Capítulo 4: Poniendo el plan en práctica.

5.8K 457 261
                                    

Narra Chenle:

Poco a poco parecía que iba a algún lado, o eso quisiera pensar. Iría más rápido no fueran tan imbéciles.

Ha pasado ya un día desde que empecé con este plan estúpido. No sé si de veras ha funcionado o simplemente pasan de mí.

Me tocaba limpiar los cuartos.  Agh...  Por Dios,  ya son mayorcitos.  Deberían saber limpiar el polvo solitos.  Y si de tanto dinero presumen que lo empleen en chachas. Me tocaba la habitación de Renjun... Menos mal que era el último. Aunque no sé de qué me quejo, si precisamente me ofrecí de limpiador doméstico, pero...

*Toc toc.*

—¿Se puede? —pregunté. Aunque la respuesta fuese negativa yo entraba,  quiero terminar esto por fin.

—Adelante.

Madre del amor hermoso.  ¿Ya estamos en la tercera guerra mundial y no me he enterado?  Porque vamos...  Qué lástima de habitación.  Entraba un muerto de hambre al cuarto,  se ríe,  escupe y se va. 

Terminé de quitarle el polvo a esos peluches de hipopótamos o lo que sean bien horribles y decidí hacer la cama.  Estaban todas las sábanas arrugadas a más no poder junto con un montón de ropa.  Las cogí para meterlas en la lavadora...  ¿¡Pero qué?!

—¡Hyung,  qué asco!

—¿Qué pasa? —se giró algo indiferente sólo balanceando un poco su silla de ruedas.

—¿¡De cuándo son estos calzoncillos?! ¿¡De la revolución industrial o del medioevo?!  ¡¡Qué peste!!

—Yo...  No lo lavé...

—No me diga,  que si no fuese por la raya de guacamole que hay por aquí ni me doy cuenta...

Una vez lo metí todo en la lavadora me volví a dirigir a su cuarto.  Estaba muy concentrado con algo.  Estaba escribiendo o algo así.  Me gustaría saber que es más importante que sus calzones malolientes con colores naturales.  Y con colores naturales me refiero a un tono...  Café...  Avono...  Estiércol...  Color caca.

Estando él de espaldas a mí se pegó el susto de su vida al notar mi presencia.

—¿Qué haces?

—N-nada... ¡Nada que te importe!

—¿Ese soy yo?

—¡¡Si he dicho que nada entonces es nada!! —contestó ala defensiva.

Cogió su dibujo con rabia mientras lo guardaba en un cajón que más tarde cerró con muy mala uva.  Caminó de forma violenta hacia mí y me empezó a desvestir. 

—¿¡Q-qué haces?!  ¡¡Para!!

—Serás mi modelo...

Me tiró a su cama.  ¡¡La que acababa de arreglar!!  Sacó un gran lienzo con su caballete.  En su escritorio colocó varios botes,  paletas y pinturas seguidos de muchos pinceles. 

—¿Me vas a pintar?

—Claro, vas a see mi musa. Deberías estar agradeciendo, la verdad, no muchas cosas me inspiran... Pero increíblemente has despertado mis ganas de dibujar, creía que me gustaba pintar cosas bonitas... — Ignoré su comentario no vaya ser que le conteste y acabemos mal.

—¿Voy a tener que estar así hasta que termines? —Renjun suspiró y sacó su móvil. 

—Mira,  te voy a hacer una foto. Cruza las piernas y roza los labios con alguno de tus dedos.

Hice caso y posé.  ¿Ahora soy una diosa? Sonó el clásico sonido indicando que ya me había tomado la foto.  Me la enseñó y mi cara se puso completamente roja.

—¡Aghh! ¡Bórrelo! ¡¡QUÉ VERGÜENZA!!

—No,  sales bien... —dijo mientras no apartaba su vista de la foto que me acababa de tomar.

Cogió un lápiz de la mesa y empezó a hacer la base.  Este chico es un gran artista. Recordé todos los cuadros que habían por toda la casa ya sean de un jarrón con flores o unas cuantas frutas.

—Los cuadros de la casa..., ¿los has hecho tú?

—Mmmh...  Sí.  ¿Por qué lo dices?

—Son preciosos.  Me creía que los habíais comprado.

—N-no digas tonterías niño...

—Es la verdad. 

Mientras seguía con la conversación me volví a colocar el denigrante uniforme empezando con las medias.  Estas cosas se tenían que enganchar con una especie de cinturón,  qué cansancio.  Si me dan calcetas que al menos sean "normales". Noté que cuando más elogiaba a Renjun más tenso se ponía.  Esto se apreciaba sobre todo cuando trazaba las líneas cuando tenían contacto con el lienzo, sonaba más fuerte y precisión ese ruido áspero.

—¿Sabes?  Si te soy sincero tienes un buen potencial.  Eres un gran artista,  tus cualidades y talentos hacen media con tu mal carácter y tu fea personalidad.

—Cállate... 

—Ojalá fueras tan creativo y tranquilo entablando una conversación como cuando pintas un cuadro.

—Cierra el pico.

—Pero...

—¿¡Qué parte de que te calles no entiendes?!

—L-lo siento...

—Lárgate de mi cuarto. Vamos.

Hice caso y cogí el plumero.  Realmente me pareció su actitud muy injusta.  ¿Por qué echarme de mala manera cuando sólo le decía cosas buenas?  ¿No le gusta destacar en algo? Me creía que le gustaba ser elogiado a más no poder,  que era un presumido de mucho cuidado.  Un creído.  Tal vez lo sea en el tema económico y social, pero no en cuanto a sus habilidades. Me da igual,  que se pudra con sus pinturas.

Juraría que...  La habitación de ese vampiro cascarrabias era la última habitación por limpiar.  Pero...  Todavía hay al menos una sala que no he limpiado nunca.  Intenté abrir esa puerta que estaba al lado de las escaleras que conducían hasta el ático.  Tiré del pomo,  pero nada.  Estaba cerrado...  Tal vez si tuviese una horquilla...  ¿Qué será esa sala?  ¿Tal vez se llevaron la llave de aquella habitación?  Ni le había hecho caso hasta ahora...  Bueno, tampoco es que haya tenido mucho tiempo en explorar la casa.

Me dirigí hacia el salón. Domghyuck y Jisung estaban jugando a una partida al ajedrez hasta que se giraron al verme. 

—Perdonad, ¿pero sabéis de un gancho..., un clip..., o tal vez un imperdible que pueda utilizar?

—Mira en el último cajón de la encimera de la cocina, ahí siempre hay algo —respondió el menor de los tres.

—Vale,  gracias.

Iba hacia la cocina cuando me llamaron la atención.

—Oye,  ¿no notas nada raro? —me preguntó el moreno.

—Pues no...

—¿Nada raro en la temperatura? —continuó el menor de todos.

—Yo estoy bien...

—¿Ni un poco de frescor? — Su tono de voz de volvía travieso por algún motivo.

—Pues ahora que lo dices sí,  una leve brisa, ¿por qué?

Se miraron entre ellos hasta que se me rieron en la cara.  Muy gracioso, ojalá pudiera tirarlos se la silla para luego darle unas buenas patadas en la cara a cada uno.  Cálmate Chenle,  cálmate... 

     —¿Todavía no te has dado cuenta?  Estás desnudo.

Miré inmediatamente hacia abajo.  Efectivamente no tenía ni ropa interior.  Sólo tenía las dichosas medias. El mayor me acercó hacia el tablero y tuvo la brillante idea de "despedirse" regalándome una gran palmada en el trasero.  No sin después reírse,  vaya payaso. Claro...  ¡La ropa la dejé en la cama de Renjun!

Continuará...

🗝 𝐄𝐥 𝐒𝐢𝐫𝐯𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐋𝐨𝐬 𝐋𝐞𝐞 🗝 | ᴄʜᴇɴʟᴇ × ɴᴄᴛ ᴅʀᴇᴀᴍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora