"El papá de mi novio"

capítulo 2 *cena incomoda y miradas extrañas*

Después de aquel encuentro con el chico al que Vanessa hacia llamar su novio, el día pasó sin ninguna novedad, por ahi a las 8:00 pm después de cenar con su madre se colocó su pijama favorita, de pollitos, y fue a la cama a descansar de aquel sufrimiento mental que se estaba provocando de tanto pensar en aquella loca idea de conocer a sus suegros y las posibles situaciones incómodas en las que podría meterse. Y así, sin mucho éxito en cuanto a dejar de pensar en aquello, quedó rendida en un profundo sueño.

Justo a las 7:00am la alarma de Vanessa sonó, despertandola con un sobresalto que la hizo acabar en el suelo y con un golpe que llegó hasta la modesta cocina, donde su madre como todas las mañanas preparaba un desayuno para ambas, en seguida la chica se levantó del suelo y talló levemente su cabeza, sin embargo, cuando se dio cuenta que había perdido tiempo al quedarse sobre el suelo consolando su dolor, y que se le hacía tarde, en dos pasos se encontraba en su módico baño y en menos de "lo que canta un gallo" la chica ya estaba lavando su cuerpo y cabello, al terminar, se colocó su crema favorita con olor a frambuesa (aunque a decir verdad, de no ser por la crema, la chica no conocía el olor de frambuesas) y su desodorante.
Al llegar al lavamanos tomó su cepillo y se limpió los dientes mientras se observaba en el espejo y aunque no lo quisiera admitir se reprimia a si misma por no ser tan linda como su madre, al acabar allí, salió con la toalla envuelta en su cuerpo y se colocó su ropa interior y posteriormente su uniforme para la universidad junto a los típicos zapatos de los chicos de gastronomía. Tomó su desayuno junto a su madre que solo le dio un "buenos días cariño" y un beso en la mejilla, eso le fue más que suficiente para tomar sus cosas y salir de casa para tomar el autobús que la dejaría en la parada más proxima a la universidad.

Estando allí encontró a uno (de los pocos amigos con los que contaba) de sus amigos:
Axel era el chico más tierno e hijodeputa que podrías conocer y si Vanessa era capaz de describirlo así, era porque él mismo se había descrito así el primer día de clases cuando los habían hecho presentarse, un chico bajito comparado con el promedio, con un gusto por la moda y la cocina y ojos verdes ocultos bajo unas gafas, de tez blanca y cabello castaño que caía en ondas por toda su cabeza, era bastante lindo si lo observabas con detenimiento, el único problema de aquello es que la gente no se detiene a mirar los detalles solo coloca etiquetas a las personas y él ya tenía una: "gay."

Junto a su amigo "gay" Vanessa caminó a su aula y ahí pasó toda la mañana escuchando cada clase con especial atención y mucho ahínco y de vez encuando, leyendo mensajes de su novio deseándole lindo día y éxito en sus actividades.

Al terminar el horario escolar Vanessa se despidió de Axel de un beso y tomó el autobús de vuelta a casa como era rutina. En casa, fue directo a la cocina y preparó unos spaguettis junto a unas albóndigas con una deliciosa salsa y se sentó a comer sola ya que su madre no solía encontrarse por las tardes en casa, puesto que trabajaba duro para cubrir los gastos basicos del hogar.

Al llegar las 4 de la tarde, Vanessa subió a su cuarto para arreglarse e irse a Jeff's y justo al entrar a su habitación recibió un mensaje de su novio y así comenzó una pequeña conversación de textos con él :

Xavier:
Amor, ¿estás lista?.

Vane:
Estoy nerviosa, pero justo e subido a arreglarme.

Xavier:
Conseguí que mi padre hiciera un espacio para esta noche, la reservación está lista. Mi madre está entusiasmada con la idea de cenar en familia, te veo allá, te quiero.

Con los nervios de punta, Vanessa se colocó el uniforme del trabajo y se arregló lo poco que pudo, tomó un taxi y al llegar comenzó su jornada laboral de inmediato atendió a unos comensales muy agradables que estaban llegando al establecimiento.

La reservación de la familia Lombardi estaba para las 7:30pm. Faltaban 5 minutos para la hora estipulada y conforme avanzaban los segundos Vanessa estaba más nerviosa. Nunca, a excepción de la primera vez que atendió una mesa, se había sentido así. Pero claro, era de esperarse, esa noche no atenderia a unos comensales más... no, esa noche conocería a la familia de su novio.

Cuando se percató del joven que se aproximaba a la entrada del restaurante supo que el momento había llegado, sabía que en ese punto ya no había marcha atrás.

Una vez acomodados en su mesa, Vanessa espero unos segundos para darles tiempo de revisar la carta y acercarse a tomar la orden de cada miembro de la familia. En cuanto consideró que ya era momento, se acercó a paso moderado, tratando de disimular que estaba a punto de un colapso nervioso.

- Buenas noches, mi nombre es Vanessa, seré quien los atenderá está noche. ¿Ya saben que van a ordenar?- habló lo más natural y fluido que sus nervios le permitieron. Sin embargo, no obtuvo respuesta alguna.

Xavier al percatarse del desaire de su familia respondió.

- Aún no, gracias. Nosotros te llamaremos en cuanto estemos decididos.- Dijo dándole una mirada llena de disculpas a la chica. Eso fue suficiente para ganarse una mirada rápida y fría de su padre.

- De acuerdo, con permiso.- Vanessa se retiró un tanto avergonzada. El primer "cruce" de palabra y no había resultado de la mejor manera.

Después de unos cuantos minutos más, una mano llamo la atención de la joven. Requerían de sus servicio nada más y nada menos que en la mesa donde se encontraba la familia de su novio. Inmediatamente se acercó.

- Dígame- y así, cada quien ordenó lo que quiso.

Era de esperarse que ordenaran lo más caro que pudieron encontrar en la carta, sin embargo eso no sorprendió a Vanessa puesto que estaba acostumbrada a ver como algunas personas gastaban cientos de dólares en un simple platillo que no ocupaba ni la mitad del plato, mientras que ella tenía que trabajar para ayudar a su madre a cubrir gastos necesarios. Si no fuera por la beca del 90% que la Universidad le otorgó y el apoyo que su hermano les daba, lo más probable es que le fuera un tanto imposible continuar con sus estudios.

Mientras anotaba en su pequeña libreta los pedidos correspondientes, sentía una pesada mirada sobre ella, sin embargo creyó que era Xavier y trato de no darle tanta importancia, pero que sorpresa se llevó al alzar la mirada y darse cuenta que quien la observaba fijamente no era quien ella creía. Sólo faltaba una persona por ordenar, el señor Lombardi .

- ¿Y u... usted caballero?¿Que... que... desea ordenar?- pregunto tratando de ocultar sus nervios, pero fracasó rotundamente.

El señor Lombardi dio su orden sin despegar la mirada de la chica que los atendía esa noche. Vanessa sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal que se le hizo estremecedor. Y por un momento, cuando sus miradas se cruzaron, no pudo apartarla, hasta que se retiró a paso rápido rumbo a la cocina.

Mientras tanto en la mesa, la familia se encontraba inmersa en una profunda conversación sobre las últimas compras que habían realizado esa tarde (compras que no necesitaban) sin embargo el señor Lombardi podría decirse que estaba en otro tema consigo mismo, o mejor dicho pensando en aquella chica que se había atrevido a mirarlo directamente, parecía tan dulce e inocente y al observarla de lejos se dio cuenta que tenía un cuerpo rayando en lo perfecto, no se parecía absolutamente en nada a lo que se encontraba acostumbrado: chicas delgadas, piernas largas y esqueléticas con operaciones por doquier para conseguir ser una representación, de lo que la sociedad espera. Esta chica, la mesera, era absolutamente preciosa, con piernas torneadas, cintura adecuada y caderas anchas logrando un contraste perfecto, sus pechos eran los adecuados y al toparte con su cara podías observar absoluta inocencia y dulzura.

¿A caso el multimillonario sentado a la mesa se acababa de encaprichar con la mesera?
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