La primera clase del día fue de lo más extraña. Ízan había movido su banco unos centímetros más cerca del de Andra y, al parecer, todos sus compañeros sabían que algo había pasado entre ellos (las noticias vuelan, ¿verdad?), por lo que las risitas y comentarios no tardaron en surgir, pero ambos estaban tan envueltos en lo suyo que ni siquiera lo notaron. En realidad, no notaban nada que no fueran ellos dos.
Cuando el profesor por fin dejó de hablar luego de que la campana indicara la hora del recreo, ambos salieron del salón e Ízan se atrevió incluso a tomar la mano de la chica; caminaron así, juntos, hasta la cafetería, pues afuera seguía lloviendo y sus ropas aún estaban húmedas.
Andra buscaba, disimuladamente, a Lorenzo con los ojos pero no tenía éxito. La verdad es que odiaba estar preocupada por él, después de cómo él la había tratado, pero ella era así... intentaba no serlo pero aquello era más fuerte que ella. Lamentablemente.
Para su buena suerte, el chico no dio la cara en todo el día, lo que calmó un poco la tensión de su ya-no amiga.
Ízan también agradecía aquello; no quería estragar su día por más melodrama del otro. Incluso consideró la idea de golpearlo si llegaba a acercarse a Andra de nuevo -así de molesto estaba-.
Sin embargo, Lorenzo estaba en su casa.
Luego de su pelea con su amiga, había percibido que no lograría mirarle a la cara si se la encontrara por el instituto, por lo que había decidido marcharse para poder revolcarse en su merecida miseria dentro de su dormitorio.
Estaba más que arrepentido pero su orgullo y la vergüenza que sentía de sí mismo eran tan grandes que no le habían permitido disculparse.
Aquella noche, los tres se fueron a dormir con sentimientos realmente intensos inundando sus jóvenes cuerpos.
Si por un lado Ízan estaba flotando de felicidad, Lorenzo sentía completamente lo contrario; pero quien más abrumada estaba era Andra, que sentía ambos.
Esperaba seriamente que los días siguientes fueran más tranquilos, pues a la otra semana comenzarían las pruebas finales y tendría que concentrarse en ellas con todas sus fuerzas.
Antes de dormir le envió un mensaje a Ízan:
"Oye... ¿somos algo?", preguntó. La duda había estado carcomiéndole la cabeza durante todo el día pero no había tenido el valor de preguntarle en persona.
La respuesta no tardó en llegar: "Definitivamente somos algo, pero si quieres que te diga un rótulo para ese 'algo', pues no tengo nada. ¿Alguna idea?".
Andra se lo pensó antes de responder.
"¿Novios?"
Pocos segundos después su teléfono vibró con la respuesta.
"Dame tiempo, pequeña, te lo pediré pero tiene que ser especial".
"Es especial incluso si me lo pides por mensaje..." y aquello era la más pura verdad; todo era especial cuando se trataba del chico que la traía loca.
"Pero te lo quiero pedir en persona, viendo tus ojos"
"¿Por qué?"
"Porque quiero poder besarte cuando me respondas y, sinceramente, besar al celular no es de las ideas más cómodas, te lo digo por experiencia propia". Andra rió un poco antes de responder.
"¿Besas mucho al celular?"
"Sólo cuando veo fotos tuyas". El mensaje venía acompañado de un emoticono de guiño.
"Tonto"
"Por ti"
Andra optó por no responder; no quería despedirse de Ízan aquella noche tan hermosa. No se sentía capaz de hacerlo.
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N/A
¡Hola, linduras! ¡Tenemos portada nueva! ¿Les gusta? La hice yo y la verdad es que me encanta xd Dejen su opinión, pls
¡Espero que les guste el capítulo! ¡Gracias por leer!
xx
Iri
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Un coreano para llevar
Teen FictionAndra había pasado ya por todas las obsesiones que una chica promedio podría haber tenido: grupos musicales con canciones vacías pero pegadizas, cantantes guapos, cubiertos de tatuajes y con agudos complejos de rebeldía e incluso aquellos libros sob...