9 - Suficiente por ahora

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En la oficina siempre había algo que hacer. Aquella mañana, el agente Dan me había informado sobre el asesinato de una adolescente que había tenido lugar durante la noche, aunque no lo reportaron hasta esa mañana. Un par de chicos que habían aprovechado el horario matutino para salir a ejercitarse fueron infortunados al encontrarse con tal barbarie a mitad del sendero.

Cuando llegamos a la escena del crimen ya había gran cantidad de público. El cadáver se encontraba abandonado en plena pista, con bastantes curiosos asomando el ojo e intentando captar la mejor escena. Se trataba de una chica, 16 primaveras habían quedado trituradas sobre el piso con un aspecto fatal y el cuerpo postrado como si deseara ser encontrado o como si el homicidio hubiera sido interrumpido.

—A mi parecer es un primerizo —expresé al percatarme de los fallos en la escena.

—Concuerdo contigo. Intentó cortarle el cuello, aunque sin muchas esperanzas. —Me explicó lo que a su parecer encajaba con el cuadro—. La golpeó en la cabeza una y otra vez hasta terminar con ella —afirmó Nolan.

—Los cortes se ven tambaleantes, probablemente estaba nervioso —mencioné.

—Tal vez surgió de la nada, la novia lo hizo enojar y él la atacó hasta haberla matado.

—Un crimen pasional.

Pedí los informes sobre el asesinato, no quedaba duda de que buscábamos a un chico que vivía a no más de tres cuadras a la redonda considerando las circunstancias en la que se encontraba el cadáver. De haber dispuesto de tiempo, habría podido trasladarla, necesitaba tiempo para huir y ahorrarse el riesgo de que alguien lo llegase a ver en tan transitada pista.

Lo primero era identificar a la víctima. Aunque me causaba cierto misterio que no hubiera ningún familiar intentando cruzar la valla, por lo regular, siempre los había.

Un par de preguntas a los curiosos y tras no encontrar relevancia en sus testimonios decidí regresar a la oficina, realicé un informe de la escena y esperé los resultados que indicaban la identidad de la chica. En realidad, no tardaron mucho. Ayline Mora, 16 años. Proveniente del otro lado del globo razón por la cual no había familiares en la zona. ¿Qué hacía tan lejos de casa? Una chica engañada como muchas otras y terminando de la peor manera posible. Su agresor encajaba en mi código.

La familia llegó al día siguiente, identificaron a la chica. No sabía lo que se sentía perder a alguien, pero por la cara que la madre había puesto al momento de encarar con la realidad, al ver el rostro de su hija, fue precisamente esa, la razón por la que estaba a gusto tal y como estaba ahora. Libre de relaciones afectuosas. De una familia que se preocupara por el cuidado de sus descendientes...

—Dijo que vendría una semana, con su novio —escuchaba al otro lado de la sala de interrogatorio, mirando a través del cristal a la hermana de Ayline que hablaba con Nolan.

Era el novio. Solo necesitábamos un nombre.

—¿Cómo se llama él? —preguntó mi compañero.

—Andy Romero. —Soltó sin pensar—. Yo no le conocía de nada, ellos se conocieron por Internet... parecía un buen chico. Fue una locura haber cruzado el mar para conocerle.

—¿Tienes la dirección de su casa o alguna referencia para poder encontrarlo?

La chica dio una dirección, justo lo que necesitábamos. Una vez dicho, ordené que asistieran al lugar. Nolan salió minutos después y nos pusimos en marcha.

—Buen trabajo. —Le aplaudí el logro.

Llegamos al lugar que había mencionado la chica y rodeamos la casa. Estaba a tan solo dos cuadras del sitio en el que se había encontrado el cuerpo, disponía de rápido acceso para pasar desapercibido en medio de la noche y poder escabullirse luego de su crimen.

—¡Policía!

Inspeccionamos cada habitación. Andy intentaba escapar por el baño. No lo logró, en su lugar confesó ser culpable, aún estaba nervioso. Era de esperarse, fue su primera vez.

—No quería hacerle daño, se me salió de las manos... —Arrepentido o no, fue asesinato—. Él dijo que lo terminaría. —Esas últimas palabras retumbaron en mi mente. La idea no había surgido de él, alguien más le había incitado a hacerlo—. La amaba.

—¿De quién hablas? —Intervine con gran interés pero el chico no logró recordar, frases sin sentido y demasiada paja era lo único que podía escuchar.

—Recuerda... La piscina... —Todo lo que salía de su boca era un mar de paja, carente de sentido desde donde lo veía y difícil de comprender debido a la gran cantidad de heroína corriendo por sus venas. Al poco tiempo fue trasladado a un centro de atención y prevención de adicciones, resultándome complicado poder saber más sobre el tema.

Estuve dos días apartado de mi proyecto y dos días sin visitar a la chica.

El momento había llegado. Alexander no estaba en casa y yo tampoco lo estaría. Estaba de casería, tenía una nueva víctima en la mira y después de saciar mi sed pensaba visitar a la dama. ¿Cuándo pasé de ser un asesino a un acosador profesional?

Iba camino a la casa de mi víctima, repetí el ritual de siempre y me deleité entre cada gota de sangre que emanaba del cuerpo arrepentido. Aspiré el dulce olor de la sangre en medio de la noche. Damián era un joven de 26 años, apasionado por las chicas, pero obsesionado con asesinar a cualquiera que se atravesase en su vista. Estuvo en psiquiatría, había salido hace un año, pero no mejoró tanto como lo afirmaba su informe, siguió asesinando.

Sin pistas nadie podía culparme.

BUENAS NOCHES QUERIDA #1 (Serie Caden)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora