Capítulo IX

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Angus llegó a la sala de espera con cara de pocos amigos, suspiro y sacó un vaso de agua de la máquina dispensadora, bebiendo de ella, convirtió el vaso en una bola de papel y lo lanzó a la basura. Suspiro recordando las palabras de Salazar, era una completa locura, esa no era excusa suficiente para matar dejar a tres niños sin su madre. Además su hijo, no estaba muerto.

—General ¿ocurrió algo adentro?—preguntó el guardia con algo de miedo

—Encierra a ese infeliz de vuelta a su celda hasta que deje de decir incoherencias—exclamó con enojo—Y si quiere hablar nuevamente de manera racional, llámame—advirtió saliendo de la oficina.

Respiro el aire de afuera viendo la luna y decidió volver a casa, sus hijos le necesitaban como él a ellos. Tenía que reconocer una cosa, estaba de acuerdo con Salazar, la energía no miente, aún cuando su hijo estuviera perdido, sentiría una energía continua, pero la energía de su hijo se perdía en ese acantilado y continuaba en la corriente del río, negó con la cabeza al sentir que las palabras de Salazar eran tentativas, no podía hacer aquello porque su hijo estaba vivo.

Llegó al principio del bosque, relajo su cuerpo hasta el punto que sintió la energía de todo lo que habitaba por el lugar, prendió la linterna y fue en dirección al río, recorrió el mismo camino de horas atrás, alumbró hacía las rocas, sorprendiéndose al ver a sus hijos y a más personas ayudando en la búsqueda de su hijo.

— ¡Papá!—exclamó Oliver al verle.

—Oliver—murmuró— ¿Qué hacen aquí? les dije que descansaran hasta las seis— dijo preocupado

—Fue mi culpa—aclaró Ramsés con una sonrisa cómplice mientras se acercaba a él y su rostro cambiaba por completo.

Angus solo había tenido ese cambio de actitud en su compañero cuando pasaba algo realmente grave, observo a sus hijos viendo como estos se iban con un grupo hacía otro lado. Una vez se alejaron se atrevió a preguntar.

— ¿Qué sucede?—preguntó sintiendo un nudo en la garganta.

—Encontramos a Jack, en las rocas de al fondo—comunicó Ramsés.

Angus sintió como su sangre se congeló, miro hacia el fondo de las rocas, alumbró, sintiendo como su corazón se detenía por completo, quería avanzar y ver a su hijo, pero las piernas no le respondían y cuando lo hicieron las sintió pesadas, asomo la cabeza viendo parte de las piernas de Jack, sus ojos se llenaron de lágrimas al ver el cuerpo sin vida de su pequeño.

Se acercó sintiendo su cuerpo helado, acaricio su cabeza viendo cómo su cuello estaba manchado de su sangre, se quitó su túnica y cubrió el cuerpo de Jack, en un intento por abrigarlo, mientras le abrazaba con cariño, sollozo desconsolado ocultando su cabeza en el cuello de su hijo.

Ramsés lloró viendo la escena, sintiendo pena al ver a su alumno, iba a extrañar el entusiasmo de Jack en sus clases, no podía imaginar que la vida se comportara tan injusta con un niño de seis años.

Angus llorando recordó las palabras de Salazar Pero a ti te quedan seis días antes de que su alma se pierda para siempre, observo el cuerpo de su hijo y pensó en el cuerpo de su hijo, las palabras de Salazar tomaban fuerza dentro de su mente, vio como sus hijos regresaban al igual que los médicos del hospital, fortaleció el abrazo con fuerza, sorprendiendo a todos.

—Jack...—nombraron ambos hermanos, comenzando a llorar.

Oliver se congeló junto a su hermano al ver el cuerpo de Jack, escucho los sollozos desconsolados de James, pero no reacciono a abrazarlo, solo se concentro en la actitud de su padre quien abrazaba a su hermano con recelo, se acercó a su padre a paso lento viendo como este le miraba con odio, abrazando aún más el cuerpo de su hermano.

—Papá—murmuró Oliver, aguantando las lágrimas—Suéltalo, deja que los para médicos se encarguen.

—Ayúdame, sé que le puedo devolver la vida—susurró. Oliver le miró extrañado sin entender.

—Papá, déjalo, por favor—volvió a suplicar, poniendo sus manos sobre los brazos de su padre—Dámelo ¿Si?

—No...Yo puedo, estoy...Seguro—dijo apartando a su hijo de su lado.

Oliver no comprendió nada, su padre estaba en shock y podía entenderlo, pero estaba hablando incoherencias, tal vez causadas por la pérdida de su esposa y de su hijo menor en menos de un mes. Volvió a acercarse, esta vez agarrando las ropas de Jack con cuidado, vio los ojos de su padre con comprensión, este movía sus ojos mirando a Jack y Oliver negándose a entregar al menor.

— ¡Es mío!—exclamó, a su hijo, abrazando aún más a Jack.

Oliver se sorprendió ante ese grito, su padre no perdía la cordura nunca, respiro profundo y prefirió seguirle el juego a su padre aunque sea una vez, pidiendo perdón por engañar a su padre.

—Papá, yo te ayudare, dame a mi hermano y deja que los paramédicos piensen que nos ayudan—susurró viendo como su padre le miraba con atención.

—Promételo, sin importar las consecuencias me ayudaras—dijo viendo como Oliver asentía con la cabeza.

—Lo prometo, no reclamare solo obedeceré—prometió con una sonrisa, viendo las lágrimas de su padre.

—Yo...—pidió viendo a Oliver—...Por favor.

Angus observo la cara de Jack y cubrió el cuerpo de su hijo, antes de levantarse aún con la vista borrosa a causa de las lágrimas, camino sintiendo sus piernas temblar a causa de la falta de fuerza que sentía en su cuerpo a causa de la impresión. Él no era capaz de soportar más dolor. Primero la persona que amaba y en segundo lugar su pequeño Jack, dejó al niño en la camilla y llevo su mano al pecho sintiendo un zumbido en los oídos, antes de caer desmayado en los brazos de su compañero Ramsés.

Oliver se acercó a su hermano y le abrazo para que evitara ver el cuerpo de Jack, sintió como este se abrazaba a él, mientras él se sorprendía al ver que su padre se desmayaba.

—Papa...


Angus Gaunt. Todo y Nada (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora