No podía ser cierto, no podía estar pasando esto. De todas las personas de la ciudad, del país, del mundo, de la galaxia entera, Darío era la última persona a la que quería ver, no tenía valor para verlo a la cara después de lo que había sucedido.
¿Qué hacía él ahí? No se lo explicaba.Esa mañana al salir de casa Darío, por un impulso, desvió considerablemente su camino hacia su trabajo y en menos de lo que pensó ya estaba en la puerta de la casa de la joven. Eso no era lo que tenía planeado pero, lo hecho hecho está.
-Sube al auto- dijo. Esas simples palabras hicieron que Vanessa saliera de el trance en el que estaba para prestarle atención.
-¿Qué?- pregunto con voz tímida y un poco desconcertada.
-Sube al auto, te llevaré a la Universidad.- dijo haciendo una seña con un movimiento de cabeza
-Aammm... No, gracias. Puedo tomar el autobus. - negó ganándose un cambio de postura y una mirada más intensa por parte de Darío.
-No es pregunta. Es una orden.- Demandó con voz firme.
-Pero yo puedo ir sola- se atrevió a negarse de nuevo.
- No lo volveré a repetir, has lo que te digo- Estaba a punto de perder la cordura, ¿cómo se atrevía a desobedecer una orden suya?
Vanessa no sabía que hacer, estaba como en un estado de shock, a tal punto que no tuvo valor de volver a negarse.
-De... de acuerdo.- accedió sin saber que era exactamente lo que acababa de hacer.
Con las piernas temblando y los nervios a flor de piel salió de su casa para dirigirse al auto aparcado enfrente. Darío se aproximó al auto antes que ella y le abrió la puerta como todo un "caballero" para que subiera. Una vez dentro rodeó el auto y subió él en su lugar. No pudo resistirse más, giro hacia ella tomandola del cuello y estampado sus labios con los de la joven, ¡¡Dios!! como anhelaba volver a probarlos. La necesitaba con urgencia.
Vanessa estaba totalmente bloqueada no sabía como reaccionar ante eso. El era el padre de su novio. ¿Qué estaba haciendo?. A pesar de eso, no se resistió, no hizo el más mínimo intento de apartarse. Más bien todo lo contrario, quería probar de nuevo esos labios que no podía sacar de sus pensamientos.
Darío se apartó mordiendo levemente su labio inferior y viendo directamente sus ojos. Vanessa estaba más que avergonzada, sentía sus mejillas arder y apartó la mirada del hombre frente a ella. Darío sonrió complacido al ver la reacción que había provocado en ella, la tomo de la barbilla y le dio otro beso, pero este fue corto y rápido. Sin más, encendió el auto y emprendió camino hacia la Universidad de Vanessa.
En todo el camino Darío no dijo nada y mucho menos Vanessa, se sentía incómoda. La chica estaba sumida en sus pensamientos, no se explicaba como es que el sabía hacía donde se dirigía en ese momento, no llevaba puesta la blusa de su uniforme correspondiente y mucho menos le había preguntado a ella. Más no se atrevió a cuestionar eso.
Durante el viaje Vanessa sentía miradas sobre si cada tanto y no hacía falta ser adivino para saber de quien se trataba, a parte de ser la única persona a demás de ella en el auto.
Una vez que llegaron a su destino Vanessa estaba dispuesta a salir y dar las gracias por llevarla. Sin embargo, la voz fuerte e imponente de Darío la hizo detenerse antes de lograr abrir la puerta.
-Almuerza conmigo, vendré por ti a la hora que salgas.-
¿Acaso Vanessa no se había lavado bien los oídos o necesitaba con urgencia ir al medico? ya que sus oídos parecían fallarle. Dispuesta a ignorar lo que había escuchado o creía haber escuchado intentó abrir la puerta una vez más.
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"El papá de mi novio"
RomanceUna chica Un novio Y... ¿Un suegro? Esta es la historia de como la chica menos líada, acabó liandose con la persona menos indicada.