Capítulo VIII

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Angus abrió la puerta de su casa a las cuatro de la mañana, en su mano derecha llevaba la bota de su hijo Jack, dejó la bota en la mesa mientras se sentaba en la silla, soltando un suspiro angustiado, llevo sus manos a la cara y libero todas esas lágrimas que había aguantado desde que había recibido la noticia de la desaparición de Jack.

Lloró pidiendo encontrar a su pequeño, después negándose a aceptar su muerte, busco su energía, no la encontró, el miedo lo acorralo y volvió a llorar desconsolado. Dejó de hacerlo, cuando sintió una mano en su hombro, se limpió las lágrimas con rapidez, sintiendo como su hijo mayor Oliver lo abrazaba.

—Tranquilo Papá, lo vamos a encontrar, no importa cómo, lo ubicaremos —ánimo, abrazando a su padre.

—No, no soportaría perder a tu madre y a Jack—susurró desconsolado, abrazando a su hijo con fuerza—Mi Jack, no debí dejarlos solos, Oliver Perdóname—contestó angustiado.

—Papá, tranquilízate por favor—pidió angustiado, abrazándolo fuerte—Vamos a superar esto, tranquilo.

Angus limpio sus lágrimas mientras su hijo iba por un vaso con agua, tomó un poco de ella tratando de eliminar ese nudo que se había formado en su garganta, Respiro profundo y sereno su mente para buscar respuestas.

—Papá, es mejor que descansemos, Jack nos necesita con energía, además con James saldremos en dos horas para seguir buscando junto a la policía—dijo con una sonrisa.

Angus obedeció a su hijo y se fue a dormir a su cuarto, Oliver hizo lo mismo y prefirió ir a dormir al cuarto de James.

Angus intentó dormir, pero entre más vueltas daba, más despierto se sentía, no lograba dormir sabiendo que su hijo de seis años estaba afuera, cerró sus ojos intentando conciliar el sueño, pero fracasó cuando escucho golpes suaves en la puerta ¿Quién llamaría a su puerta a esta hora?

Se levanto y fue a la puerta antes de que los golpes despertaran a James y Oliver, se sorprendió al ver a Ramsés en la puerta, abrió sus ojos sorprendido.

—Ramsés ¿Encontraron a Jack?— preguntó angustiado y desesperado

—No hemos encontrado a Jack, te vengo a buscar por otra situación. Salazar ha decidido hablar y para confesar quiere hablar contigo—hablo con una sonrisa angustiada.

— ¿Hablar conmigo? ¿Para qué? Para restregarme en la cara que asesinó a mi esposa—se contestó con rabia sorprendiendo a Ramsés.

—Angus—murmuró sorprendido—Sé lo difícil que es este momento para ti, pero necesitamos esa confesión y a ti te servirá para entender las razones que tuvo para matar a tu esposa.

—Tranquilo, me servirá de distracción para descansar la mente ¿Puedes quedarte y salir con Oliver y James a buscar a Jack?—pidió a su compañero angustiado

—Ve tranquilo, yo me encargare de esos dos—dijo con una sonrisa viendo como su amigo avanzaba hacia la calle— Respira profundo y mantente sereno.

Angus sonrió angustiado, era imposible mantenerse de aquella manera en esta situación, pero debía lograrlo si quería lograr lo que estaba pensando en su mente.

Camino por las calles del pueblo, sintiendo el aire frío de la noche, podía escuchar el aullido de las bestias del bosque del oeste, suspiro una vez se vio en las puertas de la prisión, las luces estaban prendidas En realidad, era el único lugar público que funcionaba las 24 horas.

Entró, llamando la atención del guardia quien al verlo, no pudo esconder su cara de lástima hacia su persona por la situación que estaba viviendo, se acercó a él ignorando aquella mirada.

— ¿Qué debo firmar y llevar para hacer hablar a ese imbécil?—preguntó con enojo, sorprendiendo al guardia, quien le miró asustado.

—Firma aquí—pidió dejando el cuaderno de visitas a su disposición—Te entrego las hojas para una confesión ahora y General Gaunt, por favor no pierda la paciencia con él—aconsejo preocupado.

—Estaré bien, por favor apaga las cámaras y el audio por si pierdo la paciencia—dijo viendo como el guardia le hacía ese favor.

Una vez se aseguró de que su compañero había cumplido su favor, se dirigió a la sala de interrogatorio, se había mantenido alejado de Salazar, solo para que sus hijos no vieran cuan rencoroso podía llegar a ser. Además siendo sincero prefería cuidar de sus hijos como lo hubiera deseado su esposa, que buscando una venganza que no le traería más que problemas.

Abrió la puerta, enfrentándose a la mirada llena de atención de Salazar hacia su persona, se sentó en frente de él, sintiendo que no le perdía de vista en ningún momento. Salazar vio como este se preparaba para escribir su confesión.

—Comienza—ordenó sin mirarle.

—Lamento la muerte de tu esposa, no quise matarla, solo intente arrebatarle el libro de los muertos para revivir a mi hermano menor Milo, pero ya es tarde para mi hermano. Te pido perdón por causarte esa tristeza—pronunció angustiado, viendo como la rabia cambiaba a curiosidad en los ojos de Angus—Pero tú aún tienes tiempo.

—No me estás contestando lo que quiero saber— contestó Angus impaciente.

—Claro que si, ante la muerte de tu hijo Jack, lo que tú necesitas es el libro de la muerte—confirmó Salazar con una sonrisa.

— ¡Mi hijo Jack no está muerto!—reclamó, tomando a Salazar de la solapa

—No seas ridículo, Angus. La energía no miente, si la energía de tu hijo no está, quiere decir que murió—corrigió Salazar ante la mirada de rabia de Angus—Pero te quedan seis días antes de que su alma se pierda para siempre, solo debes encontrarla.

—No voy a volver a hablar contigo, mientras tengas esas ideas locas en la cabeza— reflexiono, levantándose de la silla, abriendo la puerta.

—Cuando encuentres el cuerpo de tu hijo, no pensaras lo mismo—corrigió Salazar con una sonrisa.

Angus cerró la puerta enojado, no sabía cómo lo habían convencido de venir aquí, él debería estar buscando a su hijo menor Jack.



Angus Gaunt. Todo y Nada (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora