Capítulo X

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Sabía que era un sueño, pero la energía de Jack se sentía tan nítida y cálida que no quería moverse de aquel lugar, el agua reflejaba a la perfección la luna llena de esa noche, quería quedarse allí para siempre. Sus ojos brillaron al ver aparecer a su esposa al otro lado del río, sonrío.

Pero aquello no duró para siempre porque pronto sintió miedo al ver andar a Jack caminar sobre el agua, el niño cayó provocando que se lo llevara la corriente. Angus se levanto y por más que corrió a su rescate no lo alcanzó, lloró.

— ¡Jack!

Abrió sus ojos enfrentándose al techo blanco del hospital ¿Qué había pasado? Observo hacia su costado derecho viendo como Oliver y James le miraban preocupados, ambos tenían en las mejillas rastros de lágrimas al igual que los ojos enrojecidos, sintió aquel vació apoderarse de su corazón, lloró sintiendo como sus dos hijos le abrazaban.

Se sentó en la cama cuando vio a Ramsés entrar en la habitación, limpio sus lágrimas al ver entrar a su madre con un vaso de agua, fue allí que se dio cuenta de que tenía sed, la bebió rápido y se levanto necesitaba verlo. Camino a paso lento sintiendo sus piernas temblar.

— ¿A dónde crees que vas?—preguntó Cristóbal al ver a su hermano levantado—Tu energía está inestable, vuelve a la cama antes de que te vuelvas a desmayar—le reclamó su hermano poniéndose en su camino.

— ¡Quítate, necesito verlo!—exclamó enojado tratando de pasar— ¡Quiero ver a Jack!

— ¡Vuelve a la cama, cuando tu energía vuelva a la normalidad podrás verlo!—contestó a su reclamo— ¡Jack no se moverá a ningún lado!

— ¡Apártate!—exclamó, empujando a su hermano

— ¡Basta ustedes dos!—exclamó su madre a ambos hermanos—No podemos entender en dolor que estás viviendo, pero entendernos tus acciones, pero haz el favor de calmarte, tus hijos están asustados y tu energía debe estabilizarse para tomar decisiones dignas del honor de tu hijo—sermoneo la mujer viendo a su hijo, apenada.

Angus le miró con lágrimas en sus ojos, no entendía por qué la vida se había airado contra él, quitándole primero a su esposa y ahora a su hijo, vio a Oliver y James quienes sufrían de igual manera, sintió un mareo por lo que prefirió volver a la camilla.

—Oliver, James, acompáñenme a comer algo ¿Si? Ustedes deben comer también y así le permitiremos a su padre descansar un poco—propuso su abuela

— ¿Podemos traerle comida a Papá?—preguntó James

—Claro, le traeremos a Cristóbal y Angus —dijo con una sonrisa a sus nietos

Angus vio como su hermano menor se acomodaba en la silla que estaba sentado James con anterioridad, prefirió cerrar sus ojos y relajar sus emociones y sentimientos, para que su energía se estabilice nuevamente, necesitaba ver a Jack y despedirse de su hijo, pero por más que pensara con racionalidad las palabras de Salazar venían a su mente Pero a ti te quedan seis días antes de que su alma se pierda para siempre.

Cuando realizaba la misión sobre el libro de los muertos, escucho de los habitantes del pueblo sur, que ese libro podía realizar milagros, pero que al realizarlos venían habitantes de otros planetas a destruir su hogar, era tanto el miedo que sentía la gente de ver que su armonía se viera afectada, que el libro nunca había sido ocupado, por ello se volvió sagrado para la nación de Damon.

Se encontraba guardado y en secreto hasta que Salazar Scorpius, un chico de 18 años, se atrevió a robarlo con la excusa de revivir a su hermano Milo Scorpius, de 16 años, quien había fallecido debido a una lucha en una misión con relación a la alianza de planetas. Por esa razón, les habían llamado a misión, aceptaron para quitarle el libro y hacerle entender que su hermano había muerto con honor, pero Salazar no entendió y mato por obtener el libro, pero quedó tan malherido por la herida propinada por su esposa que se desmayó provocando que le prestaran ayuda y luego le apresaran.

Se negó a hablar por dos semanas, en las cuales Angus no se acercó a la cárcel más que para retirar documentos que luego debía devolver firmados, al mismo tiempo que se acostumbraba a criar a sus hijos por su propia mano. Pero las palabras de Salazar seguían rondando, porque él si tenía razones para ocuparlo, su hijo apenas y comenzaba su vida, aún le quedaban muchas oportunidades que tomar y todas se las arrebataron cruelmente.

Abrió sus ojos sintiéndose mareado al mismo tiempo que se le revolvía el estómago, necesitaba vomitar. Se levanto, alertando a su hermano y vomitó, provocando que este llamara a los enfermeros ¿Por qué mierda no se podía tranquilizar? Su energía estaba inestable lo notaba.

Los enfermeros lo atendieron rápido y ante la inestabilidad que presentaba prefirieron darle un calmante para ayudarlo.

Oliver se llevo la comida a la boca aún pensando en las palabras que su padre le había dicho mientras intentaba convencerlo de entregar el cuerpo de su hermano, por más que las analizara no había forma de que las entendiera, vio como James solo miraba su comida, ahora debía preocuparse de su hermano.

—James come algo, aún no te recuperas bien de haber hecho meditación y debes reponer fuerzas—aconsejo, acariciando la espalda de su hermano.

—Quiero ver a Jack—pidió sorprendiendo a su hermano mayor y a su abuela

—Comete la comida y hablaré con Cristóbal para que puedas ver a tu hermano, pero primero repone fuerzas—dijo comprensiva, acariciando la cabeza de su nieto.

Tomó un sorbo de té, tratando de eliminar ese nudo en la garganta, estaba preocupada por su hijo, Angus no estaba acostumbrado a este tipo de dolor y su energía estaba muy inestable, tenía que estar tranquila y fuerte para que su hijo aprendiera de ella, al igual que sus nietos.

James, en cambio prefirió comerse la comida y así hacer que su abuela cumpliera la promesa de dejarle ver a su hermano menor.


Angus Gaunt. Todo y Nada (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora