Capítulo 17: Eres lo peor...

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Chenle sintió sus lágrimas correr ahí mismo, pero intentó ocultarlo yendo a su habitación deprisa. Dejando a todos los Lee todavía en la puerta.

—¿¡Y eso por qué, papá?! —gritó Jisung irritado.

—¿¡Eso es lo primero que me dices nada más volver de viaje?! Tu deber es saludarme de buenas maneras y además estar dentro de casa... ¿¡Qué hacías fuera?! Y lo más importante, ¿¡esas contestaciones son una nueva moda o qué?!

Los hijos de los Lee a pesar de no ser muy sociales se tiene una imagen de tener modales formales básicos como saludar diciendo buenos días, despedirse con un hasta luego, no interrumpir a las personas que hablan, entre otros. Aunque sea no se molestasen en ocultar desinterés.

Aunque no se podría decir que eran muy pegados a sus padres sí que eran consentidos, nunca Le respondieron a su padre.

—¿¡CÓMO TE ATREVES A RESPONDERLE A PAPÁ?! ¡DISCÚLPATE AHORA MISMO!— Renjun estallaba en rabia. Él le tenía mucha admiración a su padre, es más, era su modelo a seguir. Cualquiera que no estuviese de acuerdo con él, ahí siempre estaba para ladrar como chihuahua defiendo a un pastor alemán.

 —Oblígame —contestó tranquilamente.

La expresión de Renjun ahora era una mezcla entre más ira por la provocación, sorpresa por no esperarse esto del menor y asco por creer que su hermano tenía el cerebro lavado.

Mientras tanto la mujer se adentró a casa, estaba cansada tanto del viaje como de la vida en sí, necesitaba un descanso, le dolía la cabeza.

—Serás...

—Jisung contigo quiero hablar después, siguiendo con el tema, vamos a volver a irnos fuera pero cambiando de trabajador. Vamos a contratar a una señora de más de 30 años de experiencia en trabajos del hogar y dependencia.

—¿¡Pero por qué?!

—Es que no sé en qué momento se nos ocurrió encargar a un menor de edad para encargarse de las tareas. Debimos haber hecho esto desde el principio.

(...)

La señora Lee se quitó los pendientes y los guardó en el pequeño joyero que tenía en el tocador. Hizo lo mismo con el collar y cambió su elegante vestido por un camisón y dejó las maletas encima del sillón al lado de la mesita de noche.

—Hola amor... —dijo el señor Lee.

—Hola...

Ambos se besaron pero a la mujer se le notaba bastante lo cansada que estaba.

—¿Sigues enfadada?

—No, es que ya estoy cansada de todo.

—No te enfades... Fue todo un malentendido. Déjame conpensarte...

La señora Lee se dio la vuelta y notó algo tocar su cadera subiendo sin perder el contacto hasta su pecho y adentrarse en su camisón.

—No acepto un no por respuesta.

(...)

En ese mismo momento pero en distinto lugar, Chenle estaba encerrado en su cuarto. Mierda. Justo cuando le empezó a gustar este pseudo trabajo y se lo quitan. Lo que más le molesta es por la razón, que fue ninguna. No Le hubiera molestado que le hubieran despedido si fuera por alguna causa razonable. Pero sin más ale, pa' la calle.

Sonó la puerta. Pensó que podía ser Jisung y le abrió, grave error.

—Como no te voy a volver a ver el pelo... Tendré que darte una despedida en condiciones, como la bienvenida, ¿no?

Los pasos del menor avanzaron hacia atrás, sus manos temblaban pero las subía como defensa propia aunque sabía perfectamente que no le impediría ninguna agresión del mayor.

—¿Q-qué es lo que quieres?

—¿No te lo he dicho ya? Te voy a dar tu merecido por todo lo que me has hecho. Por tu culpa mi... Nuestro padre viene enfadado, yo diría que le has cabreado y la va a pagar de nuevo con mamá...

Sin querer Chenle terminó sentado en su propia cama, pero aún se seguía echando para atrás. La expresión del mayor era un enigma, era una sonrisa pero la mirada se clavaa en lo más profundo de alguien.

—Tienes la culpa de todo.

—¿Y por qué estaría él enfadado?

—Por cosas que... Puede que le haya dicho sobre ti. Que eres un ladrón y una completa zorra. Lo típico. ¿Cómo te crees que alguien como mi padre se tomaría que alguien a quien contrató tenga relaciones con sus hijos y encima le robe? ¿Bien?

—Fuísteis vosotros... Además no sé de qué me estás hablando de robar.

—Tal vez papá tenía un sitio secreto y le falte algo ahí. Pero no te pienso decir nada...

Chenle se quedó pensativo, sin dudas él estaba jugando sucio y chantajeó al padre con mentiras y manipulaciones. Y no sólo eso, él sabía algo más que todos los restantes de la casa juntos.

Algo interrumpió al menor de sus pensamientos, fueron unas esposas que unió sus manos y casi cortaban su piel.

—Te odio, puta. Por tu culpa sufro. Por tu culpa mi familia se ha disuelto.

—Para empezar, ni siquiera los respetabas.

El mayor le dió una patada que lo tiró al suelo.

—Te cosería la boca, pero quiero que gimas mi nombre... Que ruegues por más.

Con unas tijeras que sacó de un cajón del escritorio le rompió la camiseta y los pantalones.

—¡Noo! ¡Para!

—¿Cómo que pare? Deberías estar gimiendo como perra en celo, es más, tendrías que estar muriéndote de deseo.

Se sentó en la cama y cogió a Chenle y lo sentó sobre él mientras lo acariciaba y de vez en cuando le daba una nalgada.

—Eres culpable de muchas de mis erecciones... No creas que soy tonto como el resto de mis hermanos, los cuales has lavado el cerebro. Eres un buscón... Deberías sentirte culpable. Siempre que tienes relaciones con uno de ellos me entero, oigo tus berrinches y las tonterías que dices. Se te debería caer la cara de vergüenza.  Yo sé que tú nos buscas, varias miradas tuyas te han defraudado. Hacerte el digno no te ha servido de nada. Existes sólo por el sexo, para ti no hay nada más. Sin embargo siempre que escuchaba tus gemidos me ponían duro. Cada noche me masturbaba pensando en ti y en lo bien que te verías en mi cama complaciéndome. Patético, ¿verdad?—comenzó a lamer su cuello incluso haciendo chupetones. Le gustaba succionar esa piel tan blanca y tersa.
Soy el primero en pensarlo. Yo te detesto, en cambio también te deseo. Incluso... ¿Te acuerdas de ese cuadro que estaba pintando tuyo? Bien, ese y muchos más decoran mi cuarto y da fruto a nuevas fantasías depravadas mías y ahora te las voy a hacer todas.

 —Aaahh. Renjun n-no... Por favor... — Varias lágrimas se desplazaban rápidamente por su cara—. ¡N-no es cierto! ¡Déjame en paz por favor!

—Eres tan victimista... Mírame... ¡MÍRAME, MOCOSO INFELIZ! —su mano lo obligó a mirar a su dirección, casi le rompe el cuello—. Ahora vas a hacer tu verdadero trabajo.

Si mano agarró la cabeza del menor y la estampó contra su miembro. Movía sus caderas agresivamente mientras apretaba los ojos y mordía su labio inferior con fuerza. Los cabellos del menor sobresalían de entre sus dedos se lo fuerte que cogió.

—Mejor incluso de lo que me imaginaba... E-es increíble... —decía entre jadeos.

La sensación tan cálida y húmeda que le brindaba no se podía comparar ni con la más placentera de sus fantasías. Los vaivenes en su boca eran simplemente asombrosos, valía la pena cada condenado segundo.

Normal que a sus hermanos les gustase tanto estar con este niño.

—¿Sabes? Creo que te voy a echar de menos, nunca me he sentido tan bien...

Continuará...

🗝 𝐄𝐥 𝐒𝐢𝐫𝐯𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐋𝐨𝐬 𝐋𝐞𝐞 🗝 | ᴄʜᴇɴʟᴇ × ɴᴄᴛ ᴅʀᴇᴀᴍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora