Capítulo 18: Sufre.

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—Trágatelo todo, inútil. —ordenó agresivamente. Su glande rozaba la lengua del menor para mancharla todo lo posible con su semen.

El menor obedeció y tragó, no se imaginó que le iba a escocer tanto la garganta después. El pene de Renjun aún palpitaba como su corazón, esa imagen de Chenle con el rostro rojizo y jadeante le traía un sentimiento incluso más fuerte que la excitación, la atracción. No, no podía ser. Él estaba convencido de que era heterosexual.

Rozó contra las mejillas del menor para bajar a sus pezones y jugar con ellos.

 —Pequeña puta, mira cómo están de erectas tus tetillas al igual que tu pene. Mira cómo te estás corriendo de líquido preseminal tú solo.

Dibujaba pequeños círculos alrededor de su rosada areola mientras miraba con descaro su erección y lo empezó a sobar con su pie, iba a explotar en cualquier momento.

 —A-agh... Si tus pezones se sienten tan bien, tu culo debe ser el séptimo cielo...—gemía el mayor. —Gime mi nombre, juguete. ¡Oh, sí!

—Ahí no... Renjun hyung... —sollozaba.

Renjun sacó del cajón otro aparato que nunca vio Chenle y se lo colocó en el pene. También cogió unas pinzas y se las colocó en los pezones.

—Tienes prohibido correrte.

El menor lloraba de dolor, no sólo las pinzas de madera estirando su piel en zonas sensibles si no que además su miembro estaba aprisionado y ardía. Necesitaba liberarlo todo.

—¡Por favor, déjame correrme! ¡¡Por favor!!

—Oh, me parece que va a ser que no. Me daría asco verlo.—dijo con un tono frío.

Cogió al menor y lo dejó contra la pared sentado para abrirle las piernas. Su glande estaba muy rojo al igual que sus pezones y su cara. Lo colocó de forma que su cabeza chocara contra el suelo y sus caderas estuvieran por encima de sus ojos y los pies contra la pared. Ahora podría ver exactamente lo que le iba a hacer.

Renjun se relamió los labios, al menor le dió bastante asco, ¿por qué le odiaba tanto? ¿Acaso era por tener relaciones sexuales con sus hermanos? ¿O qué era? Su lengua acarició su ano y empezó a lamer en círculos para después meterla dentro.

—¡Ahhhh! ¡Por favor, no hagas eso!

Lo ignoró y siguió haciéndolo hasta que lo lubricó por completo. Colocó su miembro en su entrada y apretó.

—¡Ahh...! ¿¡QUÉ ES ESTO?!

Su interior se acostumbró enseguida y no apretaba demasiada.

—Debe de ser de tantas pollas que te han metido. Por eso tu entrada parece una aspiradora, ahh... —jadeaba—. Bien, espero darte tan duro que se te quiten las ganas de abrirte al primer tío bueno que veas con ese cuerpo tan fácil que tienes...

Lo cogió de los muslos y empezó a embestirlo con fuerza. También le nalgueaba y besaba agresivamente.

Las estocadas eran rápidas y fluidas, así como profundas. Él sólo podía gritar una y otra vez. Pero nadie le escucharía. Se alegró de haberse equivocado.

Varios golpes sonaron contra la puerta, la cadena del seguro rebotaban dando ese carcterístico sonido metálico y molesto.

Así varias veces hasta que algo lo suficientemente fuerte logró romperlo. Era Jeno, Renjun se lamentó de no recordar que él hacía artes marciales y era cinturón rojo.

—¿Pero qué mier...?

Todos los hermanos se adentraron a la habitación horrorizados. Chenle era en sí el color carmesí encargado, desde los ojos hasta su entrada, todo rojo. Su perfecta piel de porcelana y libre de imperfecciones fue arruinada por varias marcas de chupetones o manotazos. Su rostro implicaba sufrimiento extremo y tenía fluidos secos por todo el cuerpo.

—E-eres un monstruo. —dijo Mark.

—No, lo que soy es lo que nunca seréis vosotros. Vosotros sois unos hipócritas, ¿quién dice que si no fuera porque os lavó el cerebro ahora no seríais yo?

 —Eso es lo bueno, que recapacitamos. Y no, no queremos ser unos enfermos como tú. Ni tampoco tus hermanos, pero para esto no hay solución.

—Sois una vergüenza para la familia. Que os atraiga un hombre y encima como este ser, con un esclavo... —señaló con desprecio a Chenle, como si fuese un objeto.

 —Ah, que ahora eres homófobo. ¿Y por qué lo violas si tanto asco te da? — Se adentró Donghyuck.

 —Para darle una lección, así no será una zorra cuando salga de esta casa. — Se levantó sin pena alguna aunque siguiese desnudo, como si fuera casual y río sarcástico—. Le estoy haciendo un favor y todo, es un método preventivo para que no contraiga enfermedades.

 —¡Oh por Dios! ¡Denle el premio novel a este chico, que es tan buena persona que evita contagios sexuales violando. No te jode. —exclamó harto Jaemin.

El castaño se aproximó al chino y le golpeó sin previo aviso dejándolo unos segundos inconsciente en el suelo.

—Previene esta mierda, cacho mamón. —pudo escuchar antes de ver las estrellas, y no eran las del cielo.

Renjun se levantó atontado y recuperando su vista de un intenso mareo que lo hacía ver borroso pudo observar que estaban liberando a Chenle. Se acercó Jeno y se agachó para mirarle fijamente.

—Pedazo de escoria, ya estás escupiendo el por qué Chenle está en problemas con nuestro padre.

—No sé de qué estás hablando. — Sonrió desviando su mirada.

—Y será verdad que naciste antes que yo... Escúchame bien, como no confieses ve despidiéndite de esa dentadura tan perfecta que te costó conseguir porque luego de esta te va a costar más. Ni hablar podrás.

Su puño cerrado se acercaba lentamente hacia su boca.

Continuará...

🗝 𝐄𝐥 𝐒𝐢𝐫𝐯𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐋𝐨𝐬 𝐋𝐞𝐞 🗝 | ᴄʜᴇɴʟᴇ × ɴᴄᴛ ᴅʀᴇᴀᴍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora