al lado, el que se había ido hace mucho de esa casa.

- ¿Cómo pudiste olvidarte de mi?

 - Ted, tenía 11 años y tú 38. ¿Cómo pudiste fijarte en una pequeña?

 - Porque yo siempre amé a tu madre, pero ella siempre prefirió a su mejor amigo antes que a mi, ella se casó con tu padre y nunca me prestó atención. Esto se lo busco ella, y en consecuencia saliste tú.

- Ted, déjame ir por favor -supliqué con lágrimas en los ojos apunto de salir. No podía creer que aún no superaba a mi madre y mucho menos que haya tomado la decisión de cogérsela con su hija. Mamá y papá siempre fueron los mejores amigos, llegaron al punto de casarse.

 - Temo decirte que no saldrás de aquí.

Ted me quitó la soga de las manos haciéndome creer que me dejaría libre, pero no fue así. Las cosas iniciaron a ponerse peor en un instante.Ted tomó un cuter que estaba sobre la mesa e inició a cortar mis brazos lentamente. El dolor vino desde que pincho el cuter en mi. Dibujó una línea fina y algo fuerte a la vez, dejando mi sangre al descubierto. Tirando poco a poco de ella, haciendo que el dolor se vuelva cada vez más intenso. Mi sangre fluía cayendo lentamente manchando el jean que llevaba puesto. Y yo solo conseguía gritar de dolor.

Ted apuntó la punta del arma en mi frente y dijo:

-No pude tener jamás a tu madre y ella tampoco podrá tenerte más a ti -y disparó.

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