-¡Oh por Dios!- Vanessa estaba completamente paralizada, no daba crédito a lo que veía, era mucho para sus ojos.
Aquella tienda parecía algo sacado de alguna especie de película, el piso contaba con una alfombra color morado a juego con las paredes de terciopelo, los estantes pulcramente ordenados por objetos, dejaban ver la gran variedad de todo aquello, desde dildos hasta aparatos con formas extrañas y colores llamativos.
Pero, lo que más llamó la atención de la chiquilla fue un estante rosa, decorado con pequeñas y delicadas florecillas, todo lo colocado ahí era de un rosa pastel.En seguida Darío dirigió la mirada hasta el punto donde su nena miraba y se dio cuenta de que aquel estante, reflejaba perfectamente a su pequeña, dulce y tierna, pero con una pizca de travesura. Así que con pasos firmes se dirigió hasta aquel estante y comenzó a acariciar los objetos con las yemas de los dedos, con la vista llamó a Vanessa y con gesto suave guió su mano a que acariciara aquellos objetos también, una vez sintió que Vanessa se había relajado, tomó un cesto y comenzó a meter aquellos objetos, desde aceites con olor a rosas, fustas, un par de cuerdas resistentes color rosa, esposas, cadenas, dildos y otras más que sus nombres eran desconocidos para la chiquilla.
Una vez que aquellos artilugios estuvieron en la cesta, Darío se dirigió a la caja y pidió a la vendedora que le fuese cobrado.
La señorita que lo atendía no paraba de babear por Darío, en sus ojos se reflejaba lujuria por aquel imponente hombre y con voz entrecortada se dirigió hacia él, mientras Vanessa observaba aquello con un toque de celos que no lograba aceptar.
-Son 400 dólares, desea pagar en efectivo o con cargo a su tarjeta?
-cárgalo a mi cuenta.-le contestó sin prestar atención y extendiendole la tarjeta
Mientras tanto la chica realizaba las acciones necesarias, volvió a hablar.
-tenemos sesiones sumisa/dominante por si se encuentra interesado, es completamente confidencial y se inicia con una subasta de sumisas, posteriormente se les conducirá a otro lugar para concretar las sesiones, claro que yo puedo ser su acompañante por si le interesa.
Con el rostro lleno de rabia, Vanessa tomó valor y se dirigió a la cajera, que en esos momentos le parecía repulsiva
-¿Podrías, por favor, cobrar ¡¡ya!!- dijo tratando de controlar su vergüenza y coraje- Tenemos prisa.
Darío sólo la observaba sin decir una palabra, le fascinó observar como los celos hacían de ella otra faceta. Quien diría que esa joven tímida podría siquiera atreverse a dirigirle la palabra a la muchacha de caja que portaba un atuendo similar al de la joven que los recibió. Sin embargo se mantuvo ahí, detrás de Vanessa.
Cuando la tarjeta fue devuelta a la joven está tomó la bolsa en donde se encontraba todo lo adquirido, se giró hasta quedar de frente a Darío y preguntarle si podían irse ya, este por supuesto le dio una respuesta afirmativa. Tomandola de la cintura ambos se dirigieron a la salida y se marcharon sin más. Una vez que llegaron el auto Darío le abrió la puerta, espero a que subiera y se encaminó a su lugar.
Cuando ambos estuvieron dentro Darío se giró un poco hasta quedar de frente a ella y sin más la beso. No fue un beso lento y pausado, no, por el contrario. Fue un beso totalmente cargado de pasión y ansiedad. Darío la jalo un poco incitandola a colocarse sobre sus pierdas. Vanessa no quería hacerlo, le avergonzaba que su amante se diera cuenta de su peso realmente. Pero la nube en la que estaba gracias a la intensidad de aquel beso no la dejaba pensar con claridad y terminó cediendo.
Cuando ya estuvo acomodada sobre el, Darío colocó una mano en un costado su cadera empujandola hacía el y colocando la otra en la parte trasera de su cabeza. Mientras que ella metía sus dedos en el cabello de el dándole leves tirones y masajes. De repente sintió algo molestar su pierna derecha mientras Darío seguía presionandola hacía el, haciendo que ambos soltaran un leve pero notable gemido. Darío rompió el beso mordiendo suavemente el labio inferior de Vanessa, provocando otro pequeño gemido de su parte, pero este no era de dolor, sino de una satisfacción y la excitación que corría por todo su cuerpo.
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"El papá de mi novio"
RomanceUna chica Un novio Y... ¿Un suegro? Esta es la historia de como la chica menos líada, acabó liandose con la persona menos indicada.