7 - ¿No hay pruebas?

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No dudé siquiera un minuto al ver las copas de vino sobre la mesa, estaba seguro de que se trataba de Alexander. No me era de extrañar. Javier tenía su propia empresa. Era rico en cierta manera. Definitivamente Levesque tenía una razón de lo bastante gorda como para asesinarles. Necesitaba información, y debía saber qué era lo que buscaba. Sin duda, estos debían ser conocidos suyos, o de qué otra manera le permitirían el acceso. Después de todo, solo un amigo te ofrece una copa de vino. ¿No es así?

Tal situación me incitaba a investigar más respecto a su persona y a los aledaños a él. Ahí tendría probablemente, a la persona que sería su siguiente víctima. Lo raro en todo eso era que no le había visto con nadie más, a excepción de su novia. Ninguna otra cosa me resultaba interesante. Iba de su casa a la de la chica, y a la inversa; una monotonía conformaba su personalidad o por lo menos eso era lo que hacía cuando le observaba. Aunque pensándolo bien, hubo una excepción, aquella de hace dos noches, cuando asesinó a Erik.

Tal vez el día anterior también se había visto con la persona para la que trabajaba, o había asesinado a Javier y por eso no había tenido tiempo de ir a casa de la chica. ¡Joder! Me maldije por no haberlo seguido.

Inmediatamente pedí a alguien que tomara las copas de vino y las analizara en cuanto antes, quería resultados lo más pronto posible. Sin más, nos dirigimos hacia la comisaría, muy poco teníamos que hacer y, a decir verdad, funcionábamos mejor en otro lado.

La noticia me mantenía bastante tenso, tanto que me mantuve así durante el camino a la estación. ¿Me preocupaba Alizee? No lo sabía. Pensar en ella a lado de ese imbécil me ponía furioso. Sabía que él y yo no teníamos mucha diferencia, que probablemente yo le causaría más daño, pero no me hacía ni puta gracia que Alexander estuviera junto a ella.

—¿Estás bien? —preguntó apartándome de aquella batalla interna.

Asentí segundos después, tras volver a la realidad.

—Solo estaba pensando.

Caminé directo a la oficina con Nolan detrás de mí, como tal perrito faldero en busca de comida. Quería hablar sobre el tema. Sabía que quería obtener información sobre lo que pensaba y no descansaría hasta obtenerla. Él era así, ¿qué se le podía hacer? Su ímpetu por la investigación era lo que le mantenía activo, y por qué no, tal vez con la posibilidad de estar un paso adelante de los demás, aunque de mí, nunca.

—¿Y bien? —preguntó con algo de saña. Sabía a dónde quería llegar, era tan predecible. Y pese a su inteligencia, sería presa fácil. El tipo carismático también era fácil de engañar.

—Y bien ¿qué? —fingí no seguir el hilo de su conversación. Siempre lo hacía con él.

—¿Cuál es tu hipótesis?

Le observé tomar asiento frente a mí, esperaba respuestas y sus ansias por saber lo que rondaba por mi cabeza no se hicieron esperar. Había estado aguantándolas desde el inicio de nuestro trayecto sobre la carretera, por lo que luego de pensarlo un rato, decidí decirle lo que había pensado mientras estábamos en el sótano. No podía dejar que supiera más allá de lo que debería, en especial porque podríamos estar en problemas.

BUENAS NOCHES QUERIDA #1 (Serie Caden)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora