El resto del trayecto fue lo más eterno posible, estaba impaciente por verla y poder demostrarle que el que mandaba era él. Quería castigarla, que aprendiera la lección y que jamás la olvidara. Cuando estaba llegando fue bajando la velocidad para aparcar el auto y justo en ese momento vio salir a la chica con otra ropa totalmente diferente, está vez portaba un vestido suelto y un par de sandalias. Cuando el auto estuvo totalmente quieto el lado del chofer quedo justo frente a la chica, bajó el cristal polarizado con sólo oprimir un botón y fue ahí cuando entonces hablo.
- Sube.- no se bajó del auto, sólo ordenó.
Vanessa de inmediato obedeció, cuando el le marcó, ni siquiera tuvo oportunidad de decir algo ni nada. Mucho menos ahora, ya se imaginaba a donde iban y decir que estaba demasiado nerviosa era poco. Y ni que decir, cuando ya estuvo dentro del vehículo, así que dijo lo primero que se le cruzó por la mente en ese momento.
- Perdón papi.- dijo un tanto tímida y en voz baja, pero lo suficientemente audible.
Ya para ese momento estaban camino a la carretera que los llevaría al complejo departamental privado. Darío decidió que era mejor mantener el silencio no pensaba responderle absolutamente nada. Todo el camino hacia su destino fue en completo silencio y
tención por parte de ambos.Cuando llegaron a la entrada del fraccionamiento Darío mostró su membresia al lector automático y posteriormente la gran reja fue abierta, entraron y una vez que llegaron al departamento Darío bajo del auto y abrió la puerta de la chica para que ella también pudiera bajar. Estaba tan dudosa que su amante lo noto y le ordenó que bajará, así que lo hizo. Entraron al departamento y cuando Vanessa cruzó lo puerta está fue cerrada y lo que pasó a continuación la tomo por sorpresa.
Darío la estampo contra la puerta tomandola de las manos y colocandolas sobre su cabeza.
- Esta vez no te servirá de nada pedir perdón, ya te lo había advertido.- Dijo muy cerca de su boca y posteriormente la beso.
Acarició su cuerpo con la mano que aún tenía libre al mismo tiempo que oprimía el cuerpo de la chica con el suyo. Rompió el beso al momento que la giró de tal manera que su espalda quedo pegada a su pecho, fue entonces cuando la tomo por la cintura pegandola nuevamente a él haciendo que pidiera sentir su creciente ereccion, provocando que un leve gemido-jadeo saliera de sus labios. Soltó sus brazos mientras besaba su cuello y con su otra mano empezó a acariciarle uno de sus pechos, pero no lo hacía con delicadeza al contrario los estrujaba con tal fuerza que hacía que soltara gemidos muy sonoros.
-Te voy a dar una lección que jamás vas a olvidar. Quítate el vestido solamente.- Dijo con todo el autocontrol que pudo reunir.
Vanessa por supuesto obedeció casi de inmediato y agradeció mentalmente haberse cambiado de ropa completamente por que de no ser así, se estuviera muriendo de vergüenza por la ropa interior que llevaba. Aunque pensándolo bien no hubiera importado ya que por la tarde llevaba unas bragas no muy provocativas que digamos y tal parece que Darío ni se percató, siquiera.
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"El papá de mi novio"
RomanceUna chica Un novio Y... ¿Un suegro? Esta es la historia de como la chica menos líada, acabó liandose con la persona menos indicada.