Clasificacion C
*No apto para menores de 18 años*-¡¡Dario!!- grito fuertemente entre gemidos y jadeos.
Soltó su cabello y arqueo la espalda agarrando con fuerza las sábanas entre sus manos. Dario la sintió temblar y sacudirse. Lamio por última vez y tomó todos sus fluidos.
-Sabes delicioso- dijo colocándose sobre ella. Tenía la respiración más que acelerada. - ¿Te gustó?
-S...ssi- dijo con la voz entre cortada
Darío acercó su boca a la de ella y la beso de forma dulce y delicada. Vanessa pudo sentir un sabor diferente, nuevo para su paladar. Era entre dulce y salado. Sin embargo profundizó el beso tomándole por el cuello.
-Y aún no empezamos- Le acaricio el cabello y la mejilla.-Debemos irnos ya, si quieres llegar a tiempo al trabajo.
La joven sólo asintió, sentía que no tenía fuerzas para hablar. Darío se colocó de pie y la admiro así. Desnuda, con la respiración acelerada y con una extremadamente delgada capa de sudor tendida en la cama. Al sentirse observada Vanessa se sonrojo más de lo que estaba y sin saber exactamente que hacer se colocó de pie y justo en ese momento Darío se dio la vuelta y se acercó al otro extremo de la cama tomó algo y regresó junto a ella.
-Quiero que está noche uses estas.- Y le tendió unas bragas negras de encaje muy reveladoras para su gusto.
Vanessa las iba a tomar un tanto avergonzada por su ropa interior, pero Darío no se lo permito. Se colocó de rodillas, la incitó a que metiera las pies y poco a poco comenzó a subirlas por sus piernas viéndola directamente a los ojos hasta que estuvieron en su lugar, con un atisbo de diversión en sus ojos Darío dio un último beso en lo poco que aquellas extrañas bragas cubrían y antes de que Vanessa pudiera colocarse su demás ropa, él hombre de finas facciones le habló
-No hemos terminado, saliendo del trabajo vendremos acá nuevamente, mi chófer estará esperandote.-su imponente voz no daba paso a objeciones por lo que Vanessa lo único que pudo hacer fue asentir levemente y terminar de colocarle su ropa.
Una vez lista Darío tomó todas sus pertenecías y juntos subieron al auto, condujo de vuelta a la civilización y aparcó justo en la puerta de la casa de Vanessa, cuando ella se dispuso a salir, Darío no se lo permitió, la atrajo hacia si y la besó de forma salvaje a tal punto que la erección que antes tenía volvió a formarse, poco a poco la fue soltando y le indicó que bajará del auto que la llevaría hasta la puerta de su casa.
Ambos entraron a la modesta casa y en seguida notaron que la contestadora tenía un mensaje, rápidamente Vanessa se dirigió hasta ahí y apretó el botón para dejar correr la información:
Vanessa, cariño, me ha surgido un inconveniente en el trabajo, disculpa hija pero no llegaré a casa esta noche. Te quiero hija, portate bien.
Mensaje terminado.
Darío sonrió para sus adentros pensando en que el planeta estaba confabulando a su favor y no perdió el tiempo la acorraló en el sillón más cercano y comenzó a besarla.
-Oh cariño, papi ha sido demasiado benevolente contigo, pero no se me olvida que no has cogido mis llamadas esta mañana- mientras tanto con leves caricias y un gesto en la mano le indicaba que debía colocarse de pié.
-Perdón- habló la chica con una voz suave y poco audible mientras se encontraba apenada
-Te perdono, pero tu castigo sigue en pie, ven aquí.- le indicó con suaves palmadas en sus piernas
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"El papá de mi novio"
RomanceUna chica Un novio Y... ¿Un suegro? Esta es la historia de como la chica menos líada, acabó liandose con la persona menos indicada.