28 - El crimen de la reserva

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La rutina de la mañana me hizo despertar apenas hubo salido el sol, había dormido poco, pero con cierta dosis de dopamina. Me levanté con Alizee a mi lado, dormía como siempre, tranquila, sin conocimiento sobre lo que acontecía a su alrededor, parecía vivir en una burbuja que la separaba de las atrocidades y las mentiras. Estaba muy bien protegida dentro de aquel escudo, pero por muy fuerte que fuera, cualquier escudo podía llegar a ser atravesado.

Y ella se había convertido en el caballo de Troya que me permitiría el amplio acceso a Levesque y a su hermano: El Artista Sangriento.

Tomé una ducha con bastantes ideas sobre mi cabeza, tenía algo en lo cual centrar mi investigación, aquel orfanato del cual tenía datos relevantes pues Richard me los había proporcionado algún tiempo atrás. Ahora era el momento adecuado para usarlos y terminar con la investigación que poco a poco me había llevado a un lugar sin salida. De una bifurcación a otra hasta dar con la verdadera razón de tanto enredo.

Todo este ajetreo lo había comenzado yo un par de años atrás, al comienzo del que había llegado a ser la peor desilusión de mi padre: Cuando me convertí en un monstruo.

Y desde aquella noche en la que asesiné a Richard los ojos de por lo menos su hermano mayor habían estado puestos sobre mí. Hasta ahora, el momento correcto en el que se atrevía a hacerme frente, después de tantos años, eso aún me confundía.

Tomé las llaves de mi auto sin siquiera despedirme de la chica que dormía sobre mi cama, de aquella con la cual había pasado la noche y había dejado a relucir algo que había estado deseando desde nuestro primer encuentro, aunque no muy seguro de si eso era lo que en realidad había estado pensando.

Existía la posibilidad de que no fuera así.

Estaba un poco retrasado. Aparqué el auto en un sitio más alejado debido a la demora y la falta de espacios. Aquella vez no pasé por el Starbucks y no compré ningún otro café. Tomé mis cosas y apeé guardando las llaves sobre el bolso de mi pantalón. Caminé hacia la puerta deseando no encontrarme con Nolan, aunque a esas horas era mucho pedir.

—¡Caden! —gritó al otro extremo apenas abrí la puerta del lugar, menudo día que tendría. Se acercó a mí con un par de documentos en las manos; semblante serio, con algo de emoción, un buen caso, tal vez—. Ha vuelto —soltó caminando a mi costado. Le dirigí una mirada expectante.

—Habla ya hombre, no te lo guardes —reproché sin ánimos de seguirle el juego tan solo para intentar adivinar—. ¿Quién ha vuelto?

—Más bien, quiénes. —Estaba emocionado. Aquella mirada de satisfacción al dar con la presa perfecta me agradaba—. El artista sangriento y el caza empresarios.

Nolan continuó hablando, mencionando parte de los hechos, pero ya había dejado de prestarle atención. Ambos hermanos habían regresado. ¿Estaban jugando juntos? ¿Todo esto era un plan para hacerme contraatacar?

Debía ver lo que habían hecho y encontrar cualquier cosa que me ayudara a encararles y sí, tal vez con ayuda de Adryen.

—Vamos, qué esperas. Los detalles para el camino.

—Te esperábamos a ti... esto es una bomba. No imaginas siquiera lo que ha ocurrido. Créeme, está por encima de nosotros. Va más allá de la habitación de arte ensangrentada. Es más grande, no hay duda de que se trata del mismo asesino. Sobre todo por su peculiaridad en las escenas, el arte, ya sabes. Vaya manera de ingeniárselas. Además, se ha reportado la desaparición de un empresario, el día de ayer... no se descarta su relación con este acontecimiento.

Nos pusimos en marcha, subimos a su auto y una vez más como en alguna otra ocasión, le dejé conducir. No cabía de la emoción por ver lo que habían planeado y a decir verdad me mantenía intrigado. Él había estado dando tantas pistas que me había desenfocado de lo que en realidad era importante. La respuesta siempre había estado ahí.

BUENAS NOCHES QUERIDA #1 (Serie Caden)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora