—¿Qué te traía con el ceño fruncido? —preguntó Ízan en cuanto hubo alcanzado a la chica de la mitad de su tamaño, que se abrazaba a sí misma mirando algún punto a lo lejos. Al oír su voz y verlo parado frente a ella, Andra se lo pensó, pensó decirle la verdad, que estaba enfadada con Lorenzo por sus celos irracionales, pero, en cambio, decidió desviar el tema.
—Malhumor matutino —respondió, ahora sonriendo, esperando que el chico no preguntara más.
—¿Tu amigo tiene algo que ver con ello?
—No —mintió. La brisa fría se coló por su abrigo y la hizo tiritar un poco. Amaba el frío con toda su alma, pero eso no quería decir que le gustara morirse de una hipotermia o algo —¿quieres entrar? Estoy congelándome.
—Sí, claro, vamos.
Dentro del salón, Andra se dirigió hacia su banco habitual (delante del de Lorenzo, el cual se hallaba vacío), seguida por Ízan, que tomó asiento a su lado.
Lorenzo no tardó en llegar con dos cafés en manos. Al entrar al salón paró en seco al ver a Ízan conversando con su amiga. Ambos parecían muy felices, lo que hizo que su sangre hirviera en sus entrañas. En cuanto lo vieron la conversación terminó, lo que hizo que se enfadara aún más.
Caminó rápidamente hacia su banco, bajo la atenta mirada de la chica, dejando uno de los cafés sobre su pupitre y otro en el de ella. La sonrisa que Ízan había traído se esfumó ante el gesto de su amigo.
—Gracias —murmuró de todas formas. Sabía que el chico estaba enfadado, sabía que era su culpa pero no entendía el por qué de todo aquel drama. ¡Era sólo otro chico! ¡Por Dios!
Miró su vaso por segunda vez y lo giró entre sus finos y pequeños dedos. Al otro lado del mismo, en letras torpes hechas con marcador permanente, se podría leer "perdón, soy un tonto". Su corazón se derritió un poco y su sonrisa amenazó con aparecer nuevamente. Volteó su mirada a su amigo para decirle que todo estaba bien, que no había problema, que no era un tonto.
—No traje café para tu amigo, lo siento —atajó él antes de que ella pudiera decir palabra.
Ízan vio la escena en silencio y, luego de que Andra se girara lentamente en su asiento hacia el frente y suspirara con pesar, le envió un mensaje al móvil.
"No te preocupes, el enojo ya se le irá... Sólo está celoso"
Al ver el mensaje, Andra sonrió un poco y miró al coreano que se encogió de hombros y le sonrió.
"¿Pero por qué se pone así? De verdad no lo entiendo"
Respondió ella a su vez, añadiéndole al mensaje una carita triste al final.
La respuesta llegó un poco antes de que el profesor entrara al salón, seguido de una multitud de estudiantes ruidosos.
"Porque le gustas, Andra, y mucho"
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N/A
¡Hola! Hoy tenemos el capítulo temprano para que lo puedan leer antes de la cena de navidad (?
Sé que es domingo y que hoy no debería actualizar, pero como mañana es navidad, decidí dejar mi descanso para mañana :'v
¡Gracias por las 400 lecturas y los casi 200 votos! ¡Sigan leyendo y votando!
Espero que tengan excelentes fiestas y que la pasen de lo mejor con sus seres queridos. ¡El martes quiero que me cuenten qué recibieron!
¡Feliz navidad a todos! <3 Los amo
PD: En multimedia les dejo la música que escuchaba mientras escribía el capítulo :'3
xx
Iri
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Un coreano para llevar
Teen FictionAndra había pasado ya por todas las obsesiones que una chica promedio podría haber tenido: grupos musicales con canciones vacías pero pegadizas, cantantes guapos, cubiertos de tatuajes y con agudos complejos de rebeldía e incluso aquellos libros sob...